Los Jardines Colgantes de Babilonia, situados en la actual Iraq y que fueron construidos en torno al año 600aC. Estuvieron allí algo más de cinco siglos, hasta que los partos acabaron con la ciudad de Babilonia, incluidos los jardines.
El Templo de Artemisa, en Éfeso (actual Turquía) fue puesto en pie en torno al 550a.C. Doscientos años después un incendió acabó con él. Volvió a ser construido por orden de Alejando Magno en el 323a.C. y los godos acabaron con él en el año 262.
La Estatua de Zeus en Olimpia, Grecia, obra de Fidias allá por el 430a.C. permaneció unos ocho siglos lustrosa hasta que Teodosio II mandó su derribo.
La Tumba del rey Mausolo, estaba en la ciudad griega de Halicarnaso (actualmente Turquía) desde el 353a.C. Es la maravilla que más cerca a nuestro tiempo ha llegado, hasta 1404. En este caso, un terremoto fue el culpable. De aquí viene la palabra mausoleo.
El Coloso de Rodas, construido en torno al 285a.C. estaba en la entrada del puerto de Rodas, la isla griega. También en este caso un terremoto lo mandó al suelo poco más de medio siglo después. La menos duradera de las maravillas.
Y por último, el Faro de Alejandría, que estaba en Alejandría (Egipto), en la isla de Pharos, que fue creado entre 285a.C. y el 247a.C. En el siglo XIV otra vez los terremotos lo arruinaron. El nombre de la isla y este monumento dieron nombre al resto de faros que en el mundo han sido.
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