España va mejor

Si nos creemos lo que dicen, ni Rajoy ni Aznar sabían nada del dinero B en su partido, González se enteraba por la prensa de la financiación irregular y los GAL, ZP ganó unas elecciones en marzo de 2008 convencido que no estábamos en crisis, Chaves desconocía el asunto de los ERES, Aguirre lo ignoraba todo de la Caja B y por supuesto Mas no tenía ni idea de lo del 3%… Con unos dirigentes políticos tan tan ignorantes como estos, el mérito de la sociedad española es enorme por el gran progreso de las últimas décadas. Sí, la última crisis ha sido muy dura, aún notamos sus consecuencias pero si eliminamos la falsa bonanza de los años anteriores a la explosión de la burbuja, parece que hemos recuperado la tendencia secular.

Pero no me quiero ir tan atrás, fijémonos sólo en datos más recientes y se verá claro que (lo de estar bien o mal es subjetivo) vamos mejor. Aquí podemos ver el número de empleados y cómo tras 5 años cayendo (de 2008 a 2013), ahora la cifra lleva creciendo 4

Es evidente que muchos nuevos puestos no son tan buenos como los perdidos (algo por desgracia típico en todas las recuperaciones tras una crisis, como pasa también con los salarios) pero también lo es que esto es una mejora indudable.

A esto le podemos añadir que la inflación ha estado contenida y algunos datos positivos más que demuestran sin lugar a dudas que hay mejora pero por supuesto no nos responde a la pregunta de si esto significa que el actual gobierno lo está haciendo bien o no. ¿Qué ha hecho el gobierno de Rajoy en economía que sea relevante los más de 6 años que lleva en el poder? A mi juicio 3 grandes medidas:
  • La labor de Montoro (que ya hizo en su etapa como ministro de Áznar y fue decisiva para nuestra entrada en el €) mejorando el déficit público tras una pesada herencia recibida y a pesar del bombazo de Bankia en 2012. Tiene luces y sombras porque la reducción del déficit ha sido muy lenta y con medidas muy polémicas (como las subidas de impuestos o la amnistía fiscal) pero destaco como positivo que incluso allí donde tenía menos poder de presión para realizar ajustes, gracias al FLA y a su marcaje directo sobre las corporaciones locales, consiguió influir lo suficiente. Ya sé que hay quien cree que la austeridad ha sido brutal –algo que no reflejan las cifras- pero a día de hoy seguimos teniendo, a pesar de los recortes, una notable sociedad del bienestar.
  • La casi culminación de la reforma financiera. Es muy difícil discernir qué parte de culpa achacar a Rajoy tras lo mal que reaccionó el gobierno de ZP a la insolvencia de la mayoría de cajas de ahorros pero es evidente que en general PSOE y PP estuvieron juntos en esto y la gestión que se hizo de este tema no ha sido positiva ni mucho menos porque fue lenta y costó mucho dinero público. Es cierto que era necesario que se saneara el sistema financiero español y aunque aún nos quede el “muerto” de la Sareb y varios flecos más, tal y como está montado el sistema, que los bancos sean fiables es imprescindible. Como aspecto positivo destacaría que los dos últimos bancos en caer (Madrid y Popular), al contrario que pasó con las cajas, no costaron dinero al erario.
  • La reforma laboral. La incluyo aquí porque todos coinciden en su importancia pero yo no lo tengo tan claro. Ni me parece que haya sido la panacea que haya disparado las contrataciones ni creo que sea la culpable de la alta precariedad laboral en España. Por más que algunos insistan, la tasa de temporalidad actual ronda el 27% de toda la fuerza laboral, menor que la que había antes de la crisis. Hay más: en 1991, con una tasa de paro similar a la actual (entre el 16 y el 17%) la tasa de temporalidad era del 33%. Es decir, que podemos criticar al PP y PSOE por no haber reducido una cifra que dobla la media europea en décadas pero afirmar que un problema estructural de nuestro mercado de trabajo, que ya existía hace 30 años, es fruto de una ley de la pasada legislatura no tiene sentido.
Como dije antes, el bien y el mal son conceptos subjetivos y nadie sabe si otros lo hubieran hecho mejor o peor pero en mi opinión el desempeño es discreto y me inclino a suspender a este gobierno porque han faltado muchas cosas por hacer (reformar las pensiones públicas, la financiación autonómica, liberalizar de verdad el sector eléctrico etc.) y el mérito de los actuales gestores políticos en la mejora es limitado. El mayor responsable es la propia sociedad española que -gracias especialmente a una sólida estructura familiar solidaria- ha conseguido sobrellevar los peores momentos de la crisis sin hundir totalmente el consumo, las empresas que han sabido reinventarse y orientarse hacia la exportación y el buen desempeño de todos los sectores productivos que hacen que España sea un destino turístico tan atractivo y factores externos donde situaría en primer lugar la acción del BCE que tanto ha ayudado a esto:

Lo mejor sin duda es que podemos decir que España ha cambiado, en muy pocos años, algo tan importante como su modelo económico, más orientado al exterior y menos a la construcción

Algo que nos garantiza que la próxima crisis será más suave porque vendrá por importación (al depender del exterior, si el crecimiento y el consumo baja en el mundo, nos resentiremos) pero no surgirá en España por algo tan absurdo como sobre-endeudarnos en ladrillos. Imagino que la mayoría estarán pensando “Sí, todo eso está muy bien pero, ¿y la deuda?” Cierto, el gran pero de la recuperación española es ese y no lo voy a minimizar pero hay dos factores a considerar: uno es la evolución más reciente.

