(esta historia no está incluida en mi último libro La prehistoria, y algo de la historia, de 66 empresas: Nacionales y extranjeras, todas famosas, que te animo a adquirir)
Andrés Soriano y Roxas de Ayala nace en Manila el
mismo año que España pierde Filipinas, 1898, hijo de un ingeniero de caminos
español y de una filipina que pertenecía a una de las familias más ricas de
allí con origen germano-español. El joven Soriano se cría en la Filipinas colonia
de Estados Unidos, donde estudia en el Ateneo y también en Reino Unido, si bien
completa su formación en la escuela de comercio de Madrid. Con tan sólo 21 años
entra a trabajar como contable en la cervecería San Miguel y empieza a realizar
grandes cambios en la empresa relacionados con los derechos sociales de los
trabajadores como establecer un plan de pensiones y garantizar los ingresos en
periodos de baja médica. En 1919 ya era director en funciones. Pero viajemos un
poco más atrás en el tiempo.
En 1890 -curiosamente el mismo año en el que se funda
en Madrid Mahou- un grupo de empresarios españoles liderado por Enrique
María Barretto de Ycaza deciden abrir una cervecera en el sudeste
asiático, donde esta bebida todavía era prácticamente desconocida (aunque desde
1885 unos monjes agustinos recoletos ya la fabricaban -con finalidad medicinal-
en la isla de Cebú). Establecen su fábrica en el barrio de San Miguel en Manila
-ciudad española entonces- y, en un golpe de márquetin, la inauguran el 29 de
septiembre, el día del Arcángel Miguel. De ahí su nombre. Tienen éxito y pronto
expanden sus productos por toda Asia y, tras pasar a ser colonia
estadounidense, también a los territorios de ultramar de aquel país. Poco a
poco Pedro Pablo Roxas, uno de los fundadores, va comprando más y más
participaciones, incluyendo las acciones de Barretto, por lo que se convierte
en el principal accionista. Y es el abuelo de Andrés.
Andrés es el artífice de la expansión global, y no
sólo asiática, de San Miguel; además, va más allá de la cerveza, puesto que,
tras el gran acierto de conseguir los derechos exclusivos para embotellar Coica Cola en Filipinas, también vende refrescos propios en Estados Unidos. Crea un
holding multinacional que abarca productos variados como hielo, alimentos
congelados, lácteos…incluso llegó a comprar minas de oro. Lo cierto es que
tanto él como el resto de su familia eran los empresarios más famosos de
Filipinas y sus intereses abarcaban todo tipo de actividades. Él, muy implicado con España (fomentaba el
aprendizaje del español entre sus trabajadores) apoya fervientemente al bando
franquista en la Guerra Civil -al que envía muchos fondos- y es uno de los
líderes de la Falange Filipina, lo que le proporcionará muy buenas relaciones
en el futuro con F. Franco. En 1941 parece tocar el cénit cumpliendo con su
sueño de adquirir una compañía aérea que renombra como Líneas Aéreas Filipinas.
Sin embargo, el 8 de diciembre de ese año, Japón invade Filipinas.
Una digresión: es habitual cuando se recuerda a los
españoles que participaron en la Segunda Guerra Mundial que se cite a la
División Azul, que lucharon junto a Hitler contra los soviéticos, y a los
exiliados republicanos que lo hicieron por el bando aliado, especialmente a la
“Compañía 9” que entró en París; puede que incluso alguien que conozca la
historia, se acuerde del espía Pujol, clave en la campaña de desinformación al
bando nazi, y que hizo su trabajo de agente doble con tanto acierto y
discreción, que hasta décadas después que se hizo pública su aportación, los
nazis creyeron que estaba de su lado; pero pocos citan a la enorme comunidad
española de Filipinas y su lucha contra el invasor japonés.
Andrés se convirtió en capitán del ejército
estadounidense y pronto le ascendieron a teniente coronel, llegando a ser uno
de los hombres de confianza del general MacArthur. Esto le reportó aún más
poder político al acabar la guerra mundial. Muere en 1963 no sin antes
renombrar su empresa como San Miguel Corporation (que cotiza en bolsa hace
décadas, si bien el último año ha dado muchas pérdidas a sus inversores). Pero
antes su empresa desembarca en España con la colaboración con La Segarra SA,
una sociedad con sede en Lleida que tenía la intención de establecer una
fábrica cervecera. La iniciativa de crear La Segarra estuvo liderada
por Enrique Suárez y Antonio Zuloaga, dos empresarios españoles
que en 1953 viajaron a Filipinas para conocer cómo se elaboraba la cerveza San
Miguel. Ese año se firma un acuerdo por el que San Miguel Corporation cede a La
Segarra los derechos de explotación de la marca para Europa y África. Al año
siguiente trasladan la levadura asiática por barco con destino Cataluña aunque
no es hasta 1957 que termina la construcción de la fábrica en la provincia de
Lleida y La Segarra SA pasará a denominarse San Miguel España.
Desde entonces las “dos San Miguel” siguen caminos
independientes. A este lado del globo, San Miguel se convierte en una de las
principales cerveceras de España. En 1966 Cervezas San Miguel abrió una segunda
fábrica en Málaga, donde permanece su sede social desde el 9 de octubre de 2017
(huyendo de las turbulencias provocadas por el intento secesionista catalán).
En la década de 1970 empieza su expansión internacional como multinacional
española. En 1994 la francesa Danone, que ya era accionista de Mahou, empieza a
adquirir participaciones en la empresa y en 1997 ya posee el 82% de la
cervecera. Cuando en el 2000 Danone decide deshacerse de todas sus
participaciones en empresas cerveceras fusiona San Miguel y Mahou creando la
primera compañía del sector en España. El proceso culmina en 2005 con la
creación del Grupo Mahou-San Miguel (las familias Mahou Herráiz y
Gervás Sanz son los principales accionistas), al que posteriormente unirían por
absorción- la cervecera granadina Cervezas Alhambra. San Miguel consigue en 2001
la primera cerveza 0,0 alcohol de España (hasta entonces las denominadas sin
alcohol tenían algún porcentaje).
En resumen, españoles que emigran a Asia y fundan una
gran corporación y una de sus consecuencias es una cervecera española que
empezó siendo catalana, ahora es andaluza y los actuales dueños, lo veremos si
algún día contamos los comienzos de Mahou, son descendientes de un francés.