Mitos nórdicos

Daniel es un ingeniero de profesión al que conocí por nuestra mutua pertenencia al grupo Thinknomics y al que pude ponerle cara hace un par de años en un encuentro en Marbella. Él tiene un blog en el que se dedica a matizar ciertos mitos económicos. No los niega pero expone una serie de datos y argumentos que nos llevan a dudar de que determinadas creencias muy comunes sean ciertas. Y uno de sus motivos recurrentes es la falsa idea que tenemos sobre la economía de los países nórdicos, tan idealizada por algunos políticos en España.

Por ejemplo, en una de sus últimas entradas, y ya que está tan de moda, explica cómo funciona el tema de las pensiones allí y resulta que lo que ocurre es que además de la pensión pública obligatoria (la única que lo es en España), allí también es obligatoria una pensión privada. Y ésta es tan importante que el porcentaje que supone la primera pensión pública que recibe un jubilado con respecto al último salario en España es del 72,3% (si alguien cobrara 1000 € antes de jubilarse, de media pasa a cobrar 723€), en Finlandia es del 56,6% y en todos los nórdicos es inferior hasta llegar al menor: Islandia en el que alguien que tiene un sueldo un 50% superior a la media sólo recibe un 2,1% de su último salario en forma de pensión pública. ¿Por qué ocurre esto? Porque en su día sindicatos y empresarios decidieron que parte del salario se iba a invertir para que ello redundara en mejores pensiones y en todos los nórdicos existe un sistema de pensiones privadas obligatorias o cuasi obligatorias a través de las negociaciones de los convenios colectivos entre trabajadores y empresas que acaban aportando más dinero a los jubilados que la pensión pública.. En resumen, que cuando los partidos de izquierdas ponen como ejemplo de avances sociales a “los nórdicos” deberían tener en cuenta que la mayor parte de los ingresos de sus pensionistas allí procede de fondos privados de pensiones. Ojo, que yo no defiendo ese sistema, sólo digo que a aquellos que les parece que es anti-social y de derechas fomentar los fondos de pensiones privados, entonces deberían dejar de poner a estos países como ejemplo.

Otro tema en el que se pone como ejemplo a “los nórdicos” es la desigualdad pero es otro mito y qué mejor que esta imagen para demostrarlo

Incluso si se mide por el Indicador Gini es así. Es decir, que no porque sean países con un –supuesto- gran gasto público social, son menos desiguales. Más bien al contrario.

En otro artículo también muestra que existe evidencia clara de que hay más empleo público en los países nórdicos, aunque también es cierto que no solamente los salarios que reciben sus trabajadores son de media notablemente inferiores a los españoles (medidos en relación al PIB del país), sino que las condiciones laborales que disfrutan las plazas de funcionarios en España no existen en los países del Norte de Europa (es decir, que los convenios colectivos y leyes laborales protegen con mucha menos intensidad las plazas de los funcionarios públicos allí -por ejemplo no son cargos vitalicios- que aquí). Y que aunque los países del Norte de Europa sí presentan indicadores de protección al trabajador superiores a España, como por ejemplo períodos de notificación de despido procedente más amplios, más días de vacaciones remuneradas con respecto a nuestro país, más flexibilidad y prioridad en la renegociación de un contrato ante la notificación de un despido procedente, menor número de meses cotizados necesarios para acceder a la prestación por desempleo, mayor número de días mínimos de baja por maternidad/paternidad…etc. resulta que su mercado laboral está mucho menos regulado, son proclives a la libertad económica (es decir, más cercanos al liberalismo que al socialismo) y las indemnizaciones por despido son muy inferiores por lo que de nuevo, si se quiere copiar o poner como modelo a estos países resulta que la última reforma laboral del PP, tan criticada por la izquierda, acerca precisamente a este modelo (por ejemplo en Dinamarca el despido es casi gratis para la empresa).

