El poder de la estadística

Este año, y aunque finalmente acabó plano el día post-electoral, lo cierto es que vendiendo al cierre del viernes anterior y recomprando durante la sesión del lunes, algo de dinero se hubiera obtenido. Y es que la pauta es muy clara:



Y es que aunque muchos duden de la eficacia de la estadística como instrumento para decidir inversiones lo cierto es que es muy útil y en muchas ocasiones resulta más adecuada que el análisis fundamental. Todos, yo el primero, tenemos la tentación de intentar racionalizar los movimientos de los mercados y encontrarles una lógica pero si leemos lo que la mayoría de analistas decían hace 5 meses sobre cómo la bolsa y el crudo iban a seguir bajando de precio debido a la desaceleración económica, la guerra comercial de Trump y el lío del Bréxit… y hoy vemos que todos esos problemas siguen ahí y sin embargo los mercados han tenido uno de los mejores primeros tercios del año de los últimos tiempos, ¿De qué sirve entonces encontrar motivos si incluso cuando esos motivos son reales el precio de los activos reacciona de forma diferente a lo que muchos consideran que sería lo lógico?

La estadística nos ayuda a aumentar las posibilidades cuando elegimos un activo en el que depositar nuestros ahorros y si a nuestro nivel nos podemos fijar en pautas sencillas como que el primer tercio del año suele ser el mejor (incluye los dos mejores meses: enero y abril, parece ser que por la entrada de flujos, uno por el comienzo del año, otro por ser la época de las devoluciones fiscales en los EUA) o que el primer día de mes suele ser alcista, los algoritmos con los que trabajan los programas de alta frecuencia -cada vez más numerosos- son aún más ambiciosos calculando en décimas de segundo muchas más variables estadísticas. Por ejemplo, un programa de alta frecuencia tiene en cuenta que cuando una compañía de capitalización X sube durante un tiempo determinado por encima de la media de cotización de otro plazo concreto, suele tener una desviación hacia un lado o hacia otro de su precio lo bastante llamativa como para apostar a ello… y aunque esto suene a muy enrevesado, resulta que funciona y no es más que un cálculo que suma muchas variables –incluso de análisis técnico- pero que al fin y al cabo están basadas en estadísticas.

Que algo suceda durante un largo periodo de tiempo 7 u 8 veces de cada 10 permite que las probabilidades de acertar (que siempre son algo menos del 50% porque hay que sumar las comisiones) aumenten a la hora de invertir, y creo que puede ser algo más fiable que leer lo que publican los analistas en la prensa salmón aunque tampoco son excluyentes sino que se pueden sumar en la opinión del inversor para tomar una decisión. Lo que nunca se debe hacer es despreciar la estadística por parecer sencilla ya que sería como minusvalorar los sondeos electorales (que sin ser perfectos, nos suelen aproximar bastante bien al resultado final) que hacen algo tan aparentemente acientífico como extrapolar un resultado de casi 37 millones de votantes con apenas 2 mil entrevistas. Pero es que además la estadística usada para elaborar probabilidades es la base de uno de los pilares del sistema financiero internacional: las compañías de seguros. Efectivamente, un seguro de enterramiento sólo puede ser rentable si funcionan sus previsiones de muertes basadas en estadísticas gracias a la cual saben que habrá más clientes que vivan más tiempo (y por tanto aporten más dinero) que los que mueran antes de pagar los gastos de su deceso. Lo mismo ocurre con los seguros de hogar, vida etc. y es algo vital para la supervivencia de las grandes aseguradoras que ven peligrar su solvencia cuando hay un número tan inusualmente alto de tragedias… que desafíe las estadísticas.

Precisamente la estadística me lleva a recomendar casi siempre vender a finales de mayo (cuando el año está resultando ser bastante positivo), no sólo por rentabilidad, también por tranquilidad ya que los veranos suelen ser más volátiles, y aprovechar para recomprar a finales de septiembre (que es el peor mes de media) y aunque el último año esto último no resultó porque fue un último trimestre inusualmente bajista, lo cierto es que es muy raro que esa anomalía se repita dos años seguidos. De momento todo se está desarrollando en 2019 conforme a la media estadística y las fuertes subidas de estos primeros meses auguran que llegará un recorte antes de seguir subiendo por lo que tiene sentido reducir posiciones antes del verano y retomarlas al comienzo del otoño, y a eso hay que sumar que lo que más ha aportado fuerza alcista este año han sido las decisiones de la FED y de BCE (de no subir tipos y seguir aportando liquidez) y no hay nada más en el horizonte que parezca positivo (la desaceleración se ha confirmado, hay crisis en varios países emergentes, la subida del crudo lastrará el crecimiento, las guerras comerciales continúan, el Bréxit sigue siendo un lío etc.). 


En cualquier caso, una cosa es utilizar herramientas para intentar ganar dinero en los mercados y otra no tener la humildad de reconocer que nadie conoce el futuro.

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