Los supuestos recortes no son los culpables

El número de trabajadores del sector público ha crecido un 42% desde 2001 mientras la población crecía un 15%, tendencia que no paró con la crisis ya que desde 2007 el número de trabajadores del sector público ha crecido un 15%, mientras la población lo hacía en un 3%. ¿Esto qué quiere decir? Que los recortes del sector público son un mito, que el gasto en personal público ha aumentado…¡y en sanidad también!. Y si no, veamos el Gasto en Sanidad en España según datos de Eurostat:
Si lo vemos como números totales: pasa de 35.378M€ en 2001, a 61.280M€ en 2007, y a 72.017M€ en 2018
Si lo vemos por habitante: pasa de 867,83€ por persona en 2001, a 1354.67€ en 2007, y a 1541.16€ en 2018
Si lo vemos como porcentaje del PIB: pasa de 3,91% en 2001, al 5,56% en 2007, y al 6,20% en 2018

Además, otra cosa curiosa al bucear no sólo con los datos nacionales es que se ve que durante este siglo el gasto ha aumentado más en España que en la media de la UE. Es decir, no sólo no hemos recortado, es que hemos gastado por encima de la media de nuestros vecinos. ¿Tan difícil es ir a los datos antes de hacer soflamas? Pues para muchos sí, especialmente si los datos contradicen un discurso mil veces repetido. Y es cansino porque somos unos privilegiados de vivir en esta época en la que los datos son accesibles a todos con un poquito de voluntad e interés. Es como los que dicen que la Comunidad de Madrid ha reducido el gasto sanitario por estar gobernada por el PP, Aparte de que es falso, ¿en serio ha sido por eso, y entonces por qué donde más se redujo fue en Cataluña donde el PP nunca ha mandado? 
He elaborado un gráfico con 4 comunidades autónomas gobernadas por diferentes partidos y la evolución de su gasto en Sanidad desde 2007. Por desgracia, son números absolutos y no per cápita como me gustaría pero creo dejan claras varias cosas:
Lo primero es que, salvo en Cataluña, el gasto sanitario ha aumentado (como ya apunté antes), que la crisis lo redujo pero sólo temporalmente y que, de hecho, en Madrid el recorte fue mínimo. También quiero hacer notar que el gráfico, al ser en números absolutos y no en porcentaje, puede dar la falsa impresión de que Andalucía es quien más ha aumentado el gasto y no es así, el incremento de 2007 a 2019 es de en torno al 35% mientras que en Madrid es de más del 40%. En cualquier caso, los motivos pueden ser muchos para estos datos y no hay que sacar conclusiones precipitadas: Madrid ha crecido en población y en riqueza más que los demás en estos años, en Cataluña hay quizás más centros privados que permiten reducir el gasto público… Por ejemplo, sé que cuando Cataluña por la crisis dejó de poder financiarse con pagarés y tuvo que recurrir al FLA, necesitó recortar déficit pero no sé por qué recortó tanto en Sanidad y no en otros capítulos. Habría que ir caso por caso y no quiero entrar ahí, hoy sólo quiero demostrar con datos que echarle la culpa de esta crisis a los recortes es falso, es una excusa, por más votos que otorgue a quien lo predica. 

Esta crisis tiene mucho más que ver con la suerte y la gestión (que cada uno otorgue el porcentaje que desee) que con los recursos y la ideología como demuestra que países limítrofes gobernados por partidos similares como Portugal y España, tengan resultados tan diferentes y tan beneficiosos para el que destina menos fondos a sanidad de los dos. Por otra parte, yo parto de la idea de que ningún gestor político, aunque sólo sea para no perder votos, va a hacer las cosas mal a propósito. Creo es lógico pensarlo, de hecho el otro día Rita Maestre, una mujer de izquierdas y de la oposición municipal al actual gobierno liderado por el PP, le dijo al alcalde: “Confío en que vosotros queréis acabar con la crisis” y mucha gente se sorprendió cuando debería ser lo habitual. Pensar que quien no nos gusta hace las cosas mal aposta, aunque todo sea posible, resulta descorazonador. Yo prefiero pensar que alguien es torpe a que es malo, aunque a veces lo primero sea tan dañino como lo segundo.

