La polémica por la brusca subida del SMI

Habría mucho que comentar acerca del acuerdo para los PGE 2019 que pactaron PSOE y Podemos el mes pasado pero en mi opinión este acuerdo no se ha hecho para desarrollarlo sino como parte de la campaña electoral de las próximas elecciones. Pienso que Sánchez sabe a estas alturas que no va a encontrar suficientes apoyos para sacar adelante los PGE (ERC pide liberación de los presos, PdCat referéndum etc.) y acabará o bien convocando elecciones o bien prorrogando los actuales PGE del PP contra los que votó en su día, y seguir “corrigiéndolos” vía decreto-ley. Es decir que, siempre según mi opinión, el propio Sánchez (si no lo ha deducido él seguro que se lo habrá dicho la ministra de economía Calviño que sabe mucho más de números que él) no creo que desee aplicar el documento que firmó con Podemos porque con un paro tan alto y unas deudas tan elevadas,  no verá posible aumentar tanto el gasto a la vez que se perjudica a la actividad económica (lo que repercutirá en menores ingresos, y no olvidemos que estamos en desaceleración) con mayores impuestos.

En cualquier caso, como es algo que está en el aire, ya habrá tiempo de valorar medidas más concretas según se vayan poniendo en marcha. Una de ellas –la subida del SMI, ya prevista por el anterior gobierno pero acelerada por este-, salga o no adelante, merece unas reflexiones. Lo primero es que, como llevo diciendo ya hace un par de años, creo que en España se deben subir los sueldos y me parece que si no suben es, sobre todo, porque hay demasiada oferta para tan poca demanda por lo que la intervención del gobierno puede ser necesaria y desde luego prefiero que se suba el SMI a que se aumente la masa salarial de los empleados públicos (es mejor que reciban bonus cuando la economía va bien que se retiren cuando va mal, y que no sean indiscriminados sino por méritos). Lo segundo es que subir de golpe un 22% el SMI es una irresponsabilidad, hay que hacerlo escalonadamente porque lo que se beneficia a los trabajadores se perjudica a los empleadores y, contra la propaganda de algunos, menos del 5% de los trabajadores a tiempo completo de las grandes empresas cobran ese salario mientras que sí lo hacen el 34% de los de las micropymes.

Ahí está un de las claves del asunto: se perjudica muchísimo a autónomos y a las pymes más pequeñas. Amazon en los EUA gracias a su músculo financiero puede subir salarios mientras empresas de la competencia más pequeñas, peleando por los mismos trabajadores -ya que en los EUA casi hay pleno empleo- sólo pueden ofrecer los mismos emolumentos subiendo precios a los clientes que entonces aumentan aún más su preferencia por Amazon… Y es un problema real que van a vivir en la temporada navideña allí. Evidentemente no es nuestro caso, hay trabajadores de sobra para cobrar un sueldo mínimo pero es cierto que para el Banco Santander es más fácil subir sueldos que para el bar de la esquina, más cuando en enero tendrá que aumentar el coste de golpe en un 22%. 900 euros netos en 14 pagas suponen cerca de 17 mil euros anuales para el empleador y en micropymes, obtener un rendimiento a un puesto de trabajo de más de 17 mil € -después de impuestos- para obtener algún beneficio, no es tan sencillo. Por eso creo que la subida primero debería ser escalonada y segundo, debería aplicarse a empresas con un cierto número de empleados (y para evitar fraudes, a sus subcontratas) pero no a las más pequeñas.

Es decir, que vuelve a ser una medida social pagada sobre todo por la clase media, no por los ricos. Y por los consumidores, no olvidemos que, como afirmaba Henry Ford, es el cliente el que paga los salarios, el empleador sólo es un intermediario. Luego está el efecto sobre la economía sumergida, ¿aumentará la tentación de pagar en negro en lugar de aumentar los costes un 22% de golpe? Seguro que si, y más cuando la empresa es pequeña y ese margen puede significar la supervivencia como es el caso (lo digo como un ejemplo de sector que conozco bien) de los bares de costa en invierno. Un inciso hablando de la costa: el otro día me contaron que vuelve a haber albañiles -trabajando además para grandes constructoras- cobrando el sueldo mínimo en nómina más un plus en negro de hasta 2500€ más al mes en algunas obras y que se compran BMWs… al más puro estilo de hace 15 años. No aprendemos…

En resumen, no me gustaron los PGE de 2018 aprobados por el PP (y apoyados por Cs y PNV) porque no contenían medidas contra la quiebra técnica de nuestra seguridad social y aumentaban las diferencias territoriales y el proyecto para los de 2019 son aún peores, no sólo porque empeoran aún más nuestras cuentas públicas, es que no aportan nada contra el principal problema de nuestro país: el alto desempleo. Y encima, algunas de sus medidas perjudican a la actual creación de empleo como son los mayores impuestos (generalizados, nada de que sólo son a los ricos) y…la subida del SMI.

Y es que esta es quizás la peor consecuencia de esta subida tan brusca: va a desincentivar, por una reducción de la oferta, la entrada en el mercado laboral de muchas personas y especialmente de los más jóvenes que son, por su inexperiencia, los principales candidatos a cobrar el sueldo mínimo. Como ya apunté antes, no es lo mismo subir elSMI en un país con un 3,6% de paro como los EUA que en el nuestro que no baja del 16% con un paro juvenil que se acerca al 40% y una tasa de temporalidad que casi dobla la europea. En España hay que crear empleo y empeorar las condiciones para que alguien cree una oferta de trabajo es un camino erróneo que puede tener un mayor coste social que el beneficio que se puede obtener con una subida del SMI tan brusca. Como dice de forma más literaria el economista Juan F. Jimeno “en economía medidas bienintencionadas pueden tener efectos contrarios al bienestar social”.

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