Como podemos ver, sólo sigue subiendo la deuda pública y ésta además, gracias a que la economía crece más que el endeudamiento, lleva dos años estabilizada respecto al PIB. El segundo factor es que Francia está igual que nosotros, Italia peor, Japón varias veces peor… y se ha demostrado que se puede vivir así. ¿Qué es un riesgo y a la que dejemos de crecer al 3% se nos disparará la deuda y somos muy vulnerables a una subida de tipos? Cierto, pero tranquiliza saber que casi todos los países desarrollados están en una situación similar y cuando un problema es muy común y no es específico de un solo país, su gravedad se reduce porque es evidente que la Eurozona implosionaría sin España, Italia y Francia por lo que ya se cuidará BCE y los mercados de no elevar la rentabilidad de la deuda hasta el punto de no poderla pagar. Que conste que no le quiero quitar importancia a unas cifras de endeudamiento tan altas, máxime cuando seguimos gastando más de lo que ingresamos y se nos hace tan difícil mantener el estado del bienestar (sumado al problema financiero de las pensiones, también común a toda la envejecida Europa) aunque eso no quita para el argumento principal de este artículo: que por supuesto podríamos estar mejor pero eso no es óbice para reconocer que, sin duda, estamos mejorando. A pesar de los políticos.

El peligro del éxito chino

Llevo ya mucho tiempo comentando cómo está utilizando China su poder económico –y subrepticiamente su militar- para expandir su influencia geopolítica y sus propios intereses dejando atrás los organismos internacionales como el FMI o el WorldBank e incluso creando instituciones similares. Pero lo que más me llama la atención, y de lo que curiosamente se habla poco en los medios (hay mucha información pero muchos temas, quién sabe por qué, apenas tienen repercusión) es el nuevo imperialismo chino. Hoy voy a hacer una excepción y en vez de expresarme yo, voy a dedicar la mayor parte de mi artículo a traducir y resumir ESTE artículo de Brahma Chellaney -profesor de Estudios Estratégicos en el Centro de Investigación Política de Nueva Delhi y miembro de la Academia Robert Bosch en Berlín- y creo que muchos entenderán el por qué de mis recelos:

