El momento político en España

En España en 2018 hemos tenido por un lado una economía en crecimiento que crea empleo y que se comporta mucho mejor que otros vecinos de la Eurozona y por otro un lío político bien curioso. Empezamos el año con un Rajoy con problemas para sacar adelante los PGE y un Sánchez que, recuperado su cargo hacía poco más de seis meses, le pedía que convocara elecciones si no era capaz de encontrar suficientes apoyos… mientras las encuestas apuntaban a Cs como partido más votado tras su reciente –e inútil- victoria electoral en Cataluña de la que hoy se cumple un año y dos semanas. Y en mayo todo cambió: tras la sentencia de la Gürtel, Rajoy no movió ficha y ello sirvió de excusa para que Sánchez lanzara una moción de censura que, quizás inesperadamente, triunfó sin demasiadas complicaciones. En días Rajoy se retiraba de la política y eso desencadenaba un cambio radical en su partido: Casado tomó el poder y Sáenz de Santamaría y Cospedal, las dos mujeres que más poder político habían acumulado durante más de seis años, acabaron retirándose.

El nuevo gobierno de Sánchez empezó con tan buen pie que en semanas las encuestas dieron un vuelto a la intención de voto: el PSOE pasaba del tercero al primer lugar y con bastante diferencia de PP y Cs, el más perjudicado en los sondeos tras su apoyo a Rajoy en la moción. Quizás Susana Díaz se las creyó y pensó que era un óptimo momento para adelantar unos meses las elecciones andaluzas. Y si gobernar con tan sólo 84 diputados y unos socios tan problemáticos ya le provocaba suficiente desgaste a Sánchez, el resultado de las andaluzas con la irrupción de Vox, no ha mejorado su situación. El fenómeno Vox cambia radicalmente el panorama porque no sólo roba votos –y muchos- al PP (que ya vivió fuga de votos a Cs) ya que es difícil que muchos “peperos” no se sientan identificados con la mayor parte del programa de Vox, es que ha conseguido reunir voto “indignado” desde la abstención e incluso desde la izquierda consiguiendo convencer a muchos de que es un partido “regenerador” a pesar de su tradicionalismo.

El actual gobierno lo tiene muy difícil para mantenerse en el poder y sacar adelante sus propuestas porque los independentistas catalanes están viendo que no consiguen ninguno de sus objetivos apoyándole. La disyuntiva es clara: los independentistas más radicales reconocen que un gobierno español menos amigo de Europa –como suponen que lo será si entra Vox (o sus ideas) en él- y más represivo contra ellos, les ayudaría en su estrategia del victimismo y conseguir su objetivo de superar el 50% de apoyos en Cataluña y unas mayores simpatías internacionales para su causa, pero por otra parte los actuales dirigentes puede que tengan miedo de un nuevo 155 (tan cacareado por PP, Cs y Vox) que les deje fuera del poder. Pero incluso sin su apoyo, la opción de nuevas elecciones no seduce a un Sánchez que tiene altas probabilidades de perder el poder… siempre según las encuestas, claro. Éstas dicen que el ascenso de Vox es tan grande que la suma de PP, Cs y ellos darían mayoría absoluta. Está la opción de un posible acuerdo PSOE+Cs que quizás sumaría los 175 diputados pero la química Rivera/Sánchez no está en su mejor momento. 

Pero aparte de elucubraciones sobre el resultado y la fecha de unas posibles generales, lo que está claro es que en mayo hay municipales, algunas autonómicas y unas europeas. Las europeas no importan demasiado a escala nacional al coincidir con las otras pero como tienen la particularidad de ser a circunscripción única, puede mostrarnos un resultado mucho más cercano al de la voluntad real de los españoles que voten. Lo más llamativo a escala europea seguramente sea el ascenso de formaciones “populistas” y bastantes escépticas con el actual rumbo político de la UE basado en el “más Europa”. En las autonómicas y municipales se valorará si el auge en las encuestas de Vox es real ya que, si lo es, el juego de alianzas puede ser muy variado y probablemente Cs tenga la llave de la gobernabilidad en muchos sitios dependiendo de si se alía con el PSOE o lo hace con la suma de PP y Vox. De confirmarse estas previsiones, esto podría perjudicar bastante a Podemos y sus marcas afines ya que sólo parecen proclives a pactar con el PSOE y juntos sumarían en pocas localidades.