También conviene tocar el tema de los impuestos, de nuevo espejo en el que algunos dicen que deberíamos mirarnos.Primero si nos fijamos en los impuestos sobre el consumo (desde IVA a impuestos especiales sobre bebidas, combustibles, tabaco etc.) son mucho más altos allí (y recordemos que son los impuestos teóricamente menos progresivos), también son mayores los impuestos al trabajo (la diferencia entre salario bruto y neto), también pagan más los autónomos y sin embargo, el tipo impositivo implícito para las empresas es bastante similar al igual que los impuestos al capital como porcentaje del PIB… contra lo que dicen algunos. Tampoco en impuestos al patrimonio hay grandes diferencias con nuestros vecinos del Norte:

Ni en los marginales máximos del IRPF

Y es más, España aplica un tipo efectivo a las empresas superior a todos los países nórdicos. En palabras de Daniel: “ni los nórdicos aplican más presión fiscal que España al capital, ni sus empresas tienen una cuña fiscal superior, ni aplican impuestos a la propiedad privada más gravosos, ni en todos los países nórdicos sus trabajadores de mayor renta colaboran con impuestos al trabajo muy por encima de nuestro país, ni los marginales máximos son muy diferentes. Por otro lado, recaudan mucho más a través de un impuesto poco progresivo como es el IVA, y son sociedades que permiten y toleran en general mucha más desigualdad en la riqueza 

Finalmente, a la vista de las estadísticas, ni España gasta poco en gasto público social en comparación con los países más prósperos de la OCDE, ni los países nórdicos son quienes más gastan.

Podemos añadir muchas más particularidades que demuestran que no tiene sentido que la izquierda use a los nórdicos como modelo: Suecia privatizó Correos (y hay más carreteras privadas que públicas), el salario mínimo no es una imposición legal, en Noruega los estudiantes reciben créditos y no becas, la educación privada es fomentada y no se ve como un perjuicio para la pública, en casi todos hay copago sanitario, se castiga sin subsidio al parado que rechaza un trabajo, Dinamarca es un estado confesional (y la actual reina es la máxima autoridad eclesial)…etc.

Mi opinión es que por principio los modelos económicos no son transferibles y medidas que triunfan en un país podrían fracasar en otro y viceversa, que hay que tener en cuenta la Historia, las tradiciones, el carácter (un ejemplo: en Suecia si no anulas una cita médica con una anticipación de más de 24 horas te cascan una multa de 40€) y hasta la coyuntura. No tengo ni espacio ni ganas para analizar qué me gusta y qué no de los países nórdicos y además no era mi intención con este artículo, simplemente constato que quienes hablan de ellos como ejemplo de algo que no son, puede que o bien no los conozcan o lo hagan pero sólo ofrezcan, aposta, una versión parcial y adulterada de ellos. Y eso no está nada bien.

¡Viva el gasto!

En economía es famosa la pelea entre keynesianos y liberales, que se ha simplificado para el gran público en intervencionismo público o no en la economía, e incluso en izquierdas y derechas. La similitud de las acciones de los gobiernos de todas las ideologías en la mayoría de países del mundo desde que cayó el Muro, deja claramente como vencedor al bando de Keynes, cuyas teorías han servido a la mayoría tanto para explicar lo ocurrido en la última crisis como para encontrar soluciones… y son aplicadas tanto por gobiernos muy conservadores como el de Abe en Japón como en la Portugal gobernada por una coalición de izquierdas. Cuando desde 2010 los países de la Eurozona empezaron a recortar los déficits, medida anti-leynesiana en época de crisis, parecía que se tomaba otro rumbo pero gracias a la expansión monetaria de BCE decidida en 2012 en el fondo se mantuvo la misma política.

Sin embargo, a Keynes le han traicionado mucho y ahora que la crisis se está dejando atrás, aún más ya que se olvida uno de sus principios más acertados: que la política fiscal debe ser contracíclica, es decir, debe ser expansiva en los momentos de crisis, bajando impuestos y elevando el gasto, y contractiva en las fases expansivas, reduciendo el crecimiento del gasto y evitando recortes de impuestos para reducir de ese modo el endeudamiento excesivo generado en la fase recesiva. Y los PGE de 2018 (que podría haber firmado un gobierno del PSOE que sería duramente criticado por una oposición del PP) caen en esa traición ya que tenemos el déficit más grande de la Eurozona y a pesar de eso bajamos impuestos y subimos pensiones y salarios públicos (medidas electoralistas de corto plazo) mientras recortamos en el largo plazo manteniendo la inversión pública en mínimos históricos. No es que yo sea un fan incondicional de Keynes pero justo en lo que encuentro más acertado de él es en lo que menos caso se le hace.

