Coste de sanear el sistema financiero español

                           Según las cifras más recientes de BCE:
42.621 millones de dinero público y 22.332 proporcionados por el propio sector.
Como se puede apreciar, todo gastado en sanear cajas de ahorros y bancos que eran propiedad de cajas de ahorros:

El riesgo de buscar rentabilidad

Hay un fenómeno cada vez más extendido en los medios digitales: el llamado clickbait que está basado en poner un titular muy llamativo para “obligar” a los lectores a hacer click en el link si realmente quieren enterarse de la información. Es una práctica muy molesta pero de algún modo comprensible (¿para qué le sirve a un periódico tener una cuenta en twitter si no es para que los tuiteros visiten su web?), lo malo es que, bien por vaguería o bien por falta de tiempo, muchos acaban quedándose sólo con el titular incompleto y sacando conclusiones de él. También está el otro gran problema: que quien vaya al link de la información tampoco consiga una explicación satisfactoria. Por ejemplo, el mes pasado llamó la atención un titular que rezaba así "La hucha de las pensiones pierde 24 millones de euros este año” y eso invitó a despotricar contra políticos varios. Pero resulta que por ley dicho Fondo (porque de hucha tiene poco) sólo puede invertir en deuda española, alemana, francesa y holandesa y como las inversiones suelen ser en plazos cortos y las emisiones son en negativo, ha sido inevitable presentar pérdidas.

Por supuesto podíamos hacer como el Fondo soberano noruego y comprar renta variable por todo el mundo (tras un cambio legal), ¿pero en serio queremos entrar con un dinero público en ese juego especulativo, y asumiríamos el riesgo de una pérdida verdaderamente grave como la que se ha dado este año con grandes valores como BBVA o Telefónica? En realidad la tontada de todo esto es apartar un dinero público para comprar deuda pública cuando sería más fácil simplemente no emitirla, más cuando la “hucha” de las pensiones se mantiene por política ya que todos sabemos que el sistema es deficitario incluso agotándola del todo. Todo esto es un síntoma más del problema que tenemos los ahorradores para rentabilizar nuestro dinero. Con una inflación superior al 2%, y unas cuentas de depósitos y renta fija prácticamente en negativo, la tentación de comprar otros activos para intentar extraer intereses de los ahorros es alta.

En España se ha notado en la vivienda, y quien ha optado por ella parece que ha acertado pero es algo que sólo es accesible para quien tiene una gran cantidad de liquidez, la mayoría ha optado por la bolsa, sea vía fondos o directamente. Y justo en 2018, salvo la bolsa norteamericana y alguna puntual más, todos los mercados de renta variable han dado pérdidas con lo que por esquivar un 2% de IPC en contra, hay quien ha perdido un 10%.... o más. Mala suerte. Yo mismo, que llevaba mucho tiempo sin hacerlo, he estado comprando bolsa española –me parecía la más castigada y con menor motivo porque creo que lo peor de la crisis emergente ya pasó y ya está descontado en las cotizaciones y como dije creo que lo de Italia es una tormenta pasajera... aunque no preví el lío de la sentencia de las hipotecas- desde los primeros días de octubre… y en pocos días ya estaba perdiendo porque la volatilidad de octubre me vino en contra con fuerza. Por suerte, parece que el susto pasó y tengo el convencimiento en que es buena opción de inversión al menos hasta enero si bien es un recordatorio del tremendo dilema en el que nos ha metido esta política monetaria ultraexpansiva a los que tenemos algo de liquidez: o arriesgamos o perdemos dinero.

No extraña que la tasa de ahorro española esté en mínimos sin que se dispare el consumo, el motivo principal es que los españoles prefieren reducir deudas que siempre son más caras que tener dinero en el banco, incluso con los tipos como están. Alguno pensará que como tiene deudas, con él no va el tema pero es que al final esto salpica a todos de dos formas principales: una es el encarecimiento del precio de algunos activos (como hemos visto en los EUA con la burbuja de Wall Street o estamos sufriendo en España con la subida del precio de la vivienda que está teniendo un coste social claro o incluso puede estar influyendo en el encarecimiento del crudo) por el exceso de liquidez, los tipos de interés ultrabajos y la necesidad de asumir riesgos para obtener rentabilidad y la otra es la sostenibilidad de las pensiones privadas -o incluso las públicas de otros países- que ante la falta de rentabilidad de la renta fija, se inclinan hacia la variable con lo que pueden ser más vulnerables a los cíclicos crash bursátiles.

Y hablando de ciclos, esta imagen nos muestra algo curioso: cada vez que empieza una recesión (zona sombreada) en los EUA, la tasa de paro está en una situación tan extremadamente baja como la actual
¿Casi pleno empleo conduce a mayor inflación, mayores tipos de interés y finalmente a una recesión que acaba por disparar la tasa de paro de nuevo? Simplificando mucho, este parece ser el proceso y es el que se teme ocurra ahora. Esperemos se retrase aunque por desgracia parece inevitable que una recesión llegue más pronto que tarde...