Después


Después que pase todo esto, ¿volveremos a criticar al turismo, volveremos a minusvalorar el trabajo de nuestro sector primario, volveremos a menospreciar lo que cuesta llevar los productos desde su punto de origen al de venta, volveremos a los tremas políticos “low cost” como dónde están los huesos de Franco… ? Creo que sí, no creo que aprendamos mucho de todo esto como no aprendimos demasiado de la crisis de 2008. Es más, creo que si salimos de esta, estaremos peor. Me explico.

Por el lado económico está claro que habrá caído nuestra calidad de vida porque se habrá disparado el desempleo. Tanto por la mala gestión del virus que nos obligó a medidas extremas y radicales al no haber tenido la previsión que sí tuvieron coreanos o griegos por ejemplo, como por las medidas económicas que perjudicaron claramente a las pymes. Si además como parece el mundo sigue al ralentí exportaremos menos y si hay miedo a viajar, nuestro importante sector turístico sufrirá mucho este 2020… mínimo. Por el lado social nuestras costumbres cambiarán, seguramente el miedo al contagio nos hará salir menos y por tanto a reducir el consumo, lo que unido al desplome del precio del petróleo puede nos acerque a la deflación.

Por el lado político, creo es curioso ver el desamparo que tienen muchas personas de izquierdas porque se están quedando sin opciones. Es evidente que Sánchez ha fracasado en la gestión, y no por falta de recursos sino por imprevisión y lentitud, que no se nos olvide que nuestro gasto sanitario público es superior al de Corea del Sur o al de Grecia o al de Vietnam (con 96 millones de habitantes y frontera con China y no tienen ni un fallecido por coronavirus al tomar medidas ya en enero) y sin embargo, los resultados han sido mucho peores aquí. Hay que ser muy muy sectario para defender la actitud de nuestro presidente que ha dado la aparentemente incoherente impresión de improvisar a la vez que copiaba todas las medidas italianas -el peor ejemplo posible- con una semana de retraso. Y aunque el presidente es el mayor responsable, los dirigentes autonómicos de todos los partidos que gobiernan en ellas también han sido ineficaces, ya que de ellos dependía –al tener las trasferencias hechas desde hace décadas- surtir de suficiente material a los hospitales y a su personal antes de marzo cuando se centralizaron todas las compras (otro error, visto lo visto), además de aumentar el número de UCIs dado el envejecimiento poblacional español.

Pero quien ha perdido una oportunidad de oro ha sido Podemos. Si hubiera estado en la oposición en lugar de en este gobierno creo que en las próximas elecciones hubiera arrasado, habría sido tan crítico con todo –incluso más de lo que fue Sánchez con Rajoy porque una única sanitaria (ahora han sido cerca de 30 mil y sobre todo por falta de medios e imprevisión de las autoridades, por lo tanto mucho más responsables éstas que de lo que le pasó a aquella mujer en 2014) se contagiara de ébola- que hubiera logrado captar el voto de la indignación, algo en lo que son especialistas ya que eso fue lo que les llevó de la nada a ser parte de la casta en unos pocos años. ¡Son los que nacieron exigiendo que no se pagaran la deudas y hoy suplican porque Europa nos deje endeudarnos juntos! Ahora no dejan de ser cómplices y corresponsables de la legislatura que va a competir con la segunda de ZP como la más desastrosa de nuestra democracia. Seguro que ahora Rivera ya no está tan arrepentido de no haber pactado con Sánchez en 2019…

