Desmontando fake news: Lenin no derrocó al Zar

El 9 de mayo es el “Día de la Victoria” para Rusia -es festivo, igual que en Bielorrusia- ya que se conmemora la derrota nazi y el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. El motivo por el que en Occidente se celebra un día antes radica en el huso horario diferente:, firmó la rendición incondicional el 8 de mayo de 1945 a las 22:43 hora central europe es el 9 de mayo a las 0:43 hora de Moscú, ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov. En esa conmemoración nadie recuerda que Stalin fue no sólo aliado de Hitler, es que además aprovechó los delirios de grandeza del austriaco para quedarse con media Polonia, violando la soberanía de otro país como en la actualidad Rusia hace con Ucrania. Tampoco la ayuda vital estadounidense para poder evitar tanto la invasión del país como la posterior recuperación del territorio culminada con la entrada en Berlín. Del mismo modo los herederos de la URSS, la actual Rusia de Putin, justifican la invasión de Ucrania ignorando que, al independizarse ésta, aceptaron respetar sus fronteras (Crimea incluida) y a cambio el nuevo país independiente devolvió todo su enorme arsenal de armas atómicas (el tercero del mundo, mayor que el de china entonces) a Rusia. Compromiso roto, evidentemente. 

No es nueva esta política de manipular noticias olvidando datos cruciales. Ya que hablamos de historia y de manipulación de los hechos, quiero aprovechar para comentar de la imagen equivocada que algunos venden sobre lo que ocurrió en Rusia en 1917, ya que estoy seguro que mucha gente está convencida que lo que pasó fue que los bolcheviques, liderados por Lenin, derrocaron al Zar. Y eso no refleja la realidad de los hechos.

La Rusia zarista llevaba un tiempo de decadencia que se aceleró tras la humillante derrota contra Japón que condujo a la llamada Revolución de 1905 en la que destacó que, para sofocar una manifestación pacífica, soldados dispararan contra civiles en San Petersburgo. Tras eso, y aunque no acabaron todas las protestas, el Zar se vio obligado a aceptar reformas, se estableció una Duma (o parlamento parcialmente elegido por votación) y una constitución en 1906 que, no obstante, seguía manteniendo el enorme poder ejecutivo del “Emperador de todas las Rusias”. La Duma se disolvió cuando Rusia entró en la 1ª Guerra Mundial en 1914 aunque el Zar permitió su vuelta en agosto de 1915, si bien ignorando sus opiniones. De este modo, una gran parte del Parlamento se convirtió en oposición al Zar, oposición que creció también entre el pueblo según la guerra empeoró las finanzas públicas y se empezaron a imprimir rublos sin respaldo de oro, lo que disparó la inflación. En marzo de 1917, como pasó en 1905, volvieron las protestas masivas en San Petersburgo y esta vez gran parte de los soldados se pusieron del lado de los manifestantes. El motivo fue el hambre y el desabastecimiento, no había un componente ideológico claro. La Duma creó un Comité que exigió detener a los ministros zaristas y formó un nuevo gobierno al que invitaron al Sóviet pero éstos lo rechazaron por ser “una revolución burguesa”.

El Zar firma su abdicación el 15 de marzo de 1917 (como vemos, los comunistas no fueron los que acabaron con la monarquía absoluta), es detenido y confinado junto con su familia en las afueras de la ciudad. Es sustituido por un gobierno liderado por Kerensky que está compuesto por liberales y conservadores y sin socialistas, pero que escucha sus reivindicaciones. Por ejemplo, por deseo de éstos no mandan al Zar a Inglaterra como era deseo de Kerensky (que, no obstante, los manda a Siberia –zona promonárquica- por temor a que fueran asesinados, algo que tan sólo lo retrasó ya que acabó pasando en julio). Por cierto, el Zar y su familia fueron rehabilitados como víctimas de la represión bolchevique el 1 de octubre de 2008 por el Tribunal Supremo Ruso.

El caso es que el gobierno de Kerensky intenta una reforma política en Rusia que lo equipare a las democracias del oeste de Europa. Entre otras medidas firma una amnistía, extiende los derechos civiles, anula la discriminación religiosa, establece la jornada de 8 horas diarias con igualdad de derechos para las mujeres, decreta la separación iglesia/estado… pero comete un gran error cara al respaldo popular: mantiene a Rusia en la guerra sin valorar lo impopular que resultaba. Por el contrario, Lenin, que vivía exiliado en Zúrich, declara que si llega al poder lo primero que hará es sacar al país de la guerra. Eso hace que Alemania, el más interesado en cerrar el frente oriental, le apoye –hay quien afirma que hasta económicamente- y permite que en abril, y a pesar del estado bélico, Lenin pueda viajar desde Suiza hasta San Petersburgo. Desde dentro del país hace una oposición muy dura contra Kerensky en la que la violencia es habitual.

En octubre del calendario juliano –noviembre según el nuestro- de 1917 Lenin y Trotsky se lanzan oficialmente al asalto al poder no contra el zar (ya depuesto y que acabaría asesinado por los soviets en julio de 1918) sino contra Kerensky, no contra un rey absolutista sino contra un Parlamento que intentaba convertir a Rusia en una democracia. Tienen éxito; sin embargo, Rusia es muy grande y estos hechos provocaron el inicio de una trágica Guerra Civil que duró el doble que la nuestra, casi 6 años (hasta el 30 de diciembre de 2022 no se fundó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Nadie sabe si hoy Rusia estaría peor o mejor si no hubiera habido Revolución (lo más exacto es llamarla Guerra Civil) Rusa. Lo importante es conocer los hechos y luego que cada uno tenga la libertad de opinar sobre ello. Por suerte, no vivimos en la URSS y hay posibilidad de hacerlo.

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