Necesitamos (buenos) pactos


Supongo que tratándose de una efeméride lo que toca estos días es el 75 aniversario de las bombas atómicas de Hirosima y Nagasaki  pero yo voy a recordar el 10 de agosto de 1942, día en el que Churchill viaja hasta Moscú y se entrevista por vez primera con Stalin. Para agradarle, el georgiano instala un acuario con peces en la residencia del británico e insiste, cuando acaba su estancia (¡una semana después!), en que se los lleve de vuelta a Reino Unido. Ante la negativa de Churchill, el georgiano le pregunta, muy serio, que si entonces le apetecería comérselos. Esta anécdota creo resume muy bien el gran esfuerzo que ambos líderes hicieron para entenderse a pesar de ser tan distintos. De hecho, Churchill era un famoso anti-comunista y había participado más de veinte años atrás -como ministro de Guerra- en el envío de ayudas al Ejército Blanco que luchó durante años contra los bolcheviques. Es más, parece ser que en aquel encuentro el británico le preguntó a Stalin si le había perdonado y el exseminarista (y parece ser que entonces ateo) le contestó: ”Todo aquello es pasado y el pasado sólo pertenece a Dios”. Volvieron a reunirse varias veces, participaron en la derrota de alemanes y japoneses y, con sus aciertos y sus errores, ayudaron a construir el mundo post-bélico.

Este año se cumplen tres cuartos de siglo del fin de la Segunda Guerra Mundial, tema sobre el que seguro volveré en futuros artículos ya que el mundo creado después de aquel conflicto aún pervive en muchas facetas pero hoy quería recordar los 78 años de ese encuentro porque demuestra cómo, ante la adversidad y contra un enemigo común, los opuestos son capaces de ponerse de acuerdo. Europa dio ejemplo hace unas semanas de algo similar y ahora le toca el turno a nuestros políticos. Lo primero debería ser entre los que tienen responsabilidades en las distintas administraciones ya que resulta evidente la falta de entendimiento y colaboración entre autonomías y gobierno central, aparte del retraso que esta dualidad de poderes está suponiendo en temas claves como el tener preparada la "vuelta al colegio" de nuestros jóvenes con la mayor de las seguridades.

Además, el golpe sufrido por nuestro turismo este mes puede ser la gota que colme el vaso para nuestra maltrecha economía, hacen falta unos Presupuestos para 2021 que tengan el mayor consenso posible y lo ideal sería que Casado y Sánchez (¿qué hace el presidente de vacaciones en un momento clave como el actual, y los parlamentarios?) se pongan de acuerdo ya que no se trata de las siglas de sus partidos o de sus supuestas ideologías sino de luchar contra una muy dura crisis. Para nada quiero que gobiernen juntos ya que eso dejaría como única oposición a los radicales de derecha e izquierda pero sí es necesario que saquen adelante unos Presupuestos Generales para 2021 de consenso. España lo necesita.

La gente (y los “creadores” de opinión en medios y redes sociales que tanto influyen en tantos) deberían dejar las trincheras y ser más coherentes. No es posible, por ejemplo, que critiquen que Sánchez siga gobernando con UP o que puntualmente pacte con Bildu pero a la que esa coalición pueda romperse o peligrar gracias a acuerdos puntuales con Cs, entonces critiquen también duramente a Cs. Normal que el PP tenga miedo en pactar algo con el PSOE si piensa que todo el aparato mediático anti-gubernamental se le va a echar encima, como pasa con el aparato mediático pro-Podemos cuando Sánchez hace algo con Ciudadanos o cede ante las presiones de la ministra Calviño. No podemos seguir así, ante la situación actual todos deben ceder y eso es lo que todos debemos exigir a los políticos, y no que se enroquen en sus posturas inamovibles o en discusiones estériles (como, por ejemplo, mociones de censura imposibles).

Últimamente estamos viendo hechos muy peligrosos que no tienen justificación por más que en algunos casos sean ironías de la vida que algunos relacionan con la creencia en el karma. Los escraches son inadmisibles, menos aún el acoso en domicilios particulares, utilizar los muertos del Covid19 para fines políticos es rastrero, sea desde la oposición hacia el gobierno como desde el gobierno hacia una comunidad autónoma, señalar periodistas (y jueces) es muy negativo lo haga un vicepresidente o un líder político del otro extremo ideológico, dudar de cualquier decisión judicial que no guste a la vez que se aplaude las que sí es no entender la justicia, mentir como todos nuestros políticos –y, lo que es más grave, nuestros gobiernos-  hacen (y no sólo ellos, también medios y líderes de opinión por doquier) debería ser castigado con nuestro desprecio en lugar de aplaudirlo como tantos hacen, así como la incoherencia de los que hoy aplauden lo que ayer criticaban y viceversa.

Si queremos salvar nuestro sistema democrático, si queremos aspirar a mejorarlo, las trincheras deben ser abandonadas y centrarnos en las prioridades, dejar de discutir en las redes por la Guerra Civil, el franquismo o si los camareros dan por hecho que la cerveza es para el hombre y la Coca Cola para la mujer (¡!) y actuar todos unidos contra el enemigo actual. Esta vez no son los nazis sino las consecuencias económicas y sanitarias de un virus pero el resultado de perder la batalla puede dañarnos también mucho. Exijamos unidad y aplaudamos a quien cede. no nos podemos permitir seguir como hasta ahora: los (buenos) pactos son imprescindibles.

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