En cualquier caso, con lo volátil que ha sido el tema político en 2018 y el poco impacto que ha tenido en lo económico, no parece que todos estos posibles cambios vayan a estropear las previsiones. Datos como la bajada del crudo o el mantenimiento de los tipos bajos por parte de BCE tienen mucha más influencia económica que el que gobiernen unos u otros en municipios y autonomías e incluso si hay elecciones generales, nada apunta a un cambio radical de política económica. Lo más preocupante a mi juicio será la posible reacción negativa a la decisión judicial sobre los acusados por los sucesos de 2017, tanto de unos como de otros ya que seguramente dependerá del resultado que lo acaten o no. Si hay tibieza en las condenas o directamente la absolución, la crisis política que se desarrollaría en España sería enorme; y si, como parece más probable, hay condenas de varios años de cárcel (con rebelión o sin rebelión) puede haber una sobrerreacción tanto del independentismo catalán como de un gobierno que podría tener miedo de alimentar el voto a Vox actuando con tibieza. No tardaremos mucho en saberlo.

Potencias, China y Bréxit

El periodista Felipe Sahagún cuenta que tras la devolución de Hong Kong le preguntó a Geoffrey Howe, entonces secretario del Foreign Office “¿Cuándo devolverá Gibraltar el Reino Unido a España?” a lo que él contestó: "Cuando España sea China". Algo similar le ocurrió a Ucrania con Rusia. Cuando Ucrania se independizó era la tercera potencia nuclear del globo, tenía más ojivas que China y ante la presión porque desmantelara tal armamento firmó un acuerdo por el que dejaba que ambas potencias lo hicieran y a cambio recibiría de los EUA apoyo económico y de Rusia respeto por sus fronteras. Años después Rusia se anexionó Crimea y está camino de hacer lo mismo con las regiones más orientales del país. Hay quien defiende sus argumentos para hacerlo pero sin lugar a dudas está faltando a un acuerdo internacional y se le permite… porque es Rusia. Las grandes potencias pueden hacer casi lo que quieran, y el mejor ejemplo es la política exterior de los EUA.

Otro gran ejemplo es China, una dictadura como la cubana y un país que viola derechos humanos como Arabia Saudí pero mucho menos criticada tanto por derechas como por izquierdas. Su categoría de gran potencia y, sobre todo, su enorme poder financiero, le han convertido en un país al que muy pocos se atreven a criticar en los foros internacionales. Sin embargo, Trump ha osado combatirles económicamente. China debe su prosperidad al comercio internacional, es decir, al consumidor occidental. Si a eso sumamos el evidente robo de tecnología que le está convirtiendo en una amenaza para los restantes fabricantes que han invertido en su propio I+D, y sumamos que las empresas chinas, al estar participadas por el propio estado chino, no compiten en igualdad de condiciones con el resto de multinacionales globales, parece tener sentido intentar frenar estas ventajas competitivas. Pero no resulta fácil, quizás es demasiado tarde y desde luego la subida arancelaria trumpista no parece la solución porque encarece la propia cadena de suministros de nuestras compañías y el precio de los productos finales que seguramente vamos a consumir igualmente.

Por eso tiene tanto peso la decisión tomada en Canadá –a instancias de Estados Unidos- de detener a una ejecutiva de Huawei (e hija de su fundador) con la excusa de violar el bloqueo comercial a Irán y Corea (como ya le pasó a ZTE) aunque detrás está la desconfianza hacia el gobierno chino. De hecho, Nueva Zelanda y Australia han excluido a los equipos de Huawei de sus redes móviles 5G por “seguridad nacional”. ¿El problema de todo esto? Ya lo hemos visto en el desplome bursátil que sucedió: todo está conectado. De los 92 principales proveedores de Huawei, 33 son empresas estadounidenses, incluidos los fabricantes de chips Intel, Qualcomm y Micron, y las firmas de software Microsoft y Oracle. Así que será muy difícil que alguien no pierda con esta guerra entre grandes potencias. Habría que pedir explicaciones a los sucesivos gobiernos que han dejado que se haya llegado a la situación actual en la que la dictadura china tiene tanto poder gracias a que ellos se lo han dado pero a día de hoy, quitárselo es harto complicado.