¿Por qué no comulgo con muchas teorías de Keynes a pesar de reconocer su enorme valía como economista? Sobre todo por sus críticas al ahorro. Me explico: el dinero de una sociedad puede destinarse al consumo, a la inversión o al ahorro. Según él tanto el consumo como la inversión son actividades productivas que permiten aumentar el empleo y dinamizar la economía; en cambio el ahorro supone dejar ocioso ese recurso. Cuanto más aumenta el ahorro y disminuye el consumo y la inversión peor irá la economía. Dado que los mercados cíclicamente se enfrentan a incertidumbres que los empresarios intentan combatir mediante el atesoramiento de dinero, hay que sustituir esa parte de la economía que tiende a permanecer pasiva. La misión del Estado cuando pasa eso es, por un lado, buscar empleo a esos recursos ociosos (mediante rebajas de tipos de interés e incrementos del gasto público) y, por otro, reducir la incertidumbre (generalmente con proyectos sufragados por el erario público). Exactamente lo que las autoridades financieras y políticas hicieron tras la quiebra de Lehman Brothers.

Dejando de lado el debate sobre el intervencionismo en la economía, Keynes claramente da por hecho que la riqueza se genera gracias al consumo, ve el ahorro como algo negativo y cree que la recesión es culpa –poco más o menos- de la irracionalidad de los consumidores que frenan el gasto. Hay muchos autores que han demostrado que económicamente el ahorro es bueno (y a mi me parece muy peligroso que esté bajando tanto en España) pero creo es más fácil recurrir al sentido común: si nadie ahorrara y todos gastáramos todo –incluidas las empresas- sólo podríamos progresar y financiar los proyectos (aún menos tendrían acceso a vivienda y coche en propiedad) recurriendo al endeudamiento. Y ya hemos visto lo que esto significa para la economía mundial: ciclos de expansión y contracción continuos porque los créditos suponen un mayor consumo presente a costa de un menor consumo futuro. De la crisis de las .com se salió con dinero barato y condujo a una recesión aún más grave y en esta estamos haciendo lo mismo y ya veremos la gravedad de la próxima crisis… Es un círculo vicioso al que no veo final.

Yo considero que el consumidor no es culpable de nada: si le ofrecen estabilidad laboral, buenos ingresos, productos atractivos y un precio asequible (e incluso cuando no lo es como el caso de los iPhones), seguro que gasta, y si no lo hace es porque detecta que no se cumplen esos requisitos o algunos de ellos. También creo que el ahorro es el verdadero impulsor del progreso, y es falso diferenciarlo de la inversión ya que cuando hacemos un depósito en el banco éste mueve ese dinero por nosotros, muy poco ahorro se guarda bajo una baldosa y está quieto, el capital que hay dentro del sistema financiero siempre se está moviendo. Pero fuera de estas disquisiciones lo que me llama más la atención es lo insostenible que es el modelo keynesiano sin bruscas crisis. Las teorías de priorizar el gasto sobre el ahorro –tan seguidas por los dirigentes actuales- no tuvieron en cuenta ni la gran explosión del crédito de los años anteriores a la última crisis ni el futuro de nuestro planeta. ¿Cómo vamos a basar todo el desarrollo económico de 7 mil millones de individuos en el gasto continuo, en el consumo desaforado y en endeudarnos, vamos a esquilmar todos los recursos naturales del planeta para que no baje la producción? Aquí es donde las teorías keynesianos, en teoría más de “izquierdas” chocan de frente con el movimiento ecologista, teóricamente afín, dejando de nuevo en evidencia la costumbre de etiquetar y simplificar los pensamientos de las personas.