Personalmente, dudo mucho que Casado lo hubiera hecho mejor (bueno, quizás un poco ya que peor es muy difícil, ¡si hasta la respuesta económica de Trump mandando un cheque a los que tienen menos ingresos ha sido mejor que la de Sánchez con sus avales y créditos!) y no tengo ni idea de cómo variará la intención de voto de los españoles ante esta crisis pero me da miedo que el gobierno, ante un posible desplome en las encuestas, opte por medidas más populistas –como la renta básica permanente, un disparate con nuestra Seguridad Social ya quebrada en 2019- en lugar de pensar más en el medio plazo. De hecho, ya ha utilizado una: echarle la culpa a Europa y usarla de chivo expiatorio de su pésima gestión. Y a pesar de lo burda y falsa que es, ya ha surtido efecto y personajes de todas las ideologías de repente se han creído el cuento de la falta de solidaridad de la UE y volvemos, como hace 8 años, a maldecir a Merkel. Cuando España es responsable, a pesar de un PIB alcista ininterrumpido desde 2014, de seguir con déficit gastando más de lo que ingresaba (o ingresando menos de lo que gastaba, el mismo pecado es) acumulando más y más deuda que, gracias al BCE, ha podido emitir a precios irrisorios. Y ahora, cuando BCE ya se ha comprometido a comprar toda la deuda e inyectar aún más liquidez, cuando la UE ha suspendido cualquier medida de contención del gasto y cuando nos ofrecen la posibilidad de acudir al Fondo de Rescate, resulta que son muy malos los que no quieren compartir su deuda con nosotros. ¿Y les culpamos?

Primero que parece que olvidamos que esto no sólo nos pasa a nosotros, ellos también tienen muertos y van a entrar en recesión; segundo, los eurobonos no son necesarios (y los países del Sur han sido unos oportunistas aprovechado esta crisis para intentar conseguirlos) porque con BCE y el MEDE ya es bastante; tercero, tenemos tanto peligro y somos tan grandes España e Italia juntos que el riesgo que asumirían otros países compartiendo deuda soberana con nosotros sería irresponsable (¿alguno de nosotros firmaríamos un crédito conjunto con otros que sistemáticamente gastan más de lo que ingresan?); y cuarto, que para que hubiera emisiones de deuda conjunta sin una unión política (algo que no ha pasado nunca en la Historia) tendríamos que tener una misma política presupuestaria y fiscal y ceder soberanía a una especie de ministerio de finanzas y de Hacienda europeo con plenos poderes. Y quinto, aunque los actuales gobiernos de Italia y España estuvieran de acuerdo (algo que dudo porque lo primero que deberían hacer seguramente sería reducir nuestro gasto en pensiones y salarios públicos) en ceder, ¿qué pasaría si mañana tras una decisión democrática de los italianos gobierna Salvini –por ejemplo- en Italia y decide que no lo acepta? Y es que la soberanía es incompatible con emitir deuda conjunta con otro país.

Aparte de que resulta bastante hipócrita que algunos pidan solidaridad extrema entre diferente países cuando a la vez se critica la solidaridad lógica entre comunidades autónomas defendiendo hechos diferenciales como el cupo vasco. Pero los mensajes simplistas calan en la población, aún hay gente que dice en twitter que nuestra deuda pública (que ha crecido 800 mil millones desde los mínimos de 2007) es culpa del “rescate a los bancos” (que no fue a los bancos) que nos ha costado unos 40 mil millones de dinero público. Demasiada gente pasa de los datos, se olvida de sumar y restar, sólo quiere encontrar un camino para su indignación y siempre hay políticos sin escrúpulos que están dispuestos a recoger ese guante. ¿Será la UE, será Amancio Ortega, será Trump, serán las eléctricas..? Da igual, cualquier “enemigo” es bueno si sirve para enfocar la indignación y muchos españoles caerán –una vez más- en la trampa. Yo lo leo cada día que el Euribor en lugar de bajar como lleva haciendo años, sube: siempre sale alguien comentando en el foro adjunto a la noticia que es que los bancos son malísimos y lo manipulan porque el Euribor es un invento creado para fastidiar a los hipotecados españoles a tipo variable, ¡y eso que es mentira y que además lleva cuatro años en negativo!

Por eso y por otras muchas cosas estoy convencido que no aprenderemos nada. Creo que las medidas excepcionales tomadas las últimas semanas –y las que quedan- se querrán prolongar, que saldrán los de siempre diciendo que si hemos podido encontrar dinero para esta emergencia, seguro que podemos “crearlo” para hacer habituales todas las ayudas actuales (ya tenemos el ejemplo de los 420€ que ni Rajoy se atrevió a quitar tras ponerlos ZP como algo puntual). Volveremos a lo que hemos hecho los últimos años: no aprovechar el crecimiento para reducir deuda y estar preparados para esta crisis (que, como sabemos, era inevitable ya que son cíclicas, da igual el por qué surjan) sino seguir con la patada para adelante y creer que es sostenible esta política irresponsable a la que nos han acostumbrado nuestros gestores políticos. Pero lo peor es que si por casualidad los que están ahora o los siguientes se vuelven responsables, entonces perderán las elecciones y pondremos en su lugar a quien más prometa… una vez más. 