Luego está el caso de Reino Unido que no es ya una gran potencia, aunque crea que lo es. Y no sólo no lo es, es que ha decidido dejar de pertenecer a una porque en una votación hace dos años mucha gente se creyó unas cifras que ha quedado demostrado que eran falsas. Pero de nada sirve ahora pensar en las causas, ahora toca evaluar las consecuencias. Una vez fuera de la UE deberá –para no perder sus contactos comerciales- reingresar a la EFTA y luego adherirse al Espacio Económico Europeo (difícil que algunos países pequeños quisieran que entrara porque aumentaría los desequilibrios) y si no lo hace entonces necesitará, como le pasa por ejemplo a Suiza que tiene casi 200 tratados bilaterales con la UE, años de diplomacia y burocracia. Y si consiguiera estar tanto en el EFTA como en el EEE al estilo noruego, eso implicaría tener que aceptar la libre circulación de personas, pagar una contribución financiera, asumir la legislación de la UE, aceptar la autoridad del TJUE y necesitaría el permiso de otros miembros EFTA para abrir nuevos acuerdos comerciales… es decir, su situación sería similar a la de estar dentro de la UE. ¿Para eso tanto lío?

El auge de los VOXtantes

Es un error banalizar las palabras y repetirlas sin pararse a comprender lo que significan. En España llevamos un tiempo que, a tenor de los que más se hacen oír, estamos invadidos por neoliberales y fascistas cuando lo cierto es que en España no hay ningún partido político importante que sea liberal (nadie defiende eliminar todas las subvenciones, suprimir la seguridad social y el sistema público de pensiones por ejemplo) y tampoco hay ninguno fascista (nadie dice estar en contra de la democracia y las elecciones, ninguno ha propuesto nombrar a un dictador que esté por encima de las leyes). De hecho, por lo que oigo decir muy pocos saben lo que es la ideología fascista. Los auténticos fascistas españoles, los falangistas, defienden políticas económicas que están en las antípodas de Vox ya que creen en la banca pública y en la nacionalización de sectores estratégicos, al estilo de Podemos en España o Le Pen en Francia. Sin embargo, se tiende a considerar fascista a todo aquel que defienda valores que en su día defendió el franquismo pero claro, defender por ejemplo la unidad de España (motivo por el cual los independentistas catalanes llaman partido fascista a Ciudadanos) no creo sea un valor exclusivo del franquismo, conozco socialistas y comunistas que lo comparten.

Y desde luego Vox, que en la mayoría de su programa está en las antípodas de lo que yo defiendo, no es un partido fascista por más que haya atraído a mucho nostálgico del franquismo, de hecho defiende la Constitución, que como he explicado varias veces es un texto similar al que tienen en los países con mayor tradición democrática del mundo y que desde luego no sería del gusto ni Franco ni de Mussolini. Es una formación que si llegara al poder haría una política similar a la que hizo Aznar en su segunda legislatura (la que tuvo mayoría absoluta) y que se diferencia del PP de Casado básicamente en su talante políticamente incorrecto (que tantos votos le dio en su día a Trump) con temas como el feminismo o el anti-islamismo, su postura frente a Europa y en la eliminación de las autonomías. Es decir, un partido más a la derecha del PP con ciertos tintes populistas. Denominarlos anti-europeístas (también se decía de Podemos en 2014, con cierta razón dado lo que defendían entonces) porque están contra la corriente que pretende quitar cada vez más soberanía a los países para dársela al conjunto es inexacto, simplemente defienden otra idea de Europa similar a la que defiende por ejemplo Orban en Hungría. Yo, que soy de eliminar fronteras, estoy en contra pero me parece una posición tan legítima como pueda ser la mía. En cuanto a lo de eliminar las autonomías creo es más una medida populista que dudo que piensen llevar a cabo realmente porque es una complicación enorme que además obligaría a una reforma constitucional harto complicada.