“En diciembre, Sri Lanka, incapaz de pagar la onerosa deuda con China que ha acumulado, entregó formalmente su puerto de Hambantota al gigante asiático. Es una prueba de cuán efectiva puede ser la diplomacia de la trampa de la deuda de China. A diferencia de los préstamos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, los préstamos chinos están garantizados por activos naturales estratégicamente importantes con un alto valor a largo plazo (incluso si carecen de viabilidad comercial a corto plazo). Hambantota, por ejemplo, abarca las rutas comerciales del Océano Índico que unen Europa, África y Oriente Medio con Asia. A cambio de financiar y construir la infraestructura que necesitan los países más pobres, China exige un acceso favorable a sus activos naturales, desde los recursos minerales hasta los puertos.
Además, como ilustra claramente la experiencia de Sri Lanka, la financiación china puede encadenar a sus países "socios". En lugar de ofrecer subvenciones o préstamos en condiciones favorables, China ofrece enormes préstamos a tasas basadas en el mercado, sin transparencia, y desde luego sin evaluaciones de impacto ambiental o social. Para fortalecer aún más su posición, China ha alentado a sus empresas a presentar ofertas para la compra directa de puertos estratégicos, siempre que sea posible. El puerto mediterráneo de El Pireo, que una firma china adquirió por 436 millones de dólares a Grecia el año pasado, servirá como la punta de lanza del proyecto de la Nueva “Ruta de la Seda” en Europa, el gran proyecto chino para expandir su influencia comercial por el mundo aún más.
Al ejercer su influencia financiera de esta manera, China busca matar dos pájaros de un tiro. En primer lugar, quiere abordar el exceso de capacidad en el país mediante el impulso de las exportaciones. Y, en segundo lugar, espera avanzar en sus intereses estratégicos, incluida la expansión de su influencia diplomática, la seguridad de los recursos naturales, la promoción del uso internacional de su moneda y la obtención de una ventaja relativa sobre otras potencias. En sus relaciones con países más pequeños como Sri Lanka, China está replicando las prácticas utilizadas en su contra en el período europeo colonial, que comenzó con las Guerras del Opio (1839-1860) y terminó con la toma de poder comunista en 1949, un período al que China se refiere amargamente como su "siglo de humillación".
China describió la restauración de 1997 de su soberanía sobre Hong Kong, después de más de un siglo de administración británica como el fin de una injusticia histórica. Sin embargo, como muestra Hambantota, China está estableciendo sus propios arreglos neocoloniales al estilo de Hong Kong. Aparentemente la promesa de Xi del "gran rejuvenecimiento de la nación china" es inextricable de la erosión de la soberanía de los estados más pequeños. Así como las potencias imperiales europeas emplearon la diplomacia de las cañoneras para abrir nuevos mercados y puestos coloniales, China usa la deuda soberana para doblegar a otros estados a su voluntad, sin tener que disparar un solo tiro. Al igual que el opio que los británicos exportaron a China, los préstamos fáciles que ofrece China son adictivos. Y, debido a que China elige sus proyectos de acuerdo con su valor estratégico a largo plazo, pueden generar rendimientos a corto plazo que son insuficientes para que los países paguen sus deudas. Esto le da a China un apalancamiento adicional, que puede usar, por ejemplo, para obligar a los prestatarios a cambiar la deuda por acciones, expandiendo así la huella global de China atrapando a un creciente número de países en su red de servidumbre por deudas.
Incluso los términos de la concesión de 99 años del puerto de Hambantota se hacen eco de los utilizados para obligar a China a arrendar sus propios puertos a las potencias coloniales occidentales. Gran Bretaña arrendó los Nuevos Territorios de China durante 99 años en 1898, causando que la masa de tierra de Hong Kong se expandiera en un 90%. Sin embargo, el período de 99 años fue fijado simplemente para ayudar a la dinastía Qing de China a salvar la cara; la realidad era que todas las adquisiciones se consideraban permanentes. Ahora, China aplica el concepto de arrendamiento imperial de 99 años en tierras lejanas. El acuerdo de arrendamiento de China sobre Hambantota, concluido este verano, incluyó la promesa de que China reduciría en 1.100 millones de dólares la deuda de Sri Lanka. Del mismo modo, después de prestar miles de millones a la muy endeudada Yibuti, China estableció su primera base militar en el extranjero este año en ese pequeño pero estratégico estado, a pocos kilómetros de una base naval estadounidense, la única instalación militar estadounidense permanente en África. Atrapada en una crisis de deuda, Yibuti no tuvo más remedio que arrendar tierras a China por 20 millones de $ por año. China también ha utilizado su poder sobre Turkmenistán para asegurar el suministro de gas natural en condiciones muy favorables. Otros países, desde Argentina hasta Namibia y Laos, se han visto atrapados en la trampa de la deuda china, lo que los ha obligado a enfrentar decisiones agonizantes para evitar la cesación de pagos. La aplastante deuda de Kenia con China ahora amenaza con convertir su ajetreado puerto de Mombasa, la puerta de entrada a África Oriental, en otro Hambantota.
Estas experiencias deberían servir como una advertencia de que la nueva “Ruta de la Seda” es esencialmente un proyecto imperialista. Los Estados atrapados en la servidumbre por deudas con China corren el riesgo de perder tanto sus activos naturales más valiosos como su propia soberanía. El guante de terciopelo del nuevo gigante imperial cubre un puño de hierro, uno con la fuerza para exprimir la vitalidad de los países más pequeños.”

No hace mucho comenté que creía que China aprovecharía las dificultades financieras venezolanas para influir aún más (ya posee muchas infraestructuras e inversiones en materias primas) en el continente sudamericano y es un camino que no sólo no se frena, es que se está acelerando. Durante décadas si el FMI prestaba dinero obligaba a sus acreedores a que hicieran caso de sus directrices económicas, lo que le acarreó muchas críticas. Pero objetivamente esto es mucho peor, estamos hablando de un país que te presta dinero y si no se lo devuelves, se queda con tus bienes más preciados. Y las críticas por todo esto, que me parece mucho más grave, son mínimas. No olvidemos que el régimen chino es una dictadura autoritaria (incluida la censura, la falta de libertades políticas y hasta el bloqueo de muchas páginas de internet) en la que se utiliza la palabra comunista para definir al único partido gobernante pero que en realidad es un país donde triunfa la economía capitalista y en el que pavonearse de ser rico no sólo no es de mal gusto, es que es el objetivo social más común.
Eso sí, el intervencionismo político es altísimo. Y no sólo en economía, si se considera que hay que hacer una presa y eso tiene consecuencias para la población o para el medio ambiente, se ignora y se construye. Porque no hay oposición. Es por eso que el éxito real en la mejora del nivel de vida de la nación más poblada del mundo es una buenísima noticia pero a la vez es un muy mal ejemplo. ¿Y si resulta que la mayoría llega a la conclusión que para alcanzar las metas materialistas más altas ese es el camino correcto y no el de la sociedad occidental con nuestra democracia, libertades civiles y la búsqueda de consensos? Y si además, gracias a su exceso de liquidez en dólares y euros generado por todas las importaciones que hemos hecho desde Occidente, China tiene el poder económico como para dominar a todos los países que pasen dificultades financieras, ¿No será su poder mucho mayor y mucho peor que el que ejercen en la actualidad los EUA e incluso que el que ejerció -sobre gran parte del mundo- la URSS en su momento?

Bimbo y Panrico, el origen del donut español

  (esta historia no está incluida en mi último libro  La prehistoria, y algo de la historia, de 66 empresas: Nacionales y extranjeras, todas...