Oscar Mayer, el mítico fabricante de salchichas que sobrevive como marca

(esta historia no está incluida en mi último libro La prehistoria, y algo de la historia, de 66 empresas: Nacionales y extranjeras, todas famosas, que te animo a adquirir)

Cuando nació Oscar Ferdinand Mayer en 1859 en el entonces llamado Reino de Wurtemberg, (que hoy sería el estado federal de Baden-Wurtemberg) aún no existía Alemania como país (empezó en 1871) pero no hay duda de su origen europeo, si bien se ve a la empresa que montó como un símbolo típicamente estadounidense. El principal motivo es que de adolescente, en 1873, se mudó con su primo J. Schorll, a Detroit, donde empezó a trabajar en el mercado de carne. En 1876 se muda a Chicago, también junto a su primo, y esta vez se emplea en una empresa de envasado… de carne. Meticuloso, Oscar decide montar su propio negocio en 1880 pero, lejos de precipitarse, escribe a su hermano menor Gottfried, que está en Alemania, y le pide que estudie el proceso de elaboración de las salchichas y tardan tres años en montar, juntos, una carnicería en Chicago donde empezó a labrarse fama como fabricante de salchichas, por lo que se considera 1883 el año de la fundación de Oscar Mayer.

En 1887 se casa con otra emigrante (originaria de Múnich) y en parte por eso, y en parte porque el que les alquila la tienda exige más dinero, decide comprar una propiedad de dos pisos que era negocio en su planta baja y residencia familiar en la alta. También influye que se une al proyecto otro hermano, Max, que pasaría a encargarse de la contabilidad (mientras Oscar era el jefe y Gottfried el encargado de la producción). Su crecimiento no fue demasiado rápido y tardó en dar el salto del distrito alemán. En 1900 servía ya a toda la ciudad de Chicago con apenas 43 empleados gracias a la apertura del Mercado de Carne Kolling, sin embargo no fue hasta 1904 que la empresa empezó a promocionar sus productos bajo la marca Oscar Mayer (antes usaron Edelweiss, en cualquier caso fue innovador usar una marca para denominar a productos cárnicos). En 1911 la empresa se convierte en “Oscar F. Mayer y hermanos”.

Durante la década de los ´10 van ampliando rutas, empleando para ello un Ford Modelo T, y dan el gran salto con la entrada del país en la I Guerra Mundial, ya que un tercio de los ingresos de 1918 se debía a ventas al gobierno de productos para alimentar a las tropas, carne que venía con el sobrenombre “Productos Cárnicos Aprobados por Oscar Mayer”. Al año siguiente compran una empaquetadora de carne en Wisconsin y vuelven a cambiar el nombre de la empresa a “Oscar Mayer & Co.”. Desde 1924 se centran en ser ellos mismos los distribuidores de todos sus productos y acortan a “Oscar Mayer”.

Aunque el fundador no muere hasta 1955, es su hijo, también Oscar, el que dirige la expansión y el que en 1936 decide sacar el Wiener Mobile, ese vehículo en forma de salchicha que tanta fama dio a la compañía. Y siguió expandiéndose por el país como empresa familiar (a Oscar hijo le sucedió Oscar nieto) hasta 1977. La crisis del petróleo de 1973 había afectado mucho a la empresa, así como la competencia, y estaba en franca decadencia a pesar del prestigio de la marca. En 1981 los accionistas venden Oscar Mayer a General Foods, que es adquirida en 1985 por Philip Morris, tratando de diversificar su negocio de cigarrillos ante la cruzada global antitabaco. El caso es que Oscar Mayer muere entonces como empresa pero se mantiene como marca. De hecho, en 1988 una flota de 6 Wienermobiles de 7 metros de largo recorrió Estados Unidos remarcando que es la marca Oscar Mayer lo que más valor tenía para General Foods. En 1989 la tabaquera compra Kraft Foods y la fusiona con General Foods formando Kraft General Foods, que sale a bolsa en 2001. Todo este baile desemboca a que en 2015 HJ Heinz Co. compre Kraft Foods Group y pase a llamarse Kraft Heinz, que es quien comercializa los productos con marca Oscar Mayer por todo el mundo. Aunque en España fue, y es, distinto.