Creo que la descentralización es algo positivo (prefiero el modelo alemán al francés por ejemplo) y no hay que eliminar las administraciones regionales sino mejorarlas y evitar duplicidades innecesarias (como lo son las diputaciones por ejemplo) pero sobre todo porque una cosa es no haber constituido autonomías hace 40 años y otra muy diferente eliminarlas hoy. Si algo hemos aprendido con el Bréxit es que no es lo mismo no entrar que salirse. Deshacer lo que está unido no es nada fácil, lección que deberían aprender tanto a nivel mundial los que predican la desglobalización como a nivel local los independentistas catalanes. El borrador de la UE para el Bréxit, más de dos años después y tras enormes discusiones internas, es de 585 páginas y es sólo algo preliminar que incluso si se aprobase, sólo sería un boceto para el inicio de un proceso que tardará años y que aún nadie sabe cómo acabará. ¡Y eso si se aprueba! Si no, podemos hasta enfrentarnos a un Bréxit sin acuerdo entre las partes. Y estamos hablando de un –complejo, eso sí- tratado comercial que ha durado unas décadas, no de territorios de un mismo país que lo han sido durante siglos, que en el caso de una hipotética independencia de por ejemplo Cataluña, implicaría un lío descomunal aún mayor respecto a todos los detalles: desde la nacionalidad de los catalanes que no quieren pertenecer al nuevo país hasta el incómodo tema económico con el reparto de activos y pasivos (Renfe, deuda pública etc.) pasando por los municipios que no acepten su status en un lado o en otro de la frontera (¿dónde está el límite al supuesto derecho a la autodeterminación?)… que no estoy hablando ya de quién saldría perdiendo o de estar a favor o en contra sino de lo largo que sería el proceso, las situaciones irresolubles que se generarían y la inestabilidad que provocaría a todos los niveles incluso si, como en el caso del Bréxit, ambas partes estuvieran de acuerdo en negociar la separación, cosa harto complicada de imaginar a día de hoy. El proceso sería muy traumático para millones de personas, muchísimo más de lo que está resultando el Bréxit, y con consecuencias económicas graves inmediatas por más que haya quien confíe en que a largo plazo sería mejor.

La situación no sería tan dramática con la desaparición de las autonomías (aunque a nivel social sí lo sería porque aumentarían las simpatías por el separatismo en muchas comunidades autónomas) pero también resultaría muy complicado, es una promesa vacía que creo saben que nunca se cumplirá: ni habrá suficiente mayoría como para cambiar la Constitución para eso ni es práctica la hipotética ejecución de una devolución de transferencias masiva hacia el estado. Lo que sí podrían intentar si gobiernan, como ya se vio el otro día cuando celebraban sus resultados electorales en Andalucía sin la bandera blanquiverde, es menospreciar y minusvalorar los símbolos de cada autonomía/región para dar mayor preponderancia a la simbología española. Una vez más constato cómo los nacionalistas, sean de Vox o de la CUP, en lugar de sentir empatía hacia los otros nacionalistas y entender la veneración a sus símbolos igual que la practican con los suyos, luchan por eliminarlos en lugar de respetarlos y aceptarlos.

Si en lo económico no encuentro nada en el programa de Vox catastrófico (incluso estoy a favor de algunas medidas como la rebaja/eliminación de algunos impuestos, la reducción de trabas para crear empresas y las ayudas a los autónomos, aunque no dejen de ser promesas), en lo político –con lo que estoy en desacuerdo en casi todo- sí que algunas medidas que proponen me parecen harto peligrosas como la de ilegalizar a los partidos independentistas. Una cosa es quitar del juego político a un partido que es un altavoz de una organización terrorista como en su día pasó con Batasuna, y otra es pretender dejar sin representación parlamentaria a millones de personas por defender una opción legítima. Y lo peor no es sólo que es injusto y que sería poco democrático, es que conduciría a una mayor radicalización del movimiento independentista que buscaría otras alternativas no políticas. Pero en general si se leen sus “100 medidas para España” hay mucho más radicalismo en Bildu o la CUP e incluso en Podemos que en Vox. De hecho, convocar manifestaciones contra resultados electorales y sentencias judiciales, algo habitual en algunos partidos españoles últimamente, es una actitud mucho más antidemocrática que presentarse a unas elecciones.

