¿Y si los tipos bajos han venido para quedarse?

Los tipos negativos ya son una realidad desde hace años pero por primera vez creo que algunos ya no lo ven como algo puntual y anecdótico. Si bien parece que en los EUA los han rechazado y no hay previsiones de que lleguen a la primera economía del globo, en Japón, Suiza y en casi toda la Eurozona sí que se ven como algo habitual. No parece que tenga mucho sentido pagar intereses para quedarse con la deuda de otro aunque en estos tiempos de escasa rentabilidad parece que lo extraño es lo contrario: que alguien ofrezca intereses para quedarse con el dinero de otro. El que la FED aún ofrezca intereses al que tiene $ ha empujado a esta divisa a fortalecerse para desesperación de Trump que cree que una mayor debilidad de su moneda sería mejor para las exportaciones.

En cualquier caso, en la Eurozona, y a pesar del repunte de rentabilidades de la deuda que ya comentamos hace unos días, unos tipos oficiales tan bajos están resultando adictivos, especialmente para los sobreendeudados estados que se aprovechan para colocar su enorme deuda a tipos muy atractivos. El coste en intereses no deja de caer y en algunas emisiones hasta se cobra. Podemos imaginar la presión que unos gobiernos manirrotos, acostumbrados a gastar más de lo que ingresan y unos políticos más preocupados de la re-elección que de la buena gestión, pueden hacer sobre el Banco Central para que esa situación no cambie. A eso podemos sumar las grandes empresas, generalmente muy endeudadas también. Sí, tenemos presionando para lo contrario a los bancos que prefieren tipos de interés más altos y podríamos pensar que al gran capital ya que los interés bajos perjudican más al que más dinero tiene. Pero esto último lo dudo mucho ya que el gran capital no es el de la clase media que tiene unos ahorros en una cuenta corriente o un depósito bancario, éste prefiere la política expansiva de los bancos centrales que hacen subir la bolsa y aumentar el endeudamiento que en parte se traducirá en mayor consumo.

Como dice J.C. Ureta, presidente ejecutivo de Renta4, (resumido por mi): “Si de verdad nos creyésemos que los intereses nominales negativos están aquí para la eternidad o, al menos, para varias décadas, lo coherente sería comprar activos a cualquier precio. Es fácil entender, de forma intuitiva, que si el precio de cualquier activo es el flujo de sus retornos futuros descontado a un determinado tipo de interés, ese precio se eleva al infinito cuando el tipo de descuento es negativo de forma perpetua o cuasi perpetua. Para que eso sea así basta con que los activos, en su conjunto, generen retorno positivo, aunque sea mínimo, algo que van a hacer siempre, en su conjunto, ya que lo contrario significaría que el mundo se habría acabado. Por tanto, lo racional es comprar todos los activos del mundo. Y además hacerlo con deuda si ésta es accesible y barata. Si nos regalan el dinero, tomémoslo e invirtámoslo en activos, que en su conjunto darán algo de retorno, porque los números nos van a salir, por muy pequeño que sea el retorno”.

Él exagera, tiene un punto irónico pero su razonamiento es totalmente lógico. Así que tenemos a los grandes inversores, a los estados y a las grandes empresas encantadas con los bajos tipos de interés y deseando que sean lo más baratos posibles, incluso negativos. Y que la liquidez en el sistema sea enorme. Por el lado contrario tenemos a los bancos que viven del margen al cliente (no son todos, hay muchos que basan el grueso de sus beneficios en sus carteras de renta fija y variable y la intermediación, es decir, puede que sólo sea una cuestión de adaptación) y a la clase media con ahorros en el banco (que tampoco es toda ya que muchos también invierten en fondos de inversión de renta fija y variable y además también los hay –como los hipotecados a tipo variable- que están encantados con la situación actual). Es decir, podemos colegir que hay en el mundo más interés en tipos de interés –válgame la redundancia- muy bajos que en lo contrario.

Por supuesto hay razones económicas para pensar en que se deben subir los tipos empezando por lo absurdo, e irresponsable, que resulta que endeudarse salga gratis, que se invierta mal al adquirirse peores activos para intentar conseguir algo de rentabilidad, o el riesgo de formar burbujas –que acaben estallando- en el precio de algunos activos. Pero sobre todo históricamente el motivo principal para subir los tipos de interés es controlar la inflación, y lo cierto es que en las grandes economías no existe preocupación por esto, más bien todo lo contrario. Y es que la globalización por un lado (que ha reducido el precio de las materias primas) y la tecnología por otro (que también ha abaratado muchos procesos) han llevado a que los IPCs se moderen y las expectativas sobre sus movimientos futuros no sean alcistas. Si a eso sumamos que estamos en un ciclo económico de bajo crecimiento donde un consumo en máximos no presiona los precios, ni siquiera los economistas más ortodoxos tienen demasiados argumentos para recomendar tipos de interés más altos.

A mi no me gustan los tipos negativos, creo que son un disparate y deberían haber sido una excepción puntual que sólo entiendo como cuando se temía el fin del Euro y los inversores vendían sus bonos de deuda en esa divisa y compraban los emitidos por Suiza, es decir, como reacción a un momento de pánico en los mercados financieros y buscando la seguridad de otra moneda. Que empresas y estados cobren dinero por emitir deuda en una situación estable como la actual pienso es un muy mal síntoma. Pero igual que me dan miedo los tipos negativos, tampoco le veo sentido a que un mundo ya acostumbrado a los tipos de interés muy bajos, vaya a volver a la dinámica del pasado cuando todo apunta a que los bajos IPCs han venido para quedarse y los actores económicos más importantes del mundo han podido comprobar que la situación actual les es proclive.

Por eso yo me pregunto, ¿y si esta es la nueva normalidad, y si los tipos de interés, incluso de largo plazo, no vuelven a subir de, por ejemplo, el 2% (y el Euribor del 1%) y todos debemos empezar a asumir que será excepcional que la rentabilidad anual de los activos, incluso los de mayor riesgo, llegue a las dos cifras y que por lo tanto las comisiones que nos cobran los bancos cuando realizamos cualquier inversión deberán abaratarse muchísimo para que nos siga interesando invertir en algo?

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