La polémica por la brusca subida del SMI

Habría mucho que comentar acerca del acuerdo para los PGE 2019 que pactaron PSOE y Podemos el mes pasado pero en mi opinión este acuerdo no se ha hecho para desarrollarlo sino como parte de la campaña electoral de las próximas elecciones. Pienso que Sánchez sabe a estas alturas que no va a encontrar suficientes apoyos para sacar adelante los PGE (ERC pide liberación de los presos, PdCat referéndum etc.) y acabará o bien convocando elecciones o bien prorrogando los actuales PGE del PP contra los que votó en su día, y seguir “corrigiéndolos” vía decreto-ley. Es decir que, siempre según mi opinión, el propio Sánchez (si no lo ha deducido él seguro que se lo habrá dicho la ministra de economía Calviño que sabe mucho más de números que él) no creo que desee aplicar el documento que firmó con Podemos porque con un paro tan alto y unas deudas tan elevadas,  no verá posible aumentar tanto el gasto a la vez que se perjudica a la actividad económica (lo que repercutirá en menores ingresos, y no olvidemos que estamos en desaceleración) con mayores impuestos.

En cualquier caso, como es algo que está en el aire, ya habrá tiempo de valorar medidas más concretas según se vayan poniendo en marcha. Una de ellas –la subida del SMI, ya prevista por el anterior gobierno pero acelerada por este-, salga o no adelante, merece unas reflexiones. Lo primero es que, como llevo diciendo ya hace un par de años, creo que en España se deben subir los sueldos y me parece que si no suben es, sobre todo, porque hay demasiada oferta para tan poca demanda por lo que la intervención del gobierno puede ser necesaria y desde luego prefiero que se suba el SMI a que se aumente la masa salarial de los empleados públicos (es mejor que reciban bonus cuando la economía va bien que se retiren cuando va mal, y que no sean indiscriminados sino por méritos). Lo segundo es que subir de golpe un 22% el SMI es una irresponsabilidad, hay que hacerlo escalonadamente porque lo que se beneficia a los trabajadores se perjudica a los empleadores y, contra la propaganda de algunos, menos del 5% de los trabajadores a tiempo completo de las grandes empresas cobran ese salario mientras que sí lo hacen el 34% de los de las micropymes.

Ahí está un de las claves del asunto: se perjudica muchísimo a autónomos y a las pymes más pequeñas. Amazon en los EUA gracias a su músculo financiero puede subir salarios mientras empresas de la competencia más pequeñas, peleando por los mismos trabajadores -ya que en los EUA casi hay pleno empleo- sólo pueden ofrecer los mismos emolumentos subiendo precios a los clientes que entonces aumentan aún más su preferencia por Amazon… Y es un problema real que van a vivir en la temporada navideña allí. Evidentemente no es nuestro caso, hay trabajadores de sobra para cobrar un sueldo mínimo pero es cierto que para el Banco Santander es más fácil subir sueldos que para el bar de la esquina, más cuando en enero tendrá que aumentar el coste de golpe en un 22%. 900 euros netos en 14 pagas suponen cerca de 17 mil euros anuales para el empleador y en micropymes, obtener un rendimiento a un puesto de trabajo de más de 17 mil € -después de impuestos- para obtener algún beneficio, no es tan sencillo. Por eso creo que la subida primero debería ser escalonada y segundo, debería aplicarse a empresas con un cierto número de empleados (y para evitar fraudes, a sus subcontratas) pero no a las más pequeñas.

Es decir, que vuelve a ser una medida social pagada sobre todo por la clase media, no por los ricos. Y por los consumidores, no olvidemos que, como afirmaba Henry Ford, es el cliente el que paga los salarios, el empleador sólo es un intermediario. Luego está el efecto sobre la economía sumergida, ¿aumentará la tentación de pagar en negro en lugar de aumentar los costes un 22% de golpe? Seguro que si, y más cuando la empresa es pequeña y ese margen puede significar la supervivencia como es el caso (lo digo como un ejemplo de sector que conozco bien) de los bares de costa en invierno. Un inciso hablando de la costa: el otro día me contaron que vuelve a haber albañiles -trabajando además para grandes constructoras- cobrando el sueldo mínimo en nómina más un plus en negro de hasta 2500€ más al mes en algunas obras y que se compran BMWs… al más puro estilo de hace 15 años. No aprendemos…

En resumen, no me gustaron los PGE de 2018 aprobados por el PP (y apoyados por Cs y PNV) porque no contenían medidas contra la quiebra técnica de nuestra seguridad social y aumentaban las diferencias territoriales y el proyecto para los de 2019 son aún peores, no sólo porque empeoran aún más nuestras cuentas públicas, es que no aportan nada contra el principal problema de nuestro país: el alto desempleo. Y encima, algunas de sus medidas perjudican a la actual creación de empleo como son los mayores impuestos (generalizados, nada de que sólo son a los ricos) y…la subida del SMI.