Y es que otra consecuencia peligrosa que puede tener el auge de Vox (que no deja de ser una reacción a las acciones de otros como lo es también la mayor abstención, algo que debería preocuparnos también, incluso quizás más) es que los extremos se alimentan y no creo que en España necesitemos más de eso, ni de izquierdas ni de derechas ni de ultranacionalistas, sean incluyentes o excluyentes. Por desgracia la incompetencia de PP y PSOE en lograr pactos de estado sobre temas importantes durante décadas y el reciente pacto de Sánchez con algunas de estas fuerzas para llegar y mantenerse en el poder crea un precedente para que el PP y Cs se apoyen en Vox para conseguir sus objetivos pero espero tengan suficiente entendimiento, aunque sólo sea por estrategia electoral, como para no hinchar aún más al populismo como erróneamente ya hizo el PSOE tras las municipales de hace 3 años. Eso, y hacer las cosas mejor, que ese el mejor antídoto contra él. De todos modos, el votante es soberano y hace lo que quiere y hay que respetarlo. Esa es la esencia de la democracia… junto al respeto a las normas de convivencia, claro.

Las sorprendentes estadísticas de pornhub en 2018

La conocida web de contenidos pornográficos tuvo una media de visitantes diaria de 92 millones, es decir, más de 33.500 millones de visitas al año que son 5 mil millones más que en 2017. Estados Unidos es de lejos el país de donde proceden más visitas (si no sale China es porque allí esta web está prohibida):
En promedio se visualizan 207.405 videos ¡por minuto!
Otro dato bien curioso es la duración de cada visita a la web. Ahí va el ránking:
¿Y qué términos se buscaron más en el buscador de la web?
La mayoría de las personas vieron esta web en su teléfono, un enorme 71.6% mientras el resto lo hizo desde su ordenador de sobremesa (19.7%) y la tablet (8.7%). Y aunque sean minoría, hay un alto porcentaje de mujeres "pornhubadictas":
Y si quieres más datos curiosos (por ejemplo, el mayor aumento de tráfico web en los EUA sucedió el Día de San Valentín) sólo tienes que entrar aquí 


Pesimismo y profecías auto-cumplidas

Llevo años insistiendo en que no es cierto lo que muchos dicen acerca de la relación entre bolsa y economía: ni la bolsa es un buen predictor del crecimiento o decrecimiento del PIB y el empleo ni un buen desempeño de estas variables es garantía de subidas bursátiles. El ejemplo que siempre he solido usar es el de los años 2000, 2001 y 2002 en los que el Ibex por primera vez (y hasta 2010-2012 la única) encadenó tres ejercicios seguidos en negativo por influjo del estallido de la burbuja .com mientras la economía española crecía y el desempleo bajaba. Ya no hace falta mirar al pasado, basta con mirar el presente. Este es el gráfico de la evolución del Ibex incluyendo el pago de dividendos (es más exacto aunque aún lo sería más si añadiéramos inflación, comisiones e impuestos para conocer la rentabilidad real de verdad):
Como vemos, no sólo estamos en el mismo punto que hace 2 años, es que estamos en el mismo que hace 4 años y medio. Y eso que los datos macro españoles desde entonces han sido notables. En 2014 el PIB subió el 1,4%, el 3,4% en 2015, el 3,3% en 2016, el 3% en 2017 y este año no bajaremos del 2,5% En cuanto a la evolución del empleo mejor comprobarlo gráficamente:
La conclusión es clara: la bolsa y la economía no van de la mano. Es cierto que es muy difícil que la bolsa suba cuando hay recesión (aunque ocurre, pasó en España en 2009 -+29,84% en plena crisis- quizás simplemente como reacción a la enorme bajada de 2008) pero puede bajar con datos económicos notables. Y no es algo exclusivo de España.

