A vueltas con el euribor

Desde la crisis de 2007 quiero pensar que los conocimientos básicos sobre economía han crecido en la población y términos como PIB, IPC, deuda pública etc. al menos ya suenan familiares. Con el periodismo económico pasa algo parecido, por ejemplo era raro que algún periodista supiera ni cómo funcionaban las subastas de deuda cuando empezó la crisis soberana griega en 2010, incluso recuerdo medios que confundían la prima de riesgo con los CDS incluso en 2012, cuando nos tocó a nosotros sufrirla. Pero poco a poco, sobre todo hablando con trabajadores de los mercados financieros, su nivel subió. No obstante, aún cometían –y cometen- el error de preguntarle, por ejemplo, a un analista de bolsa por el Euribor y que éste conteste algo que no tiene ningún sentido porque ni sabe cómo se calcula ni tiene la decencia de reconocer que no lo sabe, y el periodista comete el error de creerse lo que no debería.

Y es que el Euribor es, desde 2007, una entelequia. Nació como un índice que hacía una media de precios de oferta de decenas de bancos cuando existía el interbancario y los bancos se prestaban entre sí. De mis tiempos en tesorería de banca, aún con la peseta, yo mismo coticé tanto el MIBOR cuando trabajé en Madrid como el LIBOR el tiempo que estuve trabajando en Londres. Era algo de lo más sencillo puesto que existía un mercado con demandas y ofertas muy claro, y además los que publicaban el índice eliminaban los precios más alejados de la media por lo que lo que indicaba se acercaba bastante al tipo real. Y el tipo real era, simplemente, el tipo al que un banco podía financiarse en interbancario para luego, aplicando un diferencial, poder prestar a un cliente con suficientes beneficios.

Pero eso acabó hace más de una década, en 2008 el interbancario desapareció, si acaso los bancos se prestaban dinero en plazos muy cortos pero desde luego nunca a 12 meses que es el tipo que interesa a los hipotecados. Desde entonces el Euribor pasó a ser un tipo teórico, algo que se calculaba según unos parámetros “adecuados” pero que no se correspondían con un mercado real de préstamos entre bancos. Y aunque el episodio de la manipulación del Euribor se refirió a unos días concretos (entre septiembre de 2005 y mayo de 2008, cuando aún había mercado real en el que fijarse) y ni siquiera supimos nunca si la manipulación fue al alza o a la baja (o si realmente incidió en la media mensual de algún modo, es decir, si llegó a afectar realmente a algún hipotecado español en algo), fue un escándalo mayúsculo y desde entonces se consideró establecer un nuevo sistema de cálculo del Euribor “in-manipulable”, algo de lo que se encargaría el EMMI.

Aquí llega uno de los grandes equívocos que existen con el Euribor, y que es muy común entre los hipotecados a tipo variable españoles: que creen que el Euribor es un índice creado para ellos y pensado para que los bancos que conceden hipotecas en España sigan ganando dinero. Y es una creencia que se mantuvo incluso cuando hace ya más de 4 años el índice pasó al negativo, algo que casi nadie pensaba que pudiera ocurrir (y que, llegado el caso, podían haber evitado prohibiendo que bajara de cero, por ejemplo). ¿Por qué bajo de 0 cuando eso claramente era malo para los bancos que conceden hipotecas? Primero porque, contra la creencia de muchos, a los que calculan los precios para el Euribor el mercado hipotecario a tipo variable español les importa bastante poco y, segundo, porque necesitan un tipo acorde con la realidad de los tipos de interés ya que su principal cometido es la liquidación de los Interest Rate Swap. No es la primera vez que lo digo pero no me importa volverlo a recordar: Según el EMMI, el euríbor sirve de referencia para más de 180 billones de euros en contratos de derivados y tan sólo a un billón de euros en hipotecas. Claramente, no hay color.

