Un poco de optimismo

Aunque siempre he defendido que el PIB no es un indicador lo bastante detallado como para medir el estado de una economía, es evidente que su tendencia nos aporta mucha información. Es por eso que me llamó mucho la atención este simple gráfico:

Fácilmente se pueden extraer dos conclusiones que creo coinciden con el sentimiento general: España ha mejorado mucho las últimas décadas y la crisis de 2008 fue terrible. Con todo, fue más larga la que une la Guerra Civil y la postguerra y más dura según el porcentaje de PIB perdido -hasta 1950 no se recuperó el PIB de 1935, e hicieron falta 2 años más (1952) para alcanzar el PIB per cápita- y sobre todo, aquello ocurrió sin los mecanismos de asistencia social actuales.

Visto con esa perspectiva temporal podemos caer en la tentación de llenarnos de complacencia pero lo cierto es que no hemos sido los únicos. Es cierto que Europa está en decadencia si tenemos en cuenta su pérdida de poder geopolítico y económico pero el ¿90%? de la Humanidad vive peor que los europeos. Y si tenemos en cuenta la situación de países como Alemania, Italia, Austria, Holanda etc. tras la 2ª Guerra Mundial su mejora también ha sido espectacular. Incluso la de Reino Unido a pesar de perder casi todas sus colonias (¿alguien se imagina lo poderosos que serían si la India aún les perteneciera?). Aún lo es más el extraordinario desarrollo de la derrotada Japón o de Corea del Sur tras su guerra civil en aún menos tiempo pero eso sólo indica que es posible mejorar y hasta mantenerse.

Por supuesto hay muchos riesgos, de hecho yo no soy precisamente optimista pero ¿Cuántas veces ha cundido el desánimo sobre el futuro y hasta ahora, incluso tras tragedias enormes como guerras destructivas, al final tras un tiempo el resultado ha sido mejor? Volvamos a España. En 1957 el país, tras casi dos décadas de economía autárquica, se estaba quedando sin reservas de oro y parecía destinado a incumplir pagos, en 1977 la inflación superaba el 20%, en 1994 el paro llegó al 24%, en 2008 se pensaba que el sistema financiero global iba a quebrar, en 2012 que el país necesitaba ser rescatado… y eso es sólo en lo económico, los que tenemos una edad hemos vivido atentados terroristas muy frecuentes, un golpe de estado, devaluaciones de la divisa… muchos momentos en los que parecía que no tenía sentido tener fe en el futuro. Pero al final, seguimos viviendo en uno de los mejores –y más ricos– países del mundo.
Habrá crisis y habrá catástrofes, y hasta es posible que algunos de nosotros las vivamos pero la Humanidad, con todos sus peros, está en un momento dulce: nunca hemos sido tantos y nunca hemos vivido tan bien. Quizás algunos en los países más desarrollados dejen de mejorar, incluso empeoren respecto a generaciones anteriores (aunque lo dudo ya que la tecnología sigue avanzando y haciéndonos la vida más fácil) pero en conjunto, la mejora es indudable.

Yo no soy optimista respecto al mundo en general porque me parece que basar la economía en el crecimiento y éste en un consumo cada vez mayor –y para mí en muchos casos incomprensible- que sólo es posible con deudas, no es algo sostenible. Pero he de reconocer que podía haber dicho eso mismo hace 40 años y no por eso no hemos dejado de mejorar. Y seamos sinceros: entonces se decía que España hoy sería un desierto y resulta que hay más árboles que entonces, que el mundo se quedaría sin alimentos y sin embargo, a pesar del crecimiento poblacional, hay más que suficiente (de hecho, es mayor problema la obesidad que la malnutrición) y encima la ciencia (¡siempre la ciencia!) ya está consiguiendo cosechas regadas con agua de mar, que el Mediterráneo sería un mar muerto y sin peces y sin embargo, gracias a las piscifactorías, seguimos comiendo pescado y el mar sigue ahí…

Es evidente que estar preocupados por el futuro es positivo, si no fuera por el miedo a que nos coma la basura, no habría empezado el reciclaje y si no fuera por el miedo al fin del petróleo quizás no se habría mejorado la eficiencia de los motores y no se habrían desarrollado energías renovables. Es bueno ser realistas pero ser pesimista, y yo soy el primero que tiendo a serlo, no conduce a nada. Tenemos fecha de caducidad, y no sólo por nuestro afán auto-destructor ya que un supervolcán, una pandemia, un meteorito o una simple gran llamarada solar pueden afectar muchísimo a nuestra civilización e incluso a nuestra propia existencia. Pero por otra parte, creo que somos una raza muy joven, el homo-sapiens apenas tiene unos pocos cientos miles de años mientras los cocodrilos existen desde hace más de 200 millones de años y han sobrevivido a extinciones masivas, ¿por qué no nosotros, que ya hemos demostrado nuestra alta capacidad de adaptación colonizando todo el planeta?

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