Ahora hay quien afirma que el mal desempeño bursátil global, y especialmente en la Eurozona, este 2018, se debe a que descuentan un mal 2019. Puede ser pero eso no significa que acierten ni que se justifique que los inversores no vean recompensa tras tantos años de buenos resultados macro que además han ido acompañados de mayores beneficios empresariales. Es evidente que las cotizaciones descuentan escenarios futuros pero su grado de fallo o acierto es tan variable como la de los analistas. Los máximos de Wall Street en octubre de 2007 no previeron el desastroso 2008 económico y los mínimos de marzo de 2009 la potente recuperación posterior, por lo que no es de recibo dar por sentado un mal 2019 por lo que haya hecho la renta variable.

¿Hay motivos para ser pesimistas en 2019? A día de hoy hay indicios de un crecimiento menor pero no hay nada que avise de una nueva crisis. Otra cosa son las opiniones de cada uno pero datos actuales que justifiquen tanto pesimismo no hay, ni siquiera en la Eurozona, Japón y China, que son las áreas económicas donde se ha visto mayor debilidad el último trimestre. Lo que sí hay en la Eurozona es una gran preocupación por una posible subida de tipos, o más concretamente por una reducción de la liquidez en el sistema por la finalización de las medidas expansivas de BCE. Con tanta deuda pública, un crecimiento que se espera menor y la tercera economía de nuestro área –Italia- dependiendo casi en exclusiva de BCE (apenas hay más compradores) para poder colocar sus emisiones de bonos, las perspectivas no son buenas. Si a eso añadimos las incógnitas del Bréxit, la inestabilidad política en otros países (posibles elecciones en España, quizás ruptura de la coalición de gobierno en Alemania etc.), las desuniones dentro de la UE (tema Hungría por ejemplo)…y la salida de Draghi –para muchos el gran salvador de la Eurozona- en Octubre, sí que hay motivos para ser cautos.

¿Eso se ha trasladado a las cotizaciones bursátiles? Sin duda pero ¿significa que va a pasar algo muy malo porque este año la bolsa baje? No, ni siquiera sabemos si la bolsa este año subirá aunque pase algo malo porque puede que todo ya esté descontado por exceso. Personalmente sigo pensando que el mayor riesgo, incluso económico, a nivel global viene de la alta valoración de Wall Street que si se desploma puede provocar un cataclismo en los mercados financieros que salpique –y mucho- a la economía real. El que las bolsas de allí hayan corregido tanto en las últimas semanas y se esté notando tan poco, a pesar de la enorme importancia que tiene la inversión bursátil en el ahorro de los norteamericanos, en los datos que llegan de allí, creo es algo positivo porque es la economía de la primera potencia mundial la que mayor impulso está demostrando dentro del mundo desarrollado y mientras ella siga así, el riesgo de una nueva crisis global se aleja por más que aquí tengamos problemas locales. Si a eso añadimos el reciente gran recorte del precio del crudo y un Euro más débil, dos factores especialmente positivos para España y para la Eurozona, hay argumentos para no caer en el desánimo.

Estoy de acuerdo en que todo apunta a que será un año de menor crecimiento del PIB y del empleo que 2018 en casi todas partes –incluida España- pero mientras se siga creciendo, el pesimismo no debería dispararse porque crecer siempre es una mejora. Y mucho menos justificarlo porque la bolsa baje. Corremos el riesgo de creernos tanto las profecías de desastres que nuestro propio ánimo sirva para autocumplir la profecía: si nadie se hipoteca por miedo a subida de tipos, nadie se va de vacaciones por miedo a perder el trabajo, nadie invierte porque nos convencemos que todo irá peor… el sistema –que nos guste o no, se basa sobre todo en el gasto privado- entra en crisis. Y entonces sí que bajará el PIB y se destruirán empleos… aunque ya no tendremos miedo a subidas de tipos, eso sí.