Oscar Mayer en España

En 1976 la empresa estadounidense adquiere el 40% de General de Mataderos, propiedad de Anselmo Gil, utilizando su material cárnico para desarrollar sus recetas en el mercado español. Tres años después llega hasta el 80% y Oscar Mayer S.A. (OMSA) es vendida por los estadounidenses al grupo alemán COOP A.G., si bien en 1991 es adquirida por sus directivos españoles con la ayuda del empresario Juan Abelló y su financiera Inversiones Ibersuizas. Otro accionista de referencia en esa etapa fue Construcciones y Contratas. La sociedad pudo mantener el nombre de Oscar Mayer pagando royalties a los estadounidenses por usar la marca. En el año 1999 se estuvo negociando una fusión con Navidul para hacer la competencia al otro grupo cárnico de importancia en el país: Campofrío. La abrupta ruptura de las negociaciones lleva a OMSA a intentar hacer la competencia a Navidul y entra en el negocio del jamón curado construyendo, en colaboración con Ibercaja, un secadero de jamones en Teruel. Finalmente, en el 2000 es Campofrío, liderada por Pedro Ballvé, quien lanza una OPA amistosa y se queda con OMSA. Desde entonces hasta la actualidad, Campofrío es quien produce y vende en España los productos Oscar Mayer pero, como dijimos antes, la historia empresarial de O.M. desapareció hace mucho tiempo y sólo queda el prestigio de la marca.


Rolls Royce, la extraña pero fructífera alianza

  (esta historia no está incluida en mi último libro La prehistoria, y algo de la historia, de 66 empresas: Nacionales y extranjeras, todas famosas, que te animo a adquirir)

Frederick Henry Royce nace en 1863 cerca de Cambridge (Reino Unido) como el menor de cinco hermanos. Todos se tuvieron que trasladar a Londres tras fracasar el negocio familiar (un molino de harina) y la muerte del padre en 1872. Esto empujó al joven Frederick al mercado laboral, vendiendo periódicos y entregando telegramas. Es decir, prácticamente no fue al colegio. Con 15 años entra de aprendiz en la compañía ferroviaria Great Northern Railway donde empezó a interesarse por la locomoción. Tras tres años, y una corta estancia en una empresa de herramientas en Leeds, vuelve a Londres y trabaja en la Electric Ligth and Power Company, empresa especializada en la iluminación de calles y teatros y que se traslada en 1882 a Liverpool. Aprovecha todo lo aprendido y en 1884 monta con un amigo un negocio de accesorios eléctricos (apenas un taller) en Manchester con un capital inicial de 70 libras, de las que sólo 20 eran propias. Y triunfa, el negocio se llamaba F H Royce and Company. En 1894 comienza a producir dinamos y grúas eléctricas y en 1899 acorta el nombre a Royce Ltd. saliendo a cotizar en bolsa.

Charles Stewart Rolls, de familia noble galesa (su padre era barón), nace en 1877 en Londres y disfruta de una educación elitista, si bien su interés temprano por los motores le ganó el mote de “Rolls el Sucio” entre sus compañeros de la escuela privada. En 1894 acude a Cambridge e ingresa en el prestigioso Trinity College para estudiar ciencia mecánica y aplicada. En 1896 celebró su 18 cumpleaños viajando a París para comprarse su primer coche, un Peugeot, y firma como socio del Automóvil Club de Francia (al año siguiente es miembro fundador del Automóvil Club de Gran Bretaña, con la intención de abolir las restricciones impuestas a los vehículos de motor por una ley de 1865). Se cree que ese automóvil fue el primero que se vio en Cambridge, lo que, unido a su aspecto físico (1,95 de estatura) le proporcionó cierta fama en la villa. En 1996 también se convierte en capitán del Club de Ciclismo de la Universidad de Cambridge. Se gradúa en 1898. Su recorrido laboral comienza en un yate de vapor y, como Frederick, también trabaja en una empresa ferroviaria. Pero en 1903, y gracias al dinero de su padre, funda uno de los primeros concesionarios de automóviles de su país. La C.S.Rolls & Co., con un importante capital de 6,600 libras, con sede en Fulham, importa y vende Peugeot franceses y Minerva belgas. Por desgracia, tiene el trágico honor de ser el primer británico que murió en un accidente aeronáutico con un avión motorizado, cuando la cola de su avión se desprendió durante una exhibición de vuelo. Tenía 32 años y era 1910 pero antes de morir le dio tiempo a hacer una fructífera asociación.

