Año nuevo, investidura a la vista

Conozco un caso de primera mano y supongo que no es demasiado raro: un hombre con tres mujeres y varios niños en una urbanización no pagan por la hipoteca al banco que no les puede echar por los niños y tampoco paga la comunidad. Ésta le ha denunciado y el juez por supuesto le ha dado la razón pero como no tienen ningún bien a su nombre (salvo el piso que es inembargable) ahí siguen… Encima los niños tienen gratis la comida del comedor escolar. La vecina de esta “familia” que toda la vida ha votado al PSOE, ahora vota a Vox. Como supondréis el hombre con tres mujeres es musulmán pero ella no es ni una fascista ni una racista, simplemente está harta de que los caraduras tengan más derechos y menos obligaciones que ella. Yo no creo que votar a Vox sea la solución pero es un ejemplo de un par de cosas: primero, que PPPSOE nos han llevado a situaciones injustas que duran ya décadas y que lógicamente cansan a mucha gente que optan por otros partidos y que ante el hundimiento de Cs se van a los extremos: Vox (y a UP que recogió ya hace tiempo a los desencantados sobre todo del PSOE), y segundo, que llamar fascista a sus votantes es tan injusto como llamar perroflautas a todos los que eligen UP.

Personalmente no le veo sentido a que ahora haya en España más indignación que en 2012 cuando estuvimos al borde de la suspensión de pagos y la tasa de paro era 10 puntos más alta, y aunque yo cambiaría muchas cosas, no comparto las soluciones ni de extrema derecha ni de extrema izquierda ni mucho menos las rupturistas pero la realidad es la que es: Casi 7 millones de españoles han optado por estas dos opciones nacionales a las que yo sumaría el Podemos sin Pablo que fundó Errejón y por supuesto Bildu, la CUP y ERC lo que coloca el voto radical (entendido como el más alejado del imaginario centro político) en unos 9 millones de votos en España o dicho de otro modo: la tercera parte de los que votaron en las últimas generales se colocaron en los extremos. Esas son muchas personas y descalificarlas como hacen algunos no es el camino. PP y PSOE deben mejorar por sí mismos para no dejar tantos espacios a la crítica que conducen al éxito de otros partidos, y ambos deben dejar de ser cortoplacistas y entenderse entre sí –en política exterior, ley de educación, estructura del estado, sostenibilidad de las pensiones etc. etc.- en lugar de dar alas a los rivales de sus rivales ya que sus políticas de pactos se les han vuelto en contra: Vox ganó notoriedad por el pacto andaluz, así como Podemos tomó relevancia nacional al darles el PSOE las alcaldías de Madrid y Barcelona hace 4 años.

El bipartidismo está contento porque uno gobierna y el otro está de rebote pero los extremos han crecido como no había pasado desde los años 30 del siglo pasado, y además se alimentan entre sí: da la impresión que cuanto más poder coja UP y más concesiones se hagan al independentismo, más votos ganará Vox. Y estoy seguro que si el PP pudiera formar gobierno con Vox, lo haría para alcanzar el poder al estilo de lo hecho por Sánchez y eso propiciaría, seguramente, más apoyos a UP y rupturistas. Meter a extremistas en el gobierno es un error, quizás Sánchez crea que le dará réditos electorales por el caso portugués pero ni el contexto económico es el mismo, ni tiene en cuenta que allí no hay independentistas que le harán tener que ceder durante toda la legislatura y, quizás lo más importante, no es consciente que Iglesias es más listo que él (y por eso ha conseguido sus objetivos a pesar de llevar varias elecciones perdiendo apoyos). Una vez más, PPPSOE por su incapacidad de resolver sus disputas partidistas buscando puntos de apoyo van a radicalizar más al electorado y a mantener a la economía española por debajo de su potencial porque la inestabilidad política acabará pasándonos factura… si no lo está haciendo ya.

Esta tabla muestra que, según los últimos datos del INE, la mitad de las empresas creadas desaparecen a los 4 años y en torno al 25% ni siquiera dura 12 meses:
Es decir, que si no tienes éxito porque no lo tienes, si lo tienes, padeces un gran rechazo social de una parte de la población y si además de éxito en tu empresa te haces rico, encima aún más gente cree que debes pagar impuestos nivel confiscatorio. No se valora lo suficiente lo difícil que es montar una empresa y que no se vaya todo al traste, lo farragoso y caro que resulta empezar… y mantenerse… y lo importante que es esta labor para la creación de empleo, que -no se nos olvide- es el mayor problema de este país.

