Por otro lado, las encuestas muestran que la gobernabilidad va a seguir estando difícil: el PSOE deja de crecer desde que aparece Más País que es el que se “come” la bajada de Podemos (y lo mismo hasta algún escaño “socialista”), Vox se mantiene (o sube incluso pudiendo provocar que el lunes media Europa titule que la ultraderecha se convierte en la tercera fuerza en España) ante los cantos de sirena de Casado para apoyar un gobierno de Sánchez -y evitar unas terceras elecciones- y el único cambio notable es que cientos de miles de electores se van a pasar de Cs al PP (e incluso quizás a Vox por ser el nuevo símbolo de la línea dura en Cataluña). Lo curioso es que si el principal motivo, según todos los analistas, de la fuerte caída de Cs ha sido su decisión de mantener su promesa electoral de no apoyar a Sánchez ¿No tendría más sentido votar al PSOE y no al PP, qué lógica tiene votar al PP porque molesta que Cs no pacte con el PSOE? En cualquier caso, todo apunta a que o el PP se abstiene por responsabilidad (la misma que le pidió el portavoz Casado al PSOE cuando el más votado fue Rajoy) o volverá a haber una dura negociación multipartidista para poder formar gobierno que, eso sí, o será de Sánchez o no será. Es decir, lo mismo que tras las anteriores elecciones sólo que con un PP más fuerte.
¿Qué es más adecuado contra un escenario económico que se complica: un Sánchez aupado al poder por la abstención del PP que tiene que pelearse con 4 o 5 partidos para sacar cada propuesta o un PSOE con un pacto a 4 años con varios partidos que, seguramente, será cuestionado también frecuentemente? Evidentemente ninguna de las dos es buena (aunque a corto plazo pueda complacer a los “mercados” más la primera), pero más allá de la posible inestabilidad política, el gran problema es la falta de líderes que miren más por el bien de España que de sus intereses electoralistas. En esta imagen podemos ver la desaceleración del crecimiento en la Eurozona y en España y las últimas 4 elecciones de los últimos 4 años::
Imposible saber si nos hubiera ido mejor o peor sin ellas y si bien lo más probable es que hayan influido muy poco en el crecimiento (aunque BBVA Research cree que la inestabilidad política ha restado 1 punto en 4 años), creo que es razonable pensar que al menos las cuentas públicas estarían mejor sin ellas ya que han implicado un aumento del gasto “electoralista”. ¿Están los mercados españoles preocupados por las elecciones? Claramente no. Por un lado el mercado de renta fija sigue dominado por el efecto benéfico de BCE y no ha habido ninguna tensión por asuntos políticos, nada que ver con la que hubo hace unos meses en Italia por ejemplo. Por otro, la renta variable mira más hacia otros mercados que hacia el nuestro, aunque hay muchos valores que dependen mucho del Boletín Oficial del Estado no parece que sus ingresos vayan a estar en peligro. A los que sí les afecta el tema político es a la banca española que podría tal vez quizás estar inmersa en algún proceso de fusión –rumores hay varios- que necesitara un visto bueno político.
De estas operaciones la que más nos afectaría es la privatización total de Bankia. El estado es el primer accionista y aunque va cobrando dividendos, como su participación cada vez vale menos por la bajada bursátil, están aumentando las pérdidas de dinero público. Con las perspectivas tan poco halagüeñas respecto al sector, con una entidad enfocada en exclusiva en un mercado doméstico donde conseguir margen cada vez es más complicado, el dejar pasar el tiempo de momento sólo está consiguiendo que vayamos a ingresar menos el día que España venda su participación. Aunque consiguiéramos un gran precio, fue tanto el dinero inyectado que ese día el gobierno de turno tendrá que asumir la pérdida definitiva de miles de millones de € por lo que tiene sentido que no se haya hecho en campaña electoral pero no creo tarde mucho en ocurrir en cuanto haya un nuevo gobierno, especialmente si el mercado recupera y el precio de la acción sube notablemente.
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