Ni Elcano ni Magallanes


El 10 de agosto de hace 500 años empezó el primer viaje de circunnavegación mundial que concluiría el 8 de septiembre de 1522. Sobre esta larga travesía hay una pequeña discusión: si llamarla expedición de Magallanes (que inició el trayecto y lo comandó hasta su muerte en abril de 1521 (es decir, la mayor parte) y Elcano, que fue el que culminó la vuelta al globo terráqueo. Como en casi todo, en la polémica hay cierta dosis de nacionalismo ya que uno es portugués y el otro español. El caso es que se dice que Elcano, y los otros 17 supervivientes (de los 239 que salieron) fueron los primeros seres humanos que dieron la vuelta al mundo y eso no es correcto. Su nave sí que fue la primera pero no ellos. El primero fue un tal Enrique de Malaca, del que desconocemos su nombre de nacimiento.

Su historia es la siguiente: se cree –probablemente nunca lo sepamos con seguridad- que nació en la isla de Sumatra (Indonesia) donde fue capturado como esclavo en 1511 por una expedición en la que viajaba Magallanes, siendo entonces ambos unos adolescentes. Éste lo tomó a su servicio y lo trajo a Europa desde allí por la ruta africana. Cuando unos años después, en 1519, Magallanes comanda la expedición para dar la vuelta al mundo se lleva con él a su esclavo por la ruta americana. Al parecer, el propio Enrique se sorprendió cuando, en algunas islas del archipiélago malayo, conseguía entenderse y hacerse entender por los nativos. De algún modo, más de una década después, había vuelto a su lugar de origen dando la vuelta al globo mucho antes que Elcano y los demás.

En resumen, el primero que circunnavegó el globo fue un esclavo. La historia no acaba ahí, cuando muere Magallanes, y aunque éste dispuso la manumisión (es decir, que dejara de ser esclavo) de Enrique de Malaca, no quisieron darle la libertad y él, aprovechando que era el intérprete, se vengó haciéndoles caer en una trampa (se le echa en cara que causara la muerte de 30 expedicionarios) con unos nativos belicosos y huyó. Esa condición de “traidor” quizás haya ayudado a que su persona sea tan poco conocida. Es el problema de lo que sólo sabemos de oídas, que no tenemos forma de conocer su certeza porque las narraciones siempre son subjetivas.


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