El miedo que existe entre una gran parte de la población y la mayoría del mundo económico ante el nuevo gobierno no es tanto (que también) por el convencimiento de que nuestras cuentas públicas empeorarán (de hecho ya lo están haciendo –Sánchez no ha necesitado coaligarse con nadie para ello- y el déficit de 2019 seguro incumplirá las previsiones) ni por la inestabilidad (que también) que se supone en un gobierno de coalición -el primero en esta democracia- con grandes diferencias sobre muchos aspectos y escasa estabilidad parlamentaria que ni siquiera garantiza sacar adelante unos nuevos PGE, ni por el coste –económico y quizás político- de lo que cederán a los diferentes grupos por conseguir apoyos, es sobre todo por el daño que puede haber en la creación de empresas y en la inversión en ellas.

Toda la economía se basa en la confianza y no hay mayor salto de fe en este país que emprender o destinar los ahorros de uno al emprendimiento, propio o de otro, y hay una lógica preocupación sobre este tema. No entro en si tienen o no razón en desconfiar del posible nuevo gobierno, nadie conoce el futuro si bien tranquiliza muy poco que el propio Sánchez dijera no hace demasiado que no podría dormir tranquilo con Iglesias en el gobierno. Sólo constato que uno de los mayores riesgos económicos para España en 2020 es que el nuevo gobierno no inspire confianza. Sin ella no habrá inversión y se reducirá el consumo y el círculo vicioso se completará porque con menor consumo se reducirán los beneficios empresariales y bancarios lo que se traducirá en menos contrataciones y menos créditos lo que llevará a menos empresas y más paro. Y encima el contexto internacional no está ayudando tampoco.

Los políticos deben ser responsables en sus declaraciones, todos aunque especialmente los que se supone formarán parte del nuevo gobierno. Por mi parte les daré un tiempo de cortesía (menos que otras veces porque considero que Sánchez ya lleva el suficiente tiempo en lo más alto, no está a prueba, y la mala gestión de las cuentas públicas que está haciendo ya es un gran punto en su contra) y evaluaré más lo que hagan que lo que digan pero las expectativas son fundamentales. Lo acabamos de comprobar con las elecciones británicas donde arrasó un candidato pro-Bréxit pero el mercado reaccionó positivamente cuando hace 3 veranos la victoria del Sí al Bréxit provocó la mayor caída del Ibex en un solo día de su historia, ¿Cómo se explica eso? Simplemente porque lo cerca que hemos estado de un Bréxit sin acuerdo ha asustado tanto que ahora un Bréxit con un mal acuerdo dirigido además por un mentiroso como Boris Johnson ya no da miedo. Esto, a otra escala, podría pasar con la situación política nacional también.

6 gráficos 6

Aquí vemos cómo de las 4 grandes economías de la Eurozona sólo una ha utilizado los últimos años de crecimiento económico para reducir su ratio deuda/PIB, ¿qué les pasará a España, Francia e Italia cuando crezcan menos? Más cuando aquí piensan esto: La deuda pública española subirá al 125% del PIB por el envejecimiento en las próximas décadas, según Moody’s
Por vez primera la rentabilidad de la deuda portuguesa ha bajado tanto y su prima respecto a otros países ha mejorado tanto ¡que está por debajo de la española!
Mientras, en España un dato curioso que sólo puede ser explicado o bien porque de repente muchas han perdido su trabajo (algo improbable) o que se han pasado a trabajar en negro… posiblemente como consecuencia de la subida del Salario Mínimo
Esta es todavía más polémica porque, depende de cómo se mida la desigualdad, una demuestra que la desigualdad global no ha dejado de caer desde 1952, y desde 1990 cae en picado pero si se mide por el tanto por ciento de riqueza del país que posee el 10% más rico el resultado es otro:
Y ya que siempre me gusta tocar algo de mercados, aquí la evolución del indicador de las mejores empresas europeas y el del sectorial bancario desde que la liquidez del BCE provocó tipos negativos en el EONIA primero y el Euribor después