Pero es que además esta ansia por consumir va contra el propio ser humano: los que somos padres sabemos que cuanto más regalos obtienen los niños menos los valoran. Nada demuestra que toda esta abundancia de bienes materiales, que durante la próxima crisis echaremos de menos y nos hará más infelices, nos vayan a hacer mejores. Basar el crecimiento en consumir, y consumir generando deudas para los que vengan detrás acabará con la Humanidad (sea por las deudas en sí, sea porque caiga todo el sistema al dejar de confiar en los bancos centrales que “imprimen” dinero a conveniencia) si no acaba antes con nuestro ecosistema, que al fin y al cabo es lo mismo. Ya no hablamos sólo de economía sino de supervivencia.

CaraLibro

Facebook es una empresa que gana mucho dinero siendo apenas una web. Muy bien hecha, que ya se embolsa el 20% de todo el negocio publicitario on-line gracias a su enorme cifra de usuarios… pero no deja de ser una web. Sin ser una idea original la de crear un espacio de contacto entre diferentes personas, es evidente que la creación de Mark Zuckerberg, sea por su diseño o por su fiabilidad, ha conseguido un enorme éxito. Como usuario nunca me ha interesado demasiado y si tengo una página es porque como hace 15 años vivo en una ciudad diferente a la de toda mi familia y algunos amigos, me es útil para seguir el contacto. Pero aparte de echar un vistazo un par de veces a la semana y de la utilización esporádica del servicio de mensajería, mi uso viene a que todo lo que publico en twitter (que esa sí es mi red preferida) aparece automáticamente en mi perfil de Facebook. Como inversión, me he equivocado mucho con Facebook (siempre me ha parecido que se pasaría de moda y/o que la desbancaría otra web mejor hecha) porque nunca le he visto el potencial que otros sí supieron ver y con el que algunos han ganado mucho dinero… al menos hasta hace poco.

Pero, y quizás por eso subestimé a Facebook como inversión bursátil, además del servicio aparente que ofrece esta web, hay un negocio que es el de la información, el llamado big data. Resulta que cuando pides en Facebook una copia de todo lo que saben de ti (y es fácil y gratis hacerlo, AQUÍ te da la opción) y te llega el mail con el link donde descargarlo, hay una enorme cantidad de megas con todo tipo de datos (aunque lo que más “pesa” son las imágenes y los vídeos) y que van desde la agenda de tu propio móvil hasta las diferentes IPs que has usado en los últimos años, desde todos los mensajes con tus amigos hasta las aplicaciones que tiene tu móvil instaladas… Con esto quiero decir que lo que sabe de nosotros excede incluso la información que nosotros hemos aportado. ¿Significa eso que FB está ganando dinero con todo lo que sabe de nosotros? Por supuesto que sí. Y no es nuevo, y además hace tiempo que se sabe cómo lo hace.

Tanta información permite, teóricamente, una publicidad mejor dirigida y por tanto más efectiva. ¿Puede que esa propaganda bien manipulada nos haga cambiar el voto? Eso es más difícil. Como dijeron los geniales Les Luthiers “Toda cuestión tiene dos puntos de vista: el equivocado y el nuestro” y como todos tenemos criterio (sea fundamentado o tomado prestado) una vez que hemos tomado partido nos es muy difícil cambiar de opinión. Hay quien cree que los anuncios del FB pueden decidir unas elecciones pero yo no creo que llegaran a ello sin ser proclives a esa opción que finalmente eligieron. Porque incluso cuando dudamos nunca estamos al 50%, siempre hay un lado que nos tira más, aunque sea inconscientemente. De hecho, Cambrigde Analytica, que presume de tanta influencia, trabajó con Ted Cruz, candidato republicano a la presidencia que perdió contra Trump, demostrando que su “valía” no es tan grande.

