España, de nuevo rescatada

Este verano todos hemos visto, una vez más, cómo las ideologías son máscaras en manos de los políticos: para la izquierda francesa, en la oposición, el Pacto por la Reconstrucción de la UE alcanzado en Julio ha resultado muy negativo mientras que para la española, que está en el gobierno, fue muy positivo, los mismos Sánchez e Iglesias que seguro hubieran criticado el acuerdo si estuviera Casado en el gobierno en lugar de ellos…y viceversa. También hemos visto cómo los mayores problemas de la UE se hacían evidentes a la vez que también hemos podido comprobar que sin la existencia de la UE, a pesar de todos sus fallos, estaríamos bastante peor ya que estaríamos aislados financieramente o dependiendo del FMI. Y es que con todas las críticas que se puedan hacer al acuerdo (lo menos positivo es que los fondos no empezarán a llegar hasta 2021 y no serán de golpe tampoco), y la manipulación mediática y política (de nuevo por afinidades o manías ideológicas) lo cierto es que es positivo: no sólo nos han prestado dinero barato, no sólo seguimos disfrutando del salvavidas BCE para poder colocar nuestra enorme deuda sin problemas -y a tipos ridículos para la mala calidad de nuestras cuentas públicas-, además nos han regalado un montón de dinero a fondo perdido, sin necesidad de tener que devolverlo: nos han dado una subvención. De hecho, aunque se cuide el gobierno –como hizo Rajoy en 2012- de llamarlo así, la verdad es que nos han vuelto a rescatar.

Seguramente nos han dado 72 mil millones a fondo perdido porque Alemania se juega mucho si España (e Italia, el otro gran beneficiado en volumen, respecto al PIB es Grecia como vemos en la imagen) quiebra pero precisamente eso da más valor a los demás países que también aportan fondos sin necesitar para nada un mercado como el español donde colocar sus productos o donde su banca se juegue tanto, y quizás por eso los que han sido más duros en las negociaciones hayan sido Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia (los considerados frugals, estos dos últimos con gobierno socialista) a los que probablemente deberíamos sumar Finlandia (también con un gobierno de izquierdas). Además hay que tener en cuenta que al salirse Reino Unido se ha perdido un gran contribuidor neto al Presupuesto lo que aumenta la presión sobre los demás “donantes”.

Los problemas de la UE –y especialmente los de la Eurozona- han existido siempre y algunos los hemos denunciado desde hace años, así como la incoherencia de algunos que sólo parecen verlos cuando nos afectan directamente. Fue un error, como tantas veces he repetido, unir nuestras políticas monetarias con una misma moneda y un banco central sin más unificaciones, y eso va desde la política fiscal (de la que sólo nos acordamos cuando la de los demás es más baja, nunca nos molestó que nuestro IVA fuera menor por ejemplo o la competencia fiscal autonómica) al código penal pasando por un Parlamento Europeo que sirva realmente para trasladar la voluntad mayoritaria de los europeos (se elige por países pero en función de la población de cada uno) en lugar del método actual en el que para todo lo realmente importante deben estar de acuerdo todos los gobiernos pesando con ello lo mismo un país de casi 40 millones de habitantes como Polonia que otro que no llega ni al millón como Luxemburgo. Pero ¡ay! ¿aceptaríamos nosotros una decisión de la población alemana en contra de la opinión mayoritaria española porque ellos son más, qué pensarán de ello los independentistas catalanes que defienden que sólo con los votos de los catalanes pueden decidir el tamaño de España? Nos molesta que quieran condicionar nuestras políticas a cambio de los fondos que nos prestan y donan pero pretendemos decirles a los demás qué impuestos deben poner a sus empresas…¿En qué quedamos? O somos soberanos y los demás también… o no lo somos y nadie lo es.

Durante todos estos años ¿cuántos se han opuesto a reformar la UE por no perder soberanía nacional? Y claro, cada país tiene la suya, y sus intereses (y su fiscalidad) y sus gobiernos son votados por personas que quieren que esos intereses sean defendidos. ¿Cómo español quiero que países más ricos que el mío nos ayuden? Pues claro, pero de eso a la manipulación mediática –y que tanto ha calado en tanta gente- de llamar tacaños e insolidarios a los que no quieren regalarnos tanto dinero como pedimos o a los que quieren ponernos condiciones (no olvidemos que a ZP en 2011 le pareció adecuado declarar que «el pueblo griego debe hacer esfuerzos» para justificar el segundo rescate en el que España prestó -que no regaló- dinero a Grecia) hay un mundo ya que entiendo que un sueco que paga más impuestos que yo, se pregunte por qué nos tiene que dar nada cuando en 2019, creciendo nuestra economía más que la suya, nuestro déficit presupuestario fue mayor; o por qué decidimos seguir aumentando el coste de nuestras pensiones públicas cuando nuestra Seguridad Social está técnicamente en quiebra -y no se ha tomado ninguna medida para solucionarlo- o simplemente preguntaría: ¿por qué tengo que regalarle dinero a nadie? E incluso si quisiera ser solidario se podría cuestionar si no dárselo mejor a países mucho más pobres que España. Por esta última razón es por la que la UE es tan necesaria y habría que inventarla si no existiera ya, porque al ser socios, en momentos de desastre nacional como el actual, podemos esperar ayudas que de otro modo no llegarían.


Y ojo, que el fondo (y los 20 mil millones que se pidieron hace un mes de "crédito blando" a la UE para poder pagar los ERTEs) ha sido una muy buena noticia pero sólo ganamos tiempo, la crisis económica (y la sanitaria) sigue estando ahí y va a empeorar los próximos meses. Nuestros gestores políticos han sido –y son- un desastre. Necesitamos reformas: ingresar más, cambiar nuestro mercado laboral para no tener la tasa de paro que tenemos, mejorar la eficiencia de la Administración, propiciar un aumento en el tamaño de nuestras empresas, luchar contra la economía sumergida (a veces parece que la fomentemos), reducir gastos y aumentar inversiones… es cierto que la incidencia del virus y, sobre todo, el confinamiento estricto, nos han dejado en una situación en la que lo primordial es salvar el año y olvidar toda ortodoxia… pero sólo de forma temporal. No puede ser que cada vez que haya una crisis estemos igual: implorando un rescate europeo y teniendo que hacer recortes a toda prisa porque no somos capaces de tener nuestras cuentas saneadas. Por eso la condicionalidad incluida en el acuerdo (“quienes soliciten ayudas deberán diseñar planes que se ajusten a las recomendaciones de reforma de la Comisión Europea. Y si no lo hacen, o no cumplen, se congelarán los fondos”), aunque nos disguste, es necesaria. Sobrevivimos gracias al BCE, esa es la realidad. Y BCE es Europa, y es, sobre todo, Alemania. Muchas críticas injustas se hicieron hace 10 años a Merkel pero sin su liderazgo y compromiso, ¿alguien cree que sin su visto bueno Draghi hubiera podido hacer lo que hizo y sigue haciendo su sucesora Lagarde? 

Pero claro, si no mejoramos la calidad de nuestros gestores políticos, estaremos condenados.

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