Frederick Henry Royce empezaba el siglo XX con una empresa de grúas y dinamos a la que él mismo no veía mucho futuro, es por eso que empieza a interesarse por los coches, comprando su primer automóvil en 1901. Adquirió otro más pero como no acabó de convencerle y decidió usar su taller para crear uno propio en 1904. Construyó tres, uno para él, otro para su socio (el que puso las 50 libras de capital inicial) y el otro se lo vendió a Henry Edmunds, uno de sus directores. Éste era amigo de Charles Rolls, que quedó encantado cuando conoció el vehículo, y estuvo de acuerdo en conocer a su creador. El 4 de mayo de 1904 se produce el histórico encuentro entre ambos en el Midland Hotel de Manchester. Tras más conversaciones, el 23 de diciembre de ese mismo año, Rolls acuerda hacerse cargo para su concesionario de todos los coches que Royce pudiera fabricar. Y se comercializarían como Rolls-Royce, presentando el primero ese mes en el Salón del Automóvil de París: el Rolls-Royce 10 hp. Es en 1906 cuando crean la Rolls-Royce Limited, siendo Rolls el socio capitalista y Royce el ingeniero jefe y director de fábrica, con un sueldo de 1250 libras anuales más el 4% de los beneficios por encima de las 100.000 libras. Se había consumado la unión del hijo del Barón, con dinero familiar a espuertas y la educación más cara, con la del obrero sin apenas estudios que había conseguido casi todo con su propio esfuerzo. Y la coincidencia entre ambos la provocaba la pasión por los coches, por la ingeniería y el carácter competitivo de Rolls, que no se conformaba con vivir de las rentas y siempre aspiraba a más.

Como ya vimos, precisamente eso acabó por provocarle un temprano fallecimiento. Rolls fue el segundo británico de la historia autorizado para volar en ese país y ya en 1903 ganó un premio por el vuelo más largo hasta ese momento y en 1910, un mes antes de morir, fue pionero en hacer un doble cruce sin escalas cruzando en avión el Canal de la Mancha. Le faltó una década de vida para ver a su compañía fabricando motores para aviación. Lo curioso es que el que tenía problemas de salud -al menos desde 1902- era Royce, y en 1912 los médicos le daban apenas unos meses de vida. Sin embargo, se recuperó gracias a dejar el taller y retirarse al campo, desde donde recibía a sus ingenieros. En 1929 su nuevo motor “R” consiguió el récord mundial de velocidad aérea con 575 kilómetros por hora. Dos años después conseguía 655,8. Incluso le dio tiempo, antes de morir en 1933, de inaugurar (y cerrar 10 años después) su primera fábrica en Estados Unidos en 1921 y de comprar la firma de Walter Owen Bentley, aprovechando la crisis que padecía tras la Depresión de 1929. Por pocos días no llegó a ver el primer Bentley fabricado por Rolls-Royce.

En cuanto a la empresa Rolls-Royce, resumiendo mucho: siguió con su negocio de coches de lujo y motores de gran potencia hasta que se declaró insolvente en 1971, por un excesivo coste de la división aeronáutica, lo que llevó a que fuera nacionalizada por el estado británico dado su carácter “estratégico” (y empleaba a 80.000 personas), separando la división de motores para aviones y barcos del negocio automovilístico. En 1987 Margaret Thatcher empezó su privatización y tras varias carambolas, acabó quedándose BMW con la marca Rolls-Royce y Volkswagen con la marca Bentley.

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