¡Viva el gasto!

En economía es famosa la pelea entre keynesianos y liberales, que se ha simplificado para el gran público en intervencionismo público o no en la economía, e incluso en izquierdas y derechas. La similitud de las acciones de los gobiernos de todas las ideologías en la mayoría de países del mundo desde que cayó el Muro, deja claramente como vencedor al bando de Keynes, cuyas teorías han servido a la mayoría tanto para explicar lo ocurrido en la última crisis como para encontrar soluciones… y son aplicadas tanto por gobiernos muy conservadores como el de Abe en Japón como en la Portugal gobernada por una coalición de izquierdas. Cuando desde 2010 los países de la Eurozona empezaron a recortar los déficits, medida anti-leynesiana en época de crisis, parecía que se tomaba otro rumbo pero gracias a la expansión monetaria de BCE decidida en 2012 en el fondo se mantuvo la misma política.

Sin embargo, a Keynes le han traicionado mucho y ahora que la crisis se está dejando atrás, aún más ya que se olvida uno de sus principios más acertados: que la política fiscal debe ser contracíclica, es decir, debe ser expansiva en los momentos de crisis, bajando impuestos y elevando el gasto, y contractiva en las fases expansivas, reduciendo el crecimiento del gasto y evitando recortes de impuestos para reducir de ese modo el endeudamiento excesivo generado en la fase recesiva. Y los PGE de 2018 (que podría haber firmado un gobierno del PSOE que sería duramente criticado por una oposición del PP) caen en esa traición ya que tenemos el déficit más grande de la Eurozona y a pesar de eso bajamos impuestos y subimos pensiones y salarios públicos (medidas electoralistas de corto plazo) mientras recortamos en el largo plazo manteniendo la inversión pública en mínimos históricos. No es que yo sea un fan incondicional de Keynes pero justo en lo que encuentro más acertado de él es en lo que menos caso se le hace.

¿Por qué no comulgo con muchas teorías de Keynes a pesar de reconocer su enorme valía como economista? Sobre todo por sus críticas al ahorro. Me explico: el dinero de una sociedad puede destinarse al consumo, a la inversión o al ahorro. Según él tanto el consumo como la inversión son actividades productivas que permiten aumentar el empleo y dinamizar la economía; en cambio el ahorro supone dejar ocioso ese recurso. Cuanto más aumenta el ahorro y disminuye el consumo y la inversión peor irá la economía. Dado que los mercados cíclicamente se enfrentan a incertidumbres que los empresarios intentan combatir mediante el atesoramiento de dinero, hay que sustituir esa parte de la economía que tiende a permanecer pasiva. La misión del Estado cuando pasa eso es, por un lado, buscar empleo a esos recursos ociosos (mediante rebajas de tipos de interés e incrementos del gasto público) y, por otro, reducir la incertidumbre (generalmente con proyectos sufragados por el erario público). Exactamente lo que las autoridades financieras y políticas hicieron tras la quiebra de Lehman Brothers.

Dejando de lado el debate sobre el intervencionismo en la economía, Keynes claramente da por hecho que la riqueza se genera gracias al consumo, ve el ahorro como algo negativo y cree que la recesión es culpa –poco más o menos- de la irracionalidad de los consumidores que frenan el gasto. Hay muchos autores que han demostrado que económicamente el ahorro es bueno (y a mi me parece muy peligroso que esté bajando tanto en España) pero creo es más fácil recurrir al sentido común: si nadie ahorrara y todos gastáramos todo –incluidas las empresas- sólo podríamos progresar y financiar los proyectos (aún menos tendrían acceso a vivienda y coche en propiedad) recurriendo al endeudamiento. Y ya hemos visto lo que esto significa para la economía mundial: ciclos de expansión y contracción continuos porque los créditos suponen un mayor consumo presente a costa de un menor consumo futuro. De la crisis de las .com se salió con dinero barato y condujo a una recesión aún más grave y en esta estamos haciendo lo mismo y ya veremos la gravedad de la próxima crisis… Es un círculo vicioso al que no veo final.

Yo considero que el consumidor no es culpable de nada: si le ofrecen estabilidad laboral, buenos ingresos, productos atractivos y un precio asequible (e incluso cuando no lo es como el caso de los iPhones), seguro que gasta, y si no lo hace es porque detecta que no se cumplen esos requisitos o algunos de ellos. También creo que el ahorro es el verdadero impulsor del progreso, y es falso diferenciarlo de la inversión ya que cuando hacemos un depósito en el banco éste mueve ese dinero por nosotros, muy poco ahorro se guarda bajo una baldosa y está quieto, el capital que hay dentro del sistema financiero siempre se está moviendo. Pero fuera de estas disquisiciones lo que me llama más la atención es lo insostenible que es el modelo keynesiano sin bruscas crisis. Las teorías de priorizar el gasto sobre el ahorro –tan seguidas por los dirigentes actuales- no tuvieron en cuenta ni la gran explosión del crédito de los años anteriores a la última crisis ni el futuro de nuestro planeta. ¿Cómo vamos a basar todo el desarrollo económico de 7 mil millones de individuos en el gasto continuo, en el consumo desaforado y en endeudarnos, vamos a esquilmar todos los recursos naturales del planeta para que no baje la producción? Aquí es donde las teorías keynesianos, en teoría más de “izquierdas” chocan de frente con el movimiento ecologista, teóricamente afín, dejando de nuevo en evidencia la costumbre de etiquetar y simplificar los pensamientos de las personas.

Pero es que además esta ansia por consumir va contra el propio ser humano: los que somos padres sabemos que cuanto más regalos obtienen los niños menos los valoran. Nada demuestra que toda esta abundancia de bienes materiales, que durante la próxima crisis echaremos de menos y nos hará más infelices, nos vayan a hacer mejores. Basar el crecimiento en consumir, y consumir generando deudas para los que vengan detrás acabará con la Humanidad (sea por las deudas en sí, sea porque caiga todo el sistema al dejar de confiar en los bancos centrales que “imprimen” dinero a conveniencia) si no acaba antes con nuestro ecosistema, que al fin y al cabo es lo mismo. Ya no hablamos sólo de economía sino de supervivencia.

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