La popularidad de los bancos centrales

Pocas voces quedan que no reconozcan el decisivo papel que han jugado los bancos centrales en la salida de la última crisis. Los efectos de sus políticas heterodoxas están por ver ya que al convertir en habituales medidas excepcionales han creado un precedente único que nadie sabe en qué derivará pero de momento el balance se ve tan positivo que por ejemplo la figura de Draghi, un banquero al fin y al cabo, es más popular que la de muchos políticos electos. Tiene cierto sentido que sea un personaje popular si como parece las medidas de BCE han evitado mayores recortes y han salvado a determinados países –como España e Italia- de la suspensión de pagos con medidas que nadie aparenta notar, al menos en el corto plazo, que afecten a su bolsillo.

Aunque BCE sea el banco de todos los europeos sus movimientos de balance, como los del BOJ o la FED, son aparentemente inocuos pata el gran público. Nada que ver con, por ejemplo, el saneamiento de las cajas de ahorro que nos han hurtado a los contribuyentes unos 40 mil millones de €. Lo de los bancos centrales nos parece ajeno. Si además abarata las enormes deudas de nuestras administraciones reduciendo el pago de intereses, si además inyecta liquidez al sector financiero para que nos pueda caer algún crédito, si además mantiene bajo el Euribor en un país con mayoría de hipotecados a tipo variable… difícil no ver al BCE como un héroe y sentir cierta inquietud por la marcha de Draghi este otoño.


Por un lado hay que resaltar que si bien los tipos bajos ayudan a los que tienen deudas a pagarlas, también fastidian, y mucho, a los que tienen ahorros que no son pocos. Hay unos 800 mil millones de € en depósitos y cuentas a la vista en España a lo que sumar los que tienen productos asociados a la renta fija. Prácticamente todos están perdiendo poder adquisitivo porque reciben menos intereses por su dinero que lo que sube el IPC. A eso hay que sumar que esta política de tipos reales negativos ha empujado a muchos a inversiones más arriesgadas (abaratamiento de los considerados bonos basura, posible burbuja en algunos mercados de valores…) y está ayudando a encarecer el precio de la vivienda en España con el coste social que eso supone. A nivel estados, si bien es un lujo para ellos el pagar tan pocos intereses (y hasta cobrar por emitir deuda), el que BCE no haya conseguido aumentar la inflación a pesar de tanta medida extrema, está haciendo muy difícil la tarea de reducir la deuda aunque siendo el bajo IPC una constante en todos los países desarrollados, ¡bastante que los bancos centrales hayan conseguido evitar la deflación, alentada por el abaratamiento del precio de muchas materias primas!.

Otro efecto de la política ultraexpansiva de los bancos centrales se ha visto en la banca. Recurro a un artículo que ya publiqué para recordarlo:

¿Cómo es posible que un negocio tan controlado y mimado por nuestras autoridades pueda generar tantas dudas, cómo es posible que un negocio aparentemente tan lucrativo  como tomar dinero barato y prestarlo caro no sea suficiente para asegurar la viabilidad de la banca?
Bueno, antes de nada hay que hacer un simple cálculo teórico que creo ayudará a entender algunas cosas. Si yo presto 100 mil € a 10 personas y uno de ellos no me devuelve el dinero, ¿a qué tipo de interés debo prestar los otros 900 mil para no perder dinero? Pues si quiero obtener un mínimo de 100 mil € en intereses que es lo que he perdido, deberé prestar al 11.11%. Por supuesto esto es un ejemplo simplista para ver que no es tan fácil ganar dinero prestándolo pero no es del todo así, aunque un crédito entre en mora y haya que provisionarlo por el 100%, se suele recuperar una gran parte, especialmente si hay avales o avalistas, además he hecho el cálculo para un año pero el tiempo que los tomadores pagan intereses suele ser mucho más largo. No obstante, demuestra una gran verdad: a más alta morosidad, menos baratos serán los tipos de los préstamos y si además la expectativa es que esa morosidad aumente o se mantenga (por eso las expectativas son tan importantes), peor aún por mucho que los tipos oficiales estén bajos. Y esto vale para bancos privados y para bancos públicos, ambos deben vigilar a quién prestan: unos porque responden ante sus accionistas y otros porque responden ante todos los ciudadanos que costearán las pérdidas si suceden.
Es por eso que en un mundo sin apenas crecimiento los bancos no saben qué hacer con la liquidez: por un lado invertir es arriesgado y prestar para que otros inviertan, también. No hablamos sólo de créditos a personas, sobre todo de créditos a empresas. Unas quitas como las que han tenido que asumir varias entidades financieras en Pescanova o en Abengoa, por poner dos ejemplos famosos entre las muchas empresas que han tenido problemas los últimos años, obligan a encarecer los préstamos a otros acreedores. 

Y es que cuando un banco tiene problemas de liquidez, BCE, el Tesoro (como hizo el español desde finales de2008  con las cajas de ahorros o el norteamericano comprando acciones de Citibank) o incluso un estado (como pasó con el FROB en España o en Holanda con ING en lo peor de la crisis) puede ayudar, pero cuando tiene problemas de solvencia (como le pasó al Popular que tenía una morosidad del 20% a pesar de la recuperación económica) poco se puede hacer. Primero porque la liquidez se da a cambio de activos y si la mora es excesiva no hay activos suficientes para conseguir provisionar los créditos impagados y segundo porque, me vuelvo a autocitar, “si yo tengo una tienda que no vende, por más dinero que me presten al 0% con la garantía de mi stock, seguiré sin obtener beneficios”.


El riesgo de las políticas de los bancos centrales, además de reducir la rentabilidad de los ahorros, convertir a los bancos en dependientes de una financiación que se creó para ser puntual y a muchos estados en irresponsables porque aprovechan los bajos intereses para no reducir deuda… es que no parece que haya forma de terminar con ella. El BOJ lo compra todo en Japón (hasta acciones) y ni se molesta en marcar una fecha de finalización de su programa, la FED que parecía iba a subir más los tipos y reducir balance, en cuanto vio que la bolsa bajaba echó el freno… y BCE va a recibir tantas presiones políticas que dudo no siga manteniendo una política similar el próximo año también. Con ello están convirtiendo medias excepcionales en habituales, amagando con más tipos ultrabajos y más inyecciones de liquidez a la que la economía empieza a flaquear creyendo que así evitarán la recesión. Sin embargo, acabamos de ver cómo Italia ha entrado en ella a pesar de que BCE le compra la deuda y el estado italiano ya ha auxiliado a varios bancos, demostrando que la política monetaría puede ayudar pero no es suficiente. Y si a pesar de ella llega una crisis, ¿cómo la combatiremos? Por eso la popularidad que hoy tienen los bancos centrales puede ser engañosa el día que, estando como estamos acostumbrados a que nos salven, no puedan hacerlo. Y perder la confianza en ellos sí que puede derivar en una crisis sistémica.

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