Hace poco leí esta anécdota histórica: Cuatro días antes de la elección de 1924 en el Reino Unido, el Daily Mail publicó una carta, presuntamente escrita por el presidente de la Internacional Comunista, Grigori Zinoviev, que llamaba a los comunistas británicos a movilizar “fuerzas simpatizantes” en el Partido Laborista para apoyar un pacto anglo-soviético y alentar la “agitación y propaganda” en las fuerzas armadas. Más tarde se descubrió que era falsa (un fraude creado por rusos blancos anti-bolcheviques o tal vez por el servicio secreto británico) pero para entonces ya había causado –teóricamente- la derrota del primer gobierno laborista del Reino Unido. Como vemos, lo de las “fake news” no es nuevo pero me puse a pensar qué clase de labor hizo ese gobierno que una simple carta escrita por un extranjero les llevó a la derrota electoral y me puse a a buscar en la historia del Reino Unido y resulta que ese primer gobierno laborista era un gobierno muy débil –el partido más votado era el conservador- que apenas duró 9 meses y que fue sostenido por una coalición con los liberales. Es más, en las elecciones que cita la anécdota el descalabro mayor lo sufrieron los liberales que perdieron 118 de sus 158 escaños y no los laboristas que sólo perdieron 40. Vamos, que la propia anécdota contra las “fake news” era de algún modo una “fake new”

Con esto quiero decir que puede que los anuncios o las noticias manipuladas (sea con mala intención o por descuido al confrontar las fuentes) resten o sumen votos pero al final, si un gobernante lo hace bien, no va a ser suficiente con eso para hundirle y si lo hace mal, basta con poco. Lo que ocurre es que en el país de los ciegos el tuerto es el rey y si la clase política tiene una muy mala imagen ganada a pulso con sus obras, es más fácil que nos creamos algo malo inventado sobre ellos porque no nos sorprenderá y lo encontraremos verídico. En resumen, que si Trump ganó fue en parte gracias a él, en parte por culpa de su rival y en parte por el sistema electoral norteamericano. Magnificar la importancia que tuvo Facebook me parece un error. Conozco muchos productos muy bien publicitados (desde películas a coches) que luego han fracasado y otros con apenas publicidad han resultado un éxito. Porque la propaganda influye pero al final lo que más cuenta es el producto… O al menos eso espero.

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Empiezo con una bien curiosa (y no he comprobado si es exacta): Ciudades del mundo que están en la misma latitud que algunas ciudades españolas
Esta otra, que muestra en una selección de países la evolución del precio de la vivienda desde 1970, es la típica que permite diferenciar una tendencia alcista de una burbuja. Personalmente, me sorprende mucho el doble primer puesto del Reino Unido, tanto en el pico de la burbuja de finales de los ´80 como en 2007
Esta está relacionada con la vivienda, es lo desigual por comunidades autónomas (peor sería por ciudades e incluso por barrios) que resulta la evolución de su precio. Siempre me sorprende leer a los que opinan de este sector como si fuera algo homogéneo:
Y no es algo exclusivo de España, aquí está lo mismo pero en las principales ciudades de los EUA:
Otra imagen económica: el destino de las exportaciones de España (¿dependemos demasiado de la Zona Euro y la UE?):
Otra más: el enorme porcentaje de nuestra producción automovilística destinado a la exportación:
Y ya que hablamos de coches, y para descansar de tanta imagen, unos datos. Modelos de coches más vendidos en 2017 en España:
  • León 35.316 unidades
  • Ibiza 33.757
  • Megane 32.131
  • C4 30.880
  • Clio 28.868
  • Qashqai 28.752
  • Golf 28.511
  • Sandero 26.795
  • Corsa 26.739
  • Polo 23.856
Vuelvo con las imágenes con un gráfico que muestra muy bien lo perversa que es la inflación enseñando lo que le ha hecho la inflación al poder adquisitivo del $:
Y acabo con otra curiosidad: PIB per cápita (medido en dólares de 2017) de los diferentes países de Europa en 1890. A mí me llama la atención lo extremadamente rico que era el Reino Unido victoriano, lo pobre que era Rusia y cómo han mejorado los escandinavos… y España

Bimbo y Panrico, el origen del donut español

  (esta historia no está incluida en mi último libro  La prehistoria, y algo de la historia, de 66 empresas: Nacionales y extranjeras, todas...