Cuidado con lo que se desea

Lo duro que hubiera sido el confinamiento si no existiera internet lo podemos comparar los que ya tenemos unos años y hemos vivido sin esa comodidad y por eso sabemos que para los más jóvenes hubiera sido el acabose. No nos damos cuenta de las enormes ventajas de todo tipo que la wifi, y el acceso a ella desde tantos dispositivos, nos han proporcionado en estas semanas de reclusión. Y es una pena que tantos lo den por hecho, como si siempre hubiera estado ahí y por ello no valoren en su justa medida el avance tecnológico que ha supuesto, y lo agradecidos que podemos estar de que la tecnología se haya hecho tan accesible. Y esto nos lleva, inevitablemente, a una gran cuestión: ¿seremos los humanos capaces de, voluntariamente, renunciar a algo de lo que ya estamos acostumbrados?

Mi respuesta es claramente No, y por eso soy pesimista sobre la aplicación de medidas de decrecimiento o incluso contra el cambio climático. Pero es que además, ya no es sólo una cuestión de falta de voluntad, es que estamos comprobando lo duro que es para la economía que sólo consumamos lo básico, lo que necesitamos. Y eso a pesar de que es mucho ya porque tener alojamiento, agua corriente, electricidad, wifi, alimentos etc. ya es un gran lujo históricamente hablando, y aún así no es suficiente consumo como para mantener en pie la economía, y cuando digo la economía digo los puestos de trabajo necesarios para que la gente pueda disfrutar de todo eso.

Una de las cosas que más me llamó la atención durante el encierro es que varias personas me comentaban que se ponían cams en vivo en el ordenador y me pasaron algunos links sorprendentes para ver, en directo, vida salvaje en varios puntos del globo o ciudades de todo el mundo… Y recuerdo que entré en una webcam en directo de la ciudad de Venecia, una de las ciudades más bellas del mundo. Estaba además muy bien hecha porque cada pocos segundos cambiaban de una cámara a otra y se podía disfrutar del placer estético de algo reconocible pero a la vez muy extraño puesto que no es nada normal verla tan desierta. Curiosamente, de vez en cuando salían en la pantalla unos avisos en varios idiomas recordando a los “espectadores” que cuando se acabara todo esto esperaban vernos allí… ¡Venecia que lleva años renegando de los turistas!

Y es que ya dice el dicho: “¡cuidado con lo que deseas! Criticábamos los viajes en avión, el turismo, los coches, el consumo… y ahora, cuando más de la mitad de los adultos del país están cobrando del estado, algunos se dan cuenta que sin todo eso, ¿ de dónde saldrán esas nóminas? Y es que con esta “nueva normalidad” muchos comprenden que deberíamos haber ajustado gastos los años de crecimiento, que quizás volver a apostar por turismo y construcción como motores de la economía en un mundo donde la tecnología es tan importante, no parece lo más inteligente pero… a día de hoy, con la emergencia actual que tenemos, ¡bienvenidos sean turistas y compradores de casas! Y si compran coches, aunque contaminen, mejor que mejor. 

¿Es triste? Sí, pero estamos como para elegir… Eso sí, cuando llegue la siguiente crisis –que llegará, y puede que sin avisar como esta- nos lamentaremos de no haber hecho nada para cambiar este modelo económico obsoleto. Quizás hoy no se pueda pero cuando vuelva el crecimiento –que llegará- puede que invertir más en investigación y desarrollo no sea mala opción.

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