Previsiones 2019

Llega la cita anual de jugar a ser profetas y me resulta sorprendente que, contrariamente a lo que suele ocurrir, hay un consenso bastante negativo para el nuevo año. Es cierto que 2019 pinta peor que 2018 –que no ha resultado tan bueno como la mayoría preveía hace 12 meses- pero eso sólo significa que el crecimiento será menor, no implica que haya recesión aunque algunos ya la estén descontando. Mis predicciones no son positivas pero creo que al menos en los primeros meses del año, la evolución será mejor de lo que dice el consenso. Ahí van mis opiniones:

  • En la Bolsa creo que podemos dar por ocurrido el crash de Wall Street (atípico porque ha sido de forma muy acelerada pero de alguna manera “ordenada” ya que no se ha visto pánico sino un ejercicio claro de distribución) que preveía hace 12 meses y que ya estaba convencido que no llegaría hasta el próximo año. Esto hace que en 2019 a mi juicio la bolsa norteamericana entre en un lateral que para mí sigue desaconsejándola como inversión puesto que creo existen mejores oportunidades. Por ejemplo, la bolsa europea, más “barata” según distintas mediciones y en la que parece que ya se ha descontado un futuro mucho peor del justificable, especialmente en lo que atañe al comportamiento de la banca y del Ibex ya que conviene no olvidar que España lo está haciendo significativamente mejor que el resto de nuestro entorno. Es difícil que la bolsa europea –o española- mejore mucho si Wall Street no lo hace pero dudo mucho que en 2019 sume otro año de mal comportamiento relativo por lo que podría dar la sorpresa y que haya un decoupling, además que el año es muy largo y tanto pesimismo en estas semanas –está en niveles extremos- podría proporcionar un buen rebote para tomar posiciones alcistas al menos hasta mayo. Lo mismo conviene repasar los (buenos) valores que más han caído en 2018 y apostar a una recuperación de éstos durante el primer trimestre de 2019.
  • Tras un mal 2018, aunque se ha arreglado algo en su final, los mercados emergentes podrán continuar con su rebote en 2019 pero pienso hay demasiado riesgo en ellas debido a las políticas proteccionistas de Trump aunque ya dudo de la fortaleza del dólar porque no contemplo más subidas de tipos de la FED (Powell asegura que quedan dos pero no lo tengo tan claro). Desaconsejo mercado británico, creo el Bréxit, aunque su aplicación será muy lenta y el periodo de transición será largo, dañará las inversiones en Reino Unido y saldrán flujos de capital de allí.
  • Subidas de tipos (o más bien reducciones de balance que implicarán menos liquidez en el sistema) de bancos centrales desaconsejan la inversión en renta fija, como ya pasó en 2018. El anunciado fin de las compras de BCE de deuda fija privada provocará un repunte de tipos en las emisiones de las compañías más endeudadas, algo que podría servir para alejarse en bolsa de determinadas cotizadas (¿Telefónica?). Pero hay una simbiosis curiosa entre renta fija y renta variable: si la renta fija va mal porque descuenta tipos más altos, eso podría impactar en la variable pero si la variable va tan mal como para pensar en que impacte en el crecimiento económico, la política del BCE podría volverse más flexible y ayudar a la renta fija.
  • Enlazando con lo anterior, creo que el Euribor volverá al positivo en la segunda mitad del año pero poco más porque con un crecimiento bajo en la Eurozona dudo mucho que BCE “castigue” a la economía con medidas que aumenten los tipos de interés reales. Y desde luego descarto subidas de tipos de interés del BCE.
  • Como todo está relacionado, otro factor importante a considerar para la economía y los tipos de interés es qué hará el crudo. Mi opinión es que el Brent, con sus correspondientes altibajos, se quedará en la zona de los 55$ lo que supondrá que en interanual impactará a la baja en los IPCs ya que la mayor parte de 2018 su precio estuvo por encima. Un menor IPC reduce la necesidad de BCE y la FED de subir los tipos de interés/drenar liquidez del sistema.
  • En divisas, el €/$ ya no debería caer más e ir rebotando si como parece la FED está cerca del final de su ciclo de subidas de tipos y el BCE lo está empezando pero como nada de eso está claro, mi visión es neutra. Y desde luego no me atrevo a hacer predicciones respecto a la libra. Sí veo al yen más débil