Como dijo cierto mediocre político europeo en su momento más lúcido “Sabemos lo que hay que hacer, pero no sabemos cómo ser reelegidos después de hacerlo”

¡Qué buenos tiempos los de febrero!

Me he pasado años criticando a los que pretendían salir de la última crisis con más derechos y menos obligaciones de los que teníamos antes de 2007, explicando que hasta que no se regularizaran nuestras cuentas públicas no podíamos mejorar la protección social de cuando la tasa de desempleo era de un dígito y la deuda pública era tres veces inferior a la actual, máxime cuando en los últimos años ha crecido tanto el déficit de la seguridad social debido al aumento de pensionistas y al envejecimiento poblacional que dispara el gasto sanitario. Y de repente, cuando al final los españoles habían elegido a un gobierno que ha demostrado en 2019, sin coronavirus, faltar a la más elemental de las prudencias con un déficit presupuestario del 2,7% (que no sólo rompió la tendencia a reducirlo de los últimos años, es que originariamente el compromiso era del 1,3% y el gobierno lo subió al 2% y ni por esas) a pesar de haber tenido un aumento de los ingresos, nos llega de repente una crisis que, fuera el que fuera el que gobernara, va a hundir la recaudación y disparar el gasto social.

Y como pasó cuando le tocó gobernar a Rajoy, que nadie dude que el siguiente paso será hacer ajustes, bruscos ajustes que hubieran sido más suaves –e incluso innecesarios si se racionalizaran mejor los gastos- si se hubieran hecho los últimos años. Tanto, que imagino que cuando haya que empezar a aplicarlos, UP se saldrá del gobierno porque desde la oposición criticándolo todo es como mejor pasarán la tormenta. Y es que no aprendemos, hay quien cree que defender que con un gobierno en déficit no se puede garantizar la revalorización de las pensiones es ser cruel o algo así. Y no, es que o se ingresa más o se gasta menos pero haber desaprovechado años de crecimiento económico y llegar a esta situación en máximos de deuda pública es una irresponsabilidad. Irresponsabilidad de los que gobiernan pero también de los que votan, de los que se creen que todo es posible sin mejorar la productividad de nuestra economía. Ahora sólo queda o ajustarnos solos o que nos ajusten desde Europa. Engañar a la gente diciéndoles que esto no va a ser así es de malos dirigentes políticos pero también es de ingenuos ciudadanos el creérselo. 
Y más como se está afrontando esta situación en la actualidad. Hasta ahora, el peor dato mensual registrado era el de diciembre de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, cuando se perdieron 27.200 empresas. Basta mirar los datos de marzo y abril para estar lógicamente asustados. Y es que hasta ahora el gobierno se ha centrado en los asalariados y éstos, aunque sean despedidos, tienen cobertura de desempleo, ya tienen un sistema legal de protección social. Y su situación es mala pero es reversible si vuelven a ser readmitidos/contratados pero para eso, tiene que haber empresas que contraten. Y el gobierno se ha olvidado de los empleadores. ¡Ni siquiera las administraciones públicas se han comprometido a pagar con premura a los proveedores y siguen haciéndolo a 120 días! ¿Y qué decir respecto a anunciar ahora prácticamente un aprobado general del curso a todos los niñ@s? A ver cómo podemos animarles ahora a que sigan estudiando durante el confinamiento… Ni aposta lo pueden hacer peor. El caso es que ahora el nuevo objetivo ya no es el 2007, es aspirar –y años nos costará si lo conseguimos- a volver a febrero de 2020, ese momento tan cercano y tan lejano en el que no éramos conscientes de lo bien que estábamos porque nos quejábamos y nos indignábamos… quién sabe ahora por qué.

Bimbo y Panrico, el origen del donut español

  (esta historia no está incluida en mi último libro  La prehistoria, y algo de la historia, de 66 empresas: Nacionales y extranjeras, todas...