Y es que esta es quizás la peor consecuencia de esta subida tan brusca: va a desincentivar, por una reducción de la oferta, la entrada en el mercado laboral de muchas personas y especialmente de los más jóvenes que son, por su inexperiencia, los principales candidatos a cobrar el sueldo mínimo. Como ya apunté antes, no es lo mismo subir elSMI en un país con un 3,6% de paro como los EUA que en el nuestro que no baja del 16% con un paro juvenil que se acerca al 40% y una tasa de temporalidad que casi dobla la europea. En España hay que crear empleo y empeorar las condiciones para que alguien cree una oferta de trabajo es un camino erróneo que puede tener un mayor coste social que el beneficio que se puede obtener con una subida del SMI tan brusca. Como dice de forma más literaria el economista Juan F. Jimeno “en economía medidas bienintencionadas pueden tener efectos contrarios al bienestar social”.

La incógnita de las materias primas

Dentro de los numerosos movimientos poco racionales de los precios de los activos en los mercados globales, el que quizás más me está llamando la atención es la tendencia bajista de numerosas materias primas, especialmente de las alimentarias. Desafía a la lógica (cada vez somos más y consumimos más), a la histórica correlación con el precio del petróleo (que a pesar de haber rebotado casi un 200% desde sus mínimos del primer trimestre de 2016 no se ha visto acompañado por otras “commodities”) y destroza, una vez más, la filosofía malthusiana (que a pesar de haberse equivocado los últimos 200 años sigue teniendo sus seguidores) que profetizaba un mundo sin recursos por el exceso de población.
Nada mejor que unas imágenes para ejemplificar esto. Aquí vemos el gráfico del crudo (el de Texas, recordemos que el Brent europeo está bastante más alto)

Y, desde que acompañaron al rebote del petróleo en 2016, varias materias primas de primera necesidad ya no han seguido un camino paralelo. Por ejemplo la soja que está en mínimos de una década:
O el azúcar que cotiza en mínimos históricos desde que se tienen registros:
O el maíz:
O el café, en mínimos de 12 años:
Por buscarle motivos podemos hablar de la caídas de las divisas emergentes, coincidentes con algunos países productores, ya que hacen que un precio denominado en dólares ofrezca más cantidad de producto para el importador, Podemos citar también los avances tecnológicos pero no se puede decir que hayan sido tan relevantes en los últimos años, hay quien puede citar a la especulación pero si lo que le ha sobrado a los grandes inversores/especuladores los últimos años ha sido la liquidez, ¿por qué no empujar los precios al alza como ha pasado con otros activos?
Sinceramente, no tengo la respuesta. No sé si estamos ante una oportunidad de oro para invertir a largo plazo en algún fondo o empresas relacionadas con estas materias primas porque lo lógico es que el aumento de la población y sus niveles históricamente tan bajos las empujen a un rebote continuado de grandes dimensiones o si estamos en un cambio de paradigma total que no acabo de entender. Lo que está claro es que estos precios tan bajos de los productos básicos pueden tener muchas consecuencias económicas, algunas positivas (¿acabar definitivamente con el hambre en el mundo?), otras negativas (¿aumentará la desigualdad entre países productores, generalmente del tercer Mundo, y consumidores, generalmente del Primero? Y otras que pueden gustar a unos y perjudicar a otros y es que si la inflación de los productos de primera necesidad está contenida es posible que los tipos de interés bajos, esos que gustan a los hipotecados pero odian los que tienen ahorros, se prolonguen.
Repito que no tengo la respuesta pero me planteo una cuestión: Si Europa y los EUA ya están en niveles de IPC del 2% -y superiores- con materias primas en mínimos de muchos años, ¿qué podría pasar si éstas tuvieran una subida de un 10 o un 20%? (algo que no sería tan disparatado viendo el rebote que está teniendo el crudo desde sus mínimos) ¿Podríamos enfrentarnos a una economía con un bajo crecimiento (el “estancamiento secular” que algunos dicen) y una inflación muy por encima de la barrera del 2% que propugnan los bancos centrales? Es decir, ¿una estanflación que además pillaría a la mayoría de economías con unos niveles de deuda pública tan elevados que una subida de tipos de interés podría arruinar su solvencia? Esperemos que no pero es evidente que algo no cuadra… tampoco en el mundo de las materias primas agrícolas.

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