  • La guerra arancelaria podría ayudar a un repunte de las materias primas, muy sobrevendidas por efecto de la caída del petróleo, y me siguen gustando el oro y la plata que pueden actuar como refugio tanto si el año no es bueno para la renta variable como contra la inflación.
  • Como no le veo futuro a las criptomonedas actuales (pienso que es un mercado que acabarán acaparando los propios bancos centrales) lo veo a la baja pero como el hombre no sólo tropieza dos veces en la misma piedra, además en demasiados casos hasta se enamora de ella, no me extrañaría que hubiera un fuerte rebote antes de un desplome mayor. En cualquier caso, mi predicción es que como para la economía real da igual que suba o baje y como inversión especulativa es muy volátil e irracional, lo mejor es ignorarla.
  • Al ser un tema que me preocupa porque su peso en el empleo y la economía global es muy grande, voy a decir que desgraciadamente espero que siga bajando el crecimiento en las ventas de automóviles y que incluso decrezca en algunos mercados. La falta de claridad sobre cuál será el coche del futuro y la irresponsabilidad de algunos gobiernos tomando decisiones prematuras al respecto, está llevando a la indecisión a los compradores. Es un factor negativo para el PIB que no debería ser menospreciado.
  • En cuanto a la economía, y a pesar de que crece el número de agoreros (algunos con argumentos convincentes, hay que reconocerlo) no veo una crisis sino una desaceleración, y las respuestas que se den contra ella serán las que determinen si a finales de año o ya en 2020 caeremos en una recesión. Pero por de pronto creo que en España volveremos a encadenar otro año consecutivo más de recuperación y espero y deseo que el PIB crezca más el que el IPC.
  • ¿Posibles “cisnes negros”? Si los conociera ya no serían “sucesos inesperados” pero ya que estamos jugando a ser adivinos, podría haber uno muy positivo si finalmente se trunca el Bréxit y Reino Unido decide cambiar de opinión, otro negativo podría ser que el que sustituya a Draghi piense de forma muy diferente a él y otro que no sé qué impacto tendrá a corto (porque podría desestabilizar mucho la región si implica violencia) como la posible caída del actual régimen venezolano. Menos en la boca de todos está la anómala situación financiera de Japón, para mí el país –mucho más que China- que podría llevarnos a una crisis global con su –para mí probable- “caída”, estando como está endeudado a más no poder y sin ninguna perspectiva de cambio salvo un banco central que lo compra todo para poder mantener artificialmente una sociedad envejecida que no genera los suficientes ingresos. Riesgos geopolíticos estando manejado el mundo por Trump y Putin puede haber muchos y no es habitual que haya pasado tanto tiempo (aunque ojalá siga así durante siglos) sin grandes ataques terroristas de islamistas radicales en el mundo occidental, pero así como otros años Ucrania o Corea del Norte o Siria parecían los focos más claros de “riesgo”, creo en 2019 serán los acontecimientos políticos los protagonistas con un gobierno italiano enfrentado a Europa, una posible victoria electoral de Le Pen sobre Macron en las europeas, un Trump con gran oposición interna y unas posibles elecciones generales en España de difícil pronóstico.
  • En resumen, preveo un año nuevamente con volatilidad en los mercados pero en el que el pesimismo excesivo actual debería corregirse en el primer trimestre y en que si la economía desacelera más de lo previsto, podríamos encontrarnos con un BCE poco dispuesto a cumplir su calendario de cambio de políticas y una FED mucho más neutra que en 2018. El comportamiento de ambos bancos centrales, una vez más, será clave para todo. Esperemos que en España las subidas impositivas y el contexto internacional no dañe a la creación de empleo (nuestro mayor problema, no lo olvidemos) y 2019 sea mejor que 2018, especialmente para los miembros de esta familia de lectores y foreros. Feliz año nuevo.

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