El péndulo: el siglo XXI

Anteriores:
https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo.html
https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo-se-acerca-keynes.html
https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo-se-acerca-hayek.html

https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo-el-fracaso-de-la-economia.html

https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/12/el-pendulo-los-peligros-de-la.html

Es un mito decir que el neoliberalismo triunfó y que es el culpable de la Gran recesión de 2008. Es cierto que dejó su influencia años después de la caída de Reagan y Thatcher y que en el mundo financiero norteamericano las desregulaciones de Clinton no fueron positivas pero lo cierto es que el detonante de haber hinchado las sucesivas burbujas que estallaron a partir de 2008 no fue sólo el mercado sino decisiones de políticos y bancos centrales. Nadie hizo caso a Keynes cuando abogó por ser austeros en época de bonanza y nadie hizo caso a Hayek cuando abogaba por menos estado. Las guerras del Golfo dispararon el déficit público norteamericano, las políticas populistas de Bush hijo animando a las agencias semigubernamentales Fannie Mae y Freddie Mac a conceder créditos hipotecarios incluso sin entrada… no se parecen a nada que defendieran ambos economistas. Como mucho se le puede achacar al espíritu keynesiano la bajada de tipos global y las inyecciones de liquidez que trataron de combatir el impacto económico global tras los sucesos del 11S. Pero fue culpa de los gestores políticos y financieros no haber controlado en los sucesivos años todos esos flujos.


Las medidas tomadas a finales de 2008 (el “Plan Paulson”, todavía con Bush de presidente) fueron keynesianas y funcionaron allí pero no tanto en otros países. Y es que se ha demostrado una vez más que todo es relativo. El poder del dólar hace que los EUA puedan tener mucho déficit presupuestario, mucho déficit comercial, mucha deuda… y seguir sin problemas. Grecia no, ni muchos otros países que no pudieron afrontar pagos. También aprendimos que el gran poder de los grandes bancos se ha quedado obsoleto, ahora sobreviven gracias al gobernador central de turno y a los políticos que, temerosos del efecto contagio de alguna quiebra, les favorecen.

El caso es que en la actualidad el debate Keynes/Hayek parece haber quedado obsoleto. Influencia de las ideas del segundo han quedado –más en algunos países como los EUA- que en otros –la Europa del bienestar- pero en general se limitan a una cierta liberalización de algunos sectores y privatización de otros pero más porque se ha demostrado que es más práctico y barato (hasta ayuntamientos de izquierdas prefieren subcontratar servicios municipales que aumentar plantilla pública) que por razones ideológicas. Pero como vimos con la crisis asiática de 1997 la globalización ha dejado herida de muerte la idea de que el mercado puede auto-regularse ya que un solo país que se salte las “normas” puede provocar una recesión global.

Keynes sí ha triunfado como principal ideólogo de todas las políticas económicas que se están aplicando en la actualidad… pero sus teorías se usan de forma bastante distorsionada. Además, el poder de los gobiernos se está relativizando por dos factores propios de este siglo: uno son las grandes multinacionales, mayores que muchos países y que han existido siempre pero que por la globalización y los avances tecnológicos pueden presionar con cambios de sede y pueden crear subcontratas por donde sea que puedan pagar menos impuestos (AQUÍ lo explican muy bien) mientras que la presión fiscal general no deja de subir. Otro es el inmenso poder de los bancos centrales. Cierto que en China, Japón, Rusia etc. no son independientes pero en los EUA –y a pesar de las presiones- no son una rama del gobierno y en la Eurozona, Draghi demostró ser más presidente de Europa que cualquier político votado. Keynes estaba a favor de usar la política monetaria pero dudo mucho que hubiera podido imaginar –apenas nadie lo podía pensar hace 11 años- y aprobar lo que está pasando hoy en día para poder frenar la deflación y que el coste de la enorme deuda pública esté contenido.

Lo que sí está claro es que sea por el estado, por los bancos centrales o por las grandes compañías, el poder del libre mercado es cada vez menor aunque muchos políticos sigan llamando liberalismo al “capitalismo de amiguetes”, la extrema manipulación monetaria y el peligrosísimo poder de unas pocas compañías que se ha impuesto. Siendo evidente el gran poder de los estados en la economía (liderados por los bancos centrales) y el rol de China (una de las economías más intervenidas del mundo) como próxima primera potencia mundial, también lo es el de las grandes multinacionales. Más bien parece que el péndulo ha perdido el eje…

Si tanto nos quejamos ¿por qué los votamos?