Y como esos derivados, con liquidaciones diarias (las medias mensuales les dan igual) son sobre todo entre bancos, unos que compran y otros que venden, el tipo debe ser “de mercado” e intentar ni beneficiar ni perjudicar a ninguno de ellos ya que suelen servir como cobertura de operaciones de compra y venta de deuda pública, donde sí que hay un mercado real con operaciones reales y de gran volumen. De hecho, para evitar otro episodio de manipulación como el que ocurrió hace unos años, y tras años de darle vueltas y hacer pruebas de todo tipo (que ya comentamos en alguna otra ocasión), finalmente se fue introduciendo el nuevo método de fijación que, como excepción en la prensa generalista, explicaron muy correctamente en este artículo del pasado febrero. Ahí dan las claves que también me han explicado directamente gente de banca y que se resume en que 18 bancos eurozoneros intentan recopilar datos de transacciones reales entre entidades y si no las hay (que no las hay, el artículo dice que en diciembre del año pasado constituían el 7% de la información y eso lo mismo se refiere al Euribor a 1 semana), se toman transacciones reales de otros periodos u otras fechas y si no las hay (que son escasas, el mismo artículo habla del 20%), se hace un precio teórico (que la propia EMMI reconoce es el 73% del precio final) teniendo en cuenta otros mercados donde sí hay operaciones (como el de deuda o créditos de dichos bancos a grandes clientes) aunque ya os digo yo que el precio teórico principal –y más para un plazo tan largo como el anual, que es el que interesa a los hipotecados- se obtiene haciendo el cálculo con los futuros de tipos de interés a tres meses, que son un mercado líquido y con el que se puede, mediante una sencilla fórmula, obtener un nivel bastante adecuado para periodos más largos de tres meses simplemente sumando vencimientos (4 futuros de tres meses, por ejemplo, suman un teórico de 12 meses).

Si a finales del año pasado, según parece, el 73% del precio del Euribor (sin especificar plazo) era un cálculo teórico, ahora con esta nueva crisis es de suponer que ese porcentaje, y más en el de 12 meses, es aún superior. Y eso me lleva a denunciar el otro gran equívoco en el que vuelven a caer los medios generalistas en 2020: achacan el repunte puntual del Euribor al “aumento de desconfianza entre los bancos”. Difícilmente en un mercado interbancario que prácticamente no existe va a incidir algo esa desconfianza y desde luego, si lo hace, será en un porcentaje muy bajo. Es decir, si el Euribor sube es porque el precio teórico ha subido, ¿y por qué ha subido el precio teórico? Porque el único mercado real y líquido en los mercados es el de la deuda y la rentabilidad de la deuda ha subido (de hecho, España ya ha emitido deuda a 12 meses en positivo) y con ello toda la curva de corto plazo (incluidos los futuros de tres meses). Si los estados se financian más caro, las coberturas en derivados de esa deuda emitida también suben, y el Euribor, que sirve sobre todo como liquidación diaria de todas esas operaciones, se mueve en consonancia. No es pues un tema de mayor desconfianza entre bancos, el principal factor por el que sube el Euribor sino simplemente que los tipos de interés han subido.

Por supuesto puede parecer raro que ahora que tenemos una gran crisis encima y que BCE ha inyectado tanta liquidez y asegurado tipos de interés oficiales ultrabajos durante años, el Euribor repunte pero eso es debido a que los tipos de interés de la deuda han repuntado, ¿y por qué? Por dos motivos fundamentales: uno es que todo apunta a que todos los países van a emitir más papel (al dispararse los déficits presupuestarios) y dos, porque ha aumentado la desconfianza hacia muchos emisores (han subido las primas de riesgo de casi todos los países, hasta de Francia, respecto a Alemania). 
Resumiendo, el Euribor no sube porque los bancos desconfíen unos de otros (eso ya pasaba, y por eso el interbancario lleva muerto más de una década, sobre todo a plazo de 12 meses), sino porque, por desgracia, se confía menos en los estados emisores de deuda.
Por último, en mi opinión, esta subida es puntual y muy limitada ya que la inquietud provocada por el Constitucional alemán no creo vaya más allá y BCE seguirá comprando deuda e inyectando liquidez de sobra y, aunque haya podido fastidiar -de forma leve, tampoco exageremos- a algún hipotecado que haya liquidado en abril o mayo, creo es positivo para todos aquellos que tienen deudas a tipo variable porque está más que claro que los tipos bajos van a demorarse mucho más en el tiempo de lo que pensábamos en febrero pasado, cuando la economía crecía.

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