Un mes después de las últimas elecciones, es normal que a la gente le preocupe que el resultado haya provocado una situación de ingobernabilidad peor que la creada tras el resultado anterior aunque creo conviene resaltar que el responsable de esto no es el fin del bipartidismo sino precisamente lo contrario. Y es que PP y PSOE llevan gobernando décadas y sumando entre ellos la suficiente mayoría como para cambiar muchas de las cosas de las que los españoles nos quejamos en las redes sociales y en los bares con los amigos. Si no lo han hecho y aún así, la suma de ambos fue mayor que la de hace unos meses, significa que los españoles no estaremos tan descontentos como decimos ya que las soluciones a algunos de los temas que más nos preocupan no dependen de la ideología de cada uno de estos partidos sino a su falta de voluntad premiada con nuestros votos.

Por ejemplo, un tema no ideológico que no han querido solucionar y que no aparece en sus programas electorales es el de los okupas: gente que se mete en casas y que no puedes sacar en mínimo un mes (y eso porque la ley de 2018 mejoró algo las cosas) que al final siempre es más tiempo porque los okupas aportan documentación falsificada para alargar los plazos. Si alguien te coge el coche o el móvil, le denuncias por ladrón y si le pillan le encausan y te devuelven lo robado pero si se mete en tu vivienda, tu propiedad, todo son problemas y encima no les supone un riesgo legal (¿conocéis algún okupa en la cárcel por serlo?). Es más, en muchos caos la justicia se pone del lado del infractor. La semana antes del 10-N detuvieron a los que intentaban sacar a unos okupas de un chalet y en Santurce la policía se puso de su lado contra los vecinos Se da incluso la incoherencia de que es más fácil echar de tu casa a un alquilado que deja de pagar que a alguien que se cuela sin pagar nada en cuanto el alquilado deja la propiedad. ¿De qué sirve entonces esforzarse por comprar una propiedad si el estado no te garantiza su uso, cómo aumentará el número de viviendas en alquiler ante esta indefensión? La única explicación de que PPPSOE hayan hecho tan poco para variar esta clara anormalidad del estado de derecho es su cobardía: mientras el problema sea de una familia no lo es del estado. Es inconcebible. Por no hacerse cargo del coste social o de imagen por aquellos mínimos casos en los que entre los okupas haya niños, se lavan las manos.

¿Y qué decir de la emigración ilegal? Ahí reconozco que hay que tomar una decisión que quizás sea diferente para cada uno pero lo cierto es que ninguno toma medida alguna y lo deja correr, lo cual les convierte en gobernantes inútiles en este tema. Está claro que si tenemos fronteras es para usarlas y que deberían entrar emigrantes legales y refugiados pero nunca ilegales y en eso están de acuerdo los dos grandes partidos aunque en el pasado hicieran la vista gorda. Pero dejando a un lado lo pretérito, lo cierto es que a día de hoy en muchas ciudades españolas hay seres humanos que no tienen capacidad legal de trabajar por lo que lo único que pueden hacer para sobrevivir es dedicarse a actividades alegales, como por ejemplo los manteros, o ilegales y convertirse en delincuentes. En muchos municipios les dejan hacer una injusta competencia a los comercios tradicionales que sí pagan impuestos para evitar que su única alternativa sea el robo. Es evidente que sólo hay dos opciones posibles: o se les expulsa o se les legaliza, lo que no se puede hacer es no resolver el problema, dejar que pase el tiempo. ¿Para qué elegimos un gobierno y un Parlamento si no toman decisiones porque las consideran difíciles?

Por no extenderme demasiado podemos citar también lo del Senado: o que le den contenido o lo cierren en lugar de mantenerlo para dar trabajo a los suyos y ¿qué decir de su negativa a crear una nueva ley electoral más justa con una circunscripción única y un alto porcentaje mínimo de votos para poder entrar en el Parlamento? No es ni de derechas ni de izquierdas, es algo lógico, que garantizaría que la voluntad popular de los españoles estuviera mejor representada, mejoraría la gobernabilidad, reduciría el poder de aquellas formaciones que no tienen como prioridad el beneficio común porque sólo defienden lo de su región y promocionaría los pactos antes de las elecciones porque quien no llegue al umbral mínimo buscará alianzas… de ese modo sería la gente la que pudiera votar a sabiendas sobre con quién pactará su partido después. Y si entramos en economía lo que más llama la atención es el lenguaje vacío: todo fueron promesas vagas (como la de garantizar las pensiones o crear empleo) sin explicar cómo lo harán… pero vamos, que asumiré el resultado de las urnas porque con todos los defectos que tiene la democracia, es mejor este sistema que el que defienden algunos últimamente en varios puntos del planeta: que se haga lo que quieran aquellos que se manifiestan más.

El péndulo: los peligros de la globalización

Anteriores:
https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo.html
https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo-se-acerca-keynes.html
https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo-se-acerca-hayek.html

https://droblopuntocom.blogspot.com/2019/11/el-pendulo-el-fracaso-de-la-economia.html

En América Latina también triunfó el estatismo, tanto en la Argentina de Perón como en la mayoría de países pero tras la caída de Allende en Chile, Pinochet –un lego en economía- iba a intentar otro camino de la mano de ideólogos de la Escuela de Chicago. Y es que un año después de llegar al poder la inflación crecía el 20% ¡mensual! por lo que se dejó aconsejar para tomar el rumbo de los Chicago Boys (chilenos de la universidad pontificia de Santiago que habían estado en Chicago aprendiendo de las teorías económicas de Hayek y Friedman). Más mercantilismo y menos estado derivaron en la privatización de más de 500 empresas estatales, la abolición de los aranceles y los límites de precios, la reducción del gasto público, liberalización de los mercados… 

Friedman recibió el Nóbel en 1976 y fue muy criticado porque le acusaban de complicidad con los crímenes de Pinochet. Aunque siempre se habla de Tatcher y Reagan, lo cierto es que Chile fue el país pionero en tomar todas estas medidas unos años antes que ellos. Y como les pasó a Reino Unido y a los EUA, la reacción de corto plazo fue muy negativa en costes sociales llegando, por ejemplo, el desempleo al 30%. Pero al final mantuvieron durante años el mayor crecimiento económico de América Latina. Resulta paradójico que unos militares que habían tomado al asalto el poder político, aceptaran una menor injerencia del estado en la economía, algo que continuó después con la vuelta de la democracia.


En 1992 los EUA estaban en recesión y eligen a Clinton como presidente, toda una incógnita económica ya que parecía preocupado por la enorme deuda del país y parecía proclive al comercio, algo que no era habitual en las filas demócratas. Por aquella época se criticaba mucho la competencia industrial de Japón que estaba perjudicando al obrero norteamericano (¿suena de algo?) y también se criticaba el Acuerdo de libre Comercio con México y Canadá (NAFTA) ideado por Bush padre. Clinton seguramente ganó porque el independiente Ross Perot obtuvo los votos de los republicanos que estaban contra este acuerdo. Clinton resultó ser un presidente muy pro-mercado, reduciendo el déficit (incluso consiguió superávit presupuestario algún año) y apoyando el comercio y el NAFTA que en campaña decía que reformaría (y que consiguió aprobar finalmente con más votos republicanos que de su propio partido). 

El NAFTA entra en vigor el 1 de enero de 1994 y en diciembre México sufre una crisis que devalúa el valor del peso y amenaza la estabilidad económica del país por lo que la Administración Clinton acuerda conceder un crédito multimillonario al país vecino que consigue salvar la situación en poco tiempo. Esta reacción, que puede parecer muy normal en la actualidad y en la que los EUA probablemente actuó más por su propia estabilidad (y por la de los bancos y financieros norteamericanos que poseían deuda mejicana) que por la del país vecino, supuso un ejemplo de los límites del libre mercado. Lo “lógico” hubiera sido, siguiendo las teorías de Hayek, que los hechos se sucedieran sin un rescate de dinero público pero se consideró –como en la actualidad- que merecía más la pena intervenir que dejar que el mercado se auto-regulara. Además sentó un mal precedente: “arriesga que ya vendrá el dinero público a salvarte si te equivocas”.

Los 90 fue la década de la globalización, un mercado planetario que trajo, en general, más beneficios que inconvenientes: un mundo de flujos de dinero, de turistas, de innovaciones tecnológicas… y que sobrevivió a los atentados de las Torres Gemelas, a las dos guerras del golfo y a la Gran Recesión de 2008 aunque por culpa de ella está cada vez más en entredicho. Nos encontramos con otra paradoja: actualmente un presidente conservador como Trump está a favor de los aranceles que es algo sobre lo que históricamente han luchado los economistas partidarios del libre mercado y que han apoyado los de izquierdas. Lo cierto es que mezclar política y economía no es muy exacto y aunque los laboristas ingleses en la campaña de 1946 se apropiaron a Keynes como suyo contra un Churchill pro-Hayek, a día de hoy uno de los países con políticas más keynesianas es el Japón del conservador Abe.

En 1982, tras años de crédito barato hacia Latinoamérica, México no puede pagar sus deudas y eso provoca una crisis fuerte en la región que afecta sobre todo a la banca norteamericana. No es muy diferente a la burbuja de crédito que ocurrió en el sur de Europa tras el ingreso en el Euro. Lo que rápido viene, si no se sabe gestionar, puede provocar muchos problemas. He citado el ejemplo mejicano porque no se aprendió de él y en 1997 Thailandia –un país con una evidente debilidad institucional, con mecanismos de seguridad nacionales imperfectos y una banca muy débil- permitió a sus empresas tomar créditos de bancos extranjeros. Con una moneda artificialmente alta (1 baht=1 dólar) la crisis no se hizo esperar ya que pronto se agotaron los $ para cubrir las ventas de bahts. Nadie actuó, era una pequeña economía, fuera del área de influencia de las grandes potencias financieras, “el mercado se auto-regulará”… pero el contagio se extendió a Malasia, Indonesia… países más grandes y más poblados. Y a finales de 1997 había legado a la floreciente Corea del Sur, undécima economía mundial. Bancos japoneses, europeos y norteamericanos empezaron a tener muchos problemas.

El contagio sale de Asia, provoca el impago de la deuda externa de Rusia y acaba afectando a todas las economías en vías de desarrollo y por lo tanto también a las desarrolladas. Es el momento en el que el Long Term Capital (del que ya hemos hablado en otras ocasiones), dirigido por dos premios Nóbel que habían calculado probabilísticamente todas sus inversiones para no perder, estaba al borde de la quiebra. Si nadie movió fondos para salvar a Thailandia porque era pequeña y estaba lejos cuando hubiera sido bastante barato haber frenado el contagio posterior, cuando llegó a este fondo, consiguió poner de acuerdo a los banqueros de los EUA que, bajo el auspicio de la FED de Greenspan, inyectaron miles de millones de capital privado para evitar su caída. Entonces se presumió mucho de esta solución que no costó nada a los contribuyentes


El caso es que esta crisis abrió los ojos a muchos que vieron que hacían falta crear reglas para el libre mercado porque su poder era tan grande e imprevisible y tan peligroso debido a la globalización, que se necesitan amortiguadores contra los riesgos. Al final el FMI –imponiendo medidas contra corrupción, recorte del gasto público y mayores tipos de interés a cambio de créditos- pudo salvar a Brasil, entonces la octava economía del mundo, a finales de 1998 y a partir de ese momento el contagio se calmó pero fue una gran advertencia. 

A finales de 1999 en la reunión internacional de la Organización Mundial de Comercio (entonces con 135 países) en Seattle, las multitudinarias protestas en las calles sorprenden a los organizadores. En su mayoría son trabajadores norteamericanos contrarios a la deslocalización de las empresas que se van a otros países con menores costes salariales y sin regulaciones medioambientales. Dentro de la reunión, los países más pobres exigían lo contrario: más comercio y más mercado libre. Por ejemplo, que no sea el gobierno norteamericano el que fije unas cuotas de importación textil por países porque eso no es libre mercado. Tanzania, por ejemplo, afirmó que no necesitaría ayuda extranjera si pudiera vender libremente a Occidente todo lo que quiera. Los más pobres dentro de los países más ricos se oponen a la globalización mientras los más pobres de la Tierra quieren que la globalización vaya a más. Cada uno defiende sus intereses y aunque en el segundo bando hay muchísima más gente, éstos no votan en los países más ricos del globo.

El próximo miércoles acabaremos con este repaso al movimiento del péndulo “más o menos estado” hablando del siglo XXI